El bachaqueo y los guardias nacionales de la frontera

La posición del general (B) Manuel Graterol Colmenares, designado jefe del Comando Regional Tres de la Guardia Nacional Bolivariana, quien dice que va contra el bachaqueo caiga quien caiga, nos reconforta, nos llena de mucho optimismo y esperanzas, principalmente aquí en Zulia, donde la condición de estado fronterizo hace mayor el criminal delito de ese contrabando que deja a la población sin los alimentos básicos de la dieta diaria.

La actitud del alto militar da motivos para alegrarse, porque mientras los efectivos castrenses de las alcabalas de la frontera no vean los camiones y gandolas cargadas de comestibles que pasan ilegalmente hacia Colombia, de nada valdrá el esfuerzo que hace el presidente Nicolás Maduro, el de la AN, Diosdado Cabello, el gobernador Francisco Arias Cárdenas y todos los funcionarios e instituciones involucradas en el combate a este grave delito; sin embargo, observamos comedido, pero claro, decidido y contundente al nuevo comandante de la gran unidad terrestre en declaraciones de las que se interpreta que llevará la Misión Milagro - programa gubernamental de salud oftalmológica-, a esos puntos de control limítrofe y en consecuencia, habrá una mejor vista y una mayor vigilancia e inspección que indudablemente contribuirá con las otras medidas antibachaqueo puestas en prácticas por el Gobierno. La población y el resto de los cuerpos de seguridad no deben escatimar en su apoyo al general.

El ilícito negocio, según Diosdado Cabello, en buena medida lo estimulan los dueños de las mismas empresas de alimentos que ponen su mercancía en manos de los grandes contrabandistas, pero con una Guardia Nacional efectiva al servicio del pueblo, por lo menos, a esos conspiradores se les hará más difícil llevar a cabo ese tráfico de víveres que forma parte de la perversa guerra económica que sabotea la gestión de Maduro y perjudica al pueblo.

El delito del bachaqueo se agudizó de tal manera que condenó a la gente a pasar días enteros en cola por uno o dos paquetes de harina precocida, de arroz, azúcar o leche entre otros artículos, en tanto que en las poblaciones fronterizas colombianas proliferan los buhoneros con productos de la empresa Polar, Mercal y Pdval.

Incluso la situación llega a tales magnitudes que en una oportunidad estaba en una cola y escuché quejarse a una señora residenciada en la zona norte de Maracaibo: “si yo se esto, voy un momentico a Maicao y hago la compra de la quincena”.

Por si fuera poco añadió: “allá se consigue Mazeite a 70 pesos”, en realidad a mí no me llamó la atención el precio, sino que de verdad tenía bastante tiempo que no escuchaba del fulano comestible de la empresa del oso. Desconozco si las mafias lo habrán sacado completamente de la dieta del venezolano. Aunque eso tampoco extrañaría.



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Alberto Morán


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