Bendito sea Dios, en este gobierno revolucionario pasan unas vainas bien raras. Cadivi, ese mamotreto que se encargaba de otorgar las divisas a comerciantes, empresarios, y a los demás usuarios, fue infiltrado y unos vivos de robaron más de 30 mil millones de dólares. ¿Estoy exagerando? Nada que ver. A lo menor me estoy quedando corto. Esa tenebrosa historia saldrá a la luz pública en uno de estos días. Y tal vez los venezolanos conozcamos los nombres de los funcionarios que, en conchupancia con los vivos, le hicieron ese daño al patrimonio del Estado, que es como decir, al patrimonio de los habitantes de este país. No mejora nada el enfermo. Ahora lo eliminan, como si nada. O sea.
Voy a ser directo: doctor Jorge Gordani, ¿Quiénes son los responsables de la gran estafa al Estado? Usted era el macalacachimba del gobierno liderado por el Gigante Hugo Chávez, ministro de Planificación y Finanzas, por lo tanto era jefe de del presidente de Cadivi, hasta que llegó Maduro. Pero la estafa se había consumado porque usted mimo, Profesor, hizo la denuncia ante las cámaras de la televisión. Los periódicos de aquella funesta declaración, así lo reflejan. Profesor, usted es el ministro más antiguo de la era revolucionaria, por lo cual sabe muchas, pero muchísimas cosas, entre ellas, los nombres de los funcionarios pendejos o quién sabe, que se dejaron meter tremendo “strike” o estrai, beisbolísticamente hablando.
¡Carajo!, eliminaron a Cadivi, y tras de sí no dejó ni un solo preso. La IV, lo hizo mejor. Puso entre rejas a quien fue conocido como el chinito de Recadi, en la década de los 80. Esta vaina no puede estar pasando en un gobierno revolucionario. Se produce una gran estafa al Estado venezolano, en las narices del ministro de Planificación y Finanzas, Jorge Giordani. Del presidente del Banco Central de Venezuela, Nelson Merentes. Luego, en el mismo cargo, Edmée Betancourt. Ante los ojos del señor Coronel del Ejército Manuel Barroso, presidente de Cadivi, quien estuvo durante 7 años al frente del grifo de las divisas (este Coronel no se oye ni se por ningua parte, pero ese debe saber mucho sobre la gran estafa). Lo sustituyó José “El Chino” Khan, hombre sortario, dentro de las estructuras de los dos gobiernos revolucionarios. Pero no pasó nada. Ni siquiera se conocen los nombres de las empresas de maletín que mediaron para la gran estafa.
¿Somos una sociedad de cómplices? ¿Estamos condenados los venezolanos a pagar los platos rotos de los malos hijos de este país? Me niego a creer que todos seamos unos tracaleros. Que no vivimos sino pensando cómo encontrar la vuelta para ponerle la mano al queso. Ahora hay nuevos organismos, con el objetivo de administrar las divisas. Pero ya estoy viendo que los pendejos de siempre vamos a salir perjudicados. Que se nos va a dificultar viajar a otro país, sea para vacacionar o hacer negocios. Mientras tanto, los peces gordos están en la sombra del olvido. Los venezolanos de a pie, chavistas y no chavistas, necesitamos saber por qué no están presos los culpables de la gran estafa al Estado. ¡Se cansa uno! ¡Volveré!
Teófilo Santaella: periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la isla del Burro, en la década de los 60.
Puerto Ordaz, 28 de enero de 2014