¡Cáspita, Diosdado también comió guaraguara!

Hasta hoy yo nunca dije la mar que me gusta pescar guaraguara pero hoy lo digo sin empacho, no hay río al que yo no entre sin que intente escarbar simplemente con mis manos peladas cuanto escondrijo hay a mi alcance y tratar de cazar una de esas bichas que son la exquisitez pura una vez bien guisaditas o en sancochos pero, con mucho ají dulce y suficiente topocho y ajo, eso sí, al menos.

La guaraguara es un pez de agua dulce muy manso, tanto que tú puedes cazarlo hasta con las manos peladas, especialmente en las caídas de aguas porque tiende a subir contra corriente como el salmón buscando el desove y/o el apareamiento.

La guaraguara es además de tan sabrosa un tanto afroprotocoparadisíaca para el decaimiento porque acelera el corazón, es bien buena para viejitos decaídos y para viejitas no es menos eficaz pero siempre que éstas recen el padre nuestro / que estás en el suelo / abre…

Desde otro punto de vista, por su comportamiento, la guaraguara es como el delfín en el mar, el venado en tierra o la paloma en el aire, animales que representan paz.

Otan:
Cuando yo sea viejito -(por sí las mhoskas)- sí es que llego allá, trataré de comer también bastante guaraguara.


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Guillermo Guzmán


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