Ni tú ni yo podemos ser ministros. ¡Eso jamás! No tenemos habilidades públicas que hagan posible o, que nos den la estabilidad de estar lidiando con un micrófono y, el que no convence no habla ni gana puntos si el miedo escénico nos tortura y, menos si nunca hemos asistido a un programa radial ni televisivo a desnudar nuestras visiones emprendedoras de llevar adelante la misión de dirigir un organismo del Estado dentro del poder ejecutivo.
Y tan sabroso que es estar donde uno debe estar y no se crea que todo el mundo no tiene ese talento ni ese don y de allí ni tú ni yo, por
más que se cultiven los deseos que va, eso es intrínseco que está bien adentro, intacto y, por más que se practique qué va mi negro, cero a la izquierda y como buenos malos agradecidos, lo que hacemos es criticar. ¡Sabroso, ¿no?!
Y, lo mejor de todo es que se entra y jamás se sale. O te quedas hasta quién sabe si no te enfermas o te rotan y te haces un ministro perenne y, si tienes un puntal de refuerzo que te dé ese calor amigable, usted sigue en primera resguardado que nadie lo va a remover y si lo mueven se pone a valer como pan caliente en uno superior, pero en sí se puede decir que usted es un señor ministro que nació para ese cargo. ¡Ay, pero si se pone en las malas! Ya sabe. A esperar.
El que lo niegue, tiene que ser un desalmado sin corazón en el pecho, pero sin mirar a atrás, se puede asegurar con la manos en el corazón que todos los ministros que hemos tenido han sido buenos por demás y como castigo siguen en el cargo, por eso ni tú ni yo. No calzamos ni tenemos la envergadura de pararnos donde sea, tomar el micrófono y decir lo que nadie quiere oír y, con eso basta y, ya.
Que la comida esta cara y escasa, que se puso más cara con este año que recién comienza, eso es un disparate de mil demonios que no tiene ni pie ni cabeza, un fenómeno en sí que muere en sí, es decir, no tiene vida popular y, el señor ministro de la cartera respectiva, dirá orgulloso, mentira si el año entró con furia y tal es así que el trabajador va a ganar un diez por ciento más y eso le da base de comprar lo que quiera y como quiera que el ministerio está a la expectativa, para traer al país lo que haga falta y, en los negocios todo subiendo, aunque esté regulado sigue pagando por dos y se lleva sólo uno y, además, las fiscalizaciones se acabaron, parece que los ministros y demás jefes quedaron agotados de tanto trabajar en la bajazón precisa de precios que hubo en el mes de noviembre y algunos días de diciembre, aunque, las hayacas y otras diversiones tragaron mucho presupuesto. La gente feliz con su electrodoméstico en casa.
Antes, las colas eran en el tránsito y del tránsito se generalizaron
que cuando no es por aceite es por mayonesa y sino por harinas cuando el pollo llega se consigue con cola y el que no hace cola es un afortunado que vive como un buen ministro, despreocupado y ocupado de lo suyo de su cargo y, por el bienestar del pueblo como principal doliente y duélale a quien le duela a partir de esta semana habrá anuncio de nuevas y emprendedoras medidas desde la AN –bienvenidas las medidas- aunque, se desconozcan deben tener un buen fin como toda medida a favor de todos. Que unas quedan por allí a la buena de Dios y otras bien desmedidas…
Hay una lista perdida que sigue en cola de espera y los automóviles
rodando con gasolina subsidiada que les da fuerza a sus precios bien elevados por las concesionarias, pero algún día vendrá y a lo mejor se empata con los dólares de compras por Internet que no acaban de aparecer, aunque, ahora le toca a los negocios de ventas de alimentos y productos veterinarios de algunos animales y todo lo que tiene que ver con los animales que si de perrarina hablamos terminamos mordidos y bien mordidos los que tenemos perros no como mascotas.
A los señores ministros que se ganaron sus puestos que gocen de un nuevo feliz año y a cuidar el micrófono que sin micrófono no hay
cultura de acción a medida que valga de alerta ni pueblo que lo
resista.