El 2013 sin duda fue un año convulsionado en el acontecer histórico-político nacional, cargado de profundos sentimientos encontrados, esos mismos que inspiraron a la resistencia indígena hace ya quinientos años, o los que acompañaron a Bolívar y los libertadores hace doscientos años, igualmente a Zamora, o los y las que lucharon por una democracia verdadera y fueron traicionados, pero que se rescataron en el marco de las luchas sociales del siglo XX, que por cierto siempre se han comprendido desde una perspectiva internacional en el marco de la solidaridad de los pueblos.
Son unos sentimientos encontrados, que se cruzaron en un Proyecto Político Nacional, y en ello la figura de Chávez, que se vislumbró con visión profética comprendiendo no solo el momento sobre el cual planta las semillas del Movimiento Bolivariano, sino que acompaña las luchas populares desde entonces. Se atrevió como un Quijote sin locura, así también llamaron a Miranda una vez, a levantar de nuevo las banderas de la inconclusa independencia, así como de la unidad Latinoamericana y Caribeña, pero también del Socialismo, rechazando todas las desviaciones trazadas ya en el concluyente Siglo XX.
Ese Chávez que nos enseñó a amar la patria más que a nada en la vida, porque como cantaba Alí, ella es el hombre, nos convocó a una Revolución en todos los sentidos, y en ello con claridad absoluta descubrió que no habían fronteras, cuando se trata de justicia social y de sentido de amor por la vida y con todo lo que ella representa. Nos abrigó la esperanza, nos devolvió los sueños inconclusos, nos hizo comprender además que otro mundo es posible, y que como dice Benedetti nos transformó la utopía en una motivación para caminar.
Aquel hombre que nunca perdió sus raíces, y su rastro humilde ya marcado por una vida que decidió entregarla a patria, por cuanto hizo suya la frase de Bolívar: “El que lo abandona todo por ser útil a su país, no pierde nada, y gana cuanto le consagra”, levantó también una nueva juventud cargada de nuevos sueños, de nuevos desafíos, que así como aprendió a amar la patria, igualmente lo hizo con Bolívar y así mismo con Chávez, en ello si lo recordaremos por siempre, amor con amor se paga.
Esa luz que nos alumbró el camino en medio de la oscuridad a la que fuimos sometidos, por también oscuros intereses se nos apagó este 2013, y cuanto dolor, cuanta tristeza, cuanta rabia por no haber podido haber hecho más a su lado, nos hemos quedado en una orfandad terrible, en la que solo como colectivo pensando en Túpak Katari hecho millones podremos seguir avanzando.
Por ahora hemos superado los primeros grandes obstáculos que han aparecido en medio de la lucha emprendida, nos queda por definir concreta y dialécticamente ¿Qué es el Chavismo?, esos análisis políticos serán un punto de debate sin duda en los años por venir, por ahora solo queda decir Gracias Chávez por tanto amor, por tanta entrega, se nos fue quien nos devolvió no solo la independencia sino la posibilidad de seguir viviendo.
¡Hasta la victoria siempre, Comandante!