El 2014 no es un año de elecciones, sin embargo las fuerzas políticas deben comenzar desde temprano su trabajo con el objetivo, en el caso del PSUV, GPP, y los otros aliados de consolidar el triunfo electoral de las municipales y prepararse para las elecciones parlamentarias.
La oposición por su parte va a dirigir sus esfuerzos a tratar de evitar la dispersión y la fragmentación de sus electores después del tsunami electoral de diciembre. La lucha que viene librándose desde hace tiempo entre las corrientes de la derecha electoral, y el neofascismo amarillo va a recrudecer.
La derrota que carga en su hombros Capriles Radonsky, y que lo convierte en una especie de zombi político, y la ambición desmedida de Leopoldo López y María Corina, pueden alejar definitivamente a la oposición venezolana de la vía democrática de concretarse el control del aparato de la MUD por parte de los sectores más radicales, con vínculos mucho más específicos con los neocons de Estados Unidos.
Por primera vez en los últimos años 15 años, el gobierno puede emprender acciones con un margen de tranquilidad a consecuencia del impacto del triunfo electoral de las municipales. Esta tranquilidad relativa debe preocuparle a la derecha nacional e internacional que ve alejarse la posibilidad de asaltar el poder político del país a corto plazo.
La consolidación del gobierno de Nicolas Maduro, es la victoria estratégica más importante para la revolución Bolivariana. Es dificil desalojar por vías electorales a un gobierno que redistribuya correctamente los aproximadamente 97 mil millones de dólares producto de la renta petrolera. Esa verdad la saben y la estudian los técnicos de la CIA, con miras a profundizar la guerra económica contra el gobierno.
Quienes han venido promoviendo el sabotaje en conjunto con grupos y líderes opositores, enfrentan un terrible dilema político. ¿Profundizar la guerra económica y asumir el posterior costo electoral? Lo cual puede provocar una catástrofe en las parlamentarias, y la consolidación casi definitiva del gobierno bolivariano. ¿Abrir un proceso de negociación mientras se busca el recambio de la dirigencia opositora? Lo que significa aceptar las propuestas políticas y algunas acciones económicas del gobierno, abriendo una vía expedita a un modelo de transición al socialismo.
El PSUV por su parte está obligado a tratar de re legitimar a su dirigencia política, haciendo un mayor énfasis en la democratización interna, y buscando vías más concretas para impulsar y apoyar las acciones ejecutivas contra la guerra económica.
Ayudar al ejecutivo en las iniciativas contra la especulación tiene que ser una prioridad, para disminuir el carácter especulativo y estructural de la inflación se necesita de una organización y una vigilancia más profunda, que garanticen una mejor supervisión de los aumentos de precios en todos los renglones, los alcaldes y gobernadores deben movilizar al partido en función de garantizar una lucha total contra la especulación y la inflación inducida.
Las iniciativas del gobierno de calle deben tratar de trasladarse como lo anunció el presidente a los 335 municipios, pero nuestras organizaciones deben llevarlas a todas las parroquias del país en un ejercicio político y metodológico que sirva para enfrentar en la práctica los nuevos retos que nos esperan a partir del año 2014.