Dijo Raúl Castro, en la Clausura de la Primera Conferencia Nacional del Partido (29 enero de 2013), “…Es preciso acostumbrarnos todos a decirnos las verdades de frente, mirándonos a los ojos, discrepar y discutir, discrepar incluso de lo que digan los jefes, cuando consideramos que nos asiste la razón…”,http://www.granma.cubaweb.cu/
Más adelante, rememorando un discurso de meses atrás, recordó haber dicho que “…la corrupción es, en la etapa actual, uno de los principales enemigos de la Revolución…” (…) “También dije que en lo adelante no permitiríamos que las acciones de enfrentamiento al delito fueran efímeras, como ciertamente nos ha sucedido en otras ocasiones”
Refiriéndose al papel del Partido y de los militantes, así como a la relación que debe tener el Partido con el Gobierno en Cuba, Raúl plantea que “Las organizaciones del Partido en la base llevan a cabo el control mediante el accionar de sus militantes, ya sean simples trabajadores o dirigentes, apremiando con el ejemplo, del que emana su autoridad, que la administración se atenga estrictamente al cumplimiento de las normativas jurídicas vigentes, sin dejar de trasmitir a los organismos políticos superiores la información pertinente. El Partido controla que los planes económicos y el presupuesto se elaboren de manera correcta y luego de aprobados por el Gobierno y el Parlamento se cumplan con rigurosidad”
Ya rematando el tema señala Raúl en su discurso “…debemos enseñar, sencillo y poco a poco irlos educando [a los militantes del Partido] en las reuniones correspondientes, en cursillos o en lo que sea, que sepan cuál es su función, cuál es su papel; pero para desempeñar ese papel hay que tener moral en todos los sentidos. Y les decía que ese es, en mi modesta opinión —y este fue un tema bastante discutido en algunas de las comisiones ayer—, el aspecto esencial del llamado trabajo político ideológico y no las consignas vacías y las frases prefabriqcadas”
Ciertamente la Revolución Bolivariana, desde su misma génesis, ha sido muy distinta al proceso revolucionario de Cuba, con 55 años victorioso, pero cuando se notan aspectos en los que se coincide parece inevitable que aprendamos de la Revolución Cubana y de su capacidad de ir perfeccionándose, con el paso del tiempo, para sobrevivir al asedio y acoso del imperio más poderoso que se conozca en nuestros días.
Nuestra Revolución, que hoy adolece de su principal líder, no debe desperdiciar la posibilidad histórica de aprender de la experiencia de la Cuba Revolucionaria y de su Batalla incansable por construir la propuesta de sociedad Socialista.