Me había propuesto no referirme más los ataques del tránsfuga Heinz Dieterich después de mi última respuesta (www.aporrea.org/actualidad/a182422.html), no me quise referir a la glamorosa entrevista que le hicieron en Aporrea en donde defiende lo indefendible, se rasga las vestiduras y hace fe de su dudosa ética, pero ya el camarada Raúl Bracho le dio una adecuada respuesta. En este caso quiero expresar mis opiniones sobre su último –y nada casual– trabajo de opinión donde, desde esa atalaya del Olimpo donde ve a los pobres seres e insignificantes mortales que poblamos este país, lanza su análisis catastrófico sobre, según afirma, el moribundo gobierno del Presidente Nicolás Maduro y da las soluciones salvadoras de lo que según él queda de la revolución chavista.
Analicemos lo que nos parece fundamental de sus opiniones, las que por cierto salen en momentos críticos de un golpe de Estado imperialista y oligarca en pleno desarrollo y contienen lo que nos parece tienen una intención de desmoralización de los revolucionarios bolivarianos y socialistas y del movimiento popular y dar su aporte político al golpe en desarrollo. Además de las críticas a las tácticas militares que vienen empleando la FANB en el estado Táchira y en otras partes las cuales ridiculiza y regaña los altos mandos.
Comienza señalando que “Venezuela ha sido incapaz de armar un plan estratégico de defensa ante la subversión. Entre medidas caóticas, improvisadas y contradictorias de defensa, pierde cada vez más poder ante las huestes de Obama-Uribe-Santos”.
Por lo visto el gobierno venezolano debe consultar a asesores y estrategas como Dieterich para que el mando político/militar pueda ser capaz de armar un plan de defensa ante la subversión. A su juicio lo hecho por el gobierno es inservible por improvisado y la “huestes” de Obama-Uribe-Santos avanzan arrolladoramente y el gobierno nada puede hacer. Abre, evidentemente, las puertas hacia una confrontación de Venezuela y Colombia.
Establece un paralelo entre los presidentes Putin, de Rusia, y Maduro de Venezuela para no sólo ridiculizarlo sino ponerlo como un líder miedoso y sin iniciativa.
“Putin reaccionó tardíamente a la agresión existencial, pero reaccionó con claridad y firmeza. Esto permitió, que en forma limitada ha podido recuperar la iniciativa estratégica. Nada de esto se puede decir del gobierno venezolano. Actúa más bien bajo síntomas de pánico y ha perdido la iniciativa estratégica”.
Evidentemente Dieterich no hace sus análisis solo, de manera individual, esos juicios políticos son hechos en grupo, en una mesa situacional que le hace seguimiento a la crisis política que va generando el golpe de Estado en desarrollo. ¿Quiénes integran ese grupo de análisis político del cual se infiere forma parte Dieterich? Es evidente que la abundancia y frecuencia de opiniones y “análisis” que viene haciendo el filósofo alemán van más allá de su inquietud y preocupación por el destino de la Revolución Bolivariana, forman parte de una línea política cuyo objetivo parece ser atacar, desprestigiar al proceso revolucionario y crear la desmoralización entre el chavismo en momentos de crisis política.
Todo en el detractor son críticas, no se salva absolutamente nada de las políticas del gobierno revolucionario. Hasta el enfrentamiento con la guerra mediática internacional lo ridiculiza dando a entender que son marchas y contra marchas. Según él no hay políticas mediáticas de contra ofensiva mediática.
“Al personal de planta de CNN se le revoca la acreditación por propaganda de guerra y tres días después se le renueva”.
La política exterior que despliega el gobierno es cuestionada en su totalidad. Este ultroso no entiende para nada el juego diplomático, de las maniobras geopolíticas del gobierno. Si Maduro se dirige al presidente Obama exigiéndole dialogar, para Dieterich, Venezuela le está implorando al norteamericano. Pero va más allá, llega a la inadmisible insolencia e injerencia de criticar el nombramiento de un embajador en los Estados Unidos al que ofende llamándolo “señorito inexperto”. Sibilinamente plantea que se cierre el chorro petrolero hacia los Estados Unidos.
“Se le implora al principal responsable de la guerra, Barack Obama, a dialogar y Obama, como era previsible, aprovecha para darle una cachetada al Presidente venezolano, diciendo que primero busque el diálogo con su pueblo”.
“Mandan un señorito inexperto como embajador a Washington, cuando se necesita allá a un profesional de peso, con amplia experiencia en diplomacia”.
Llama cobarde al gobierno que no se atreve a arrestar a un ex general fascista y golpista.
“Giran orden de aprehensión contra el general golpista Ángel Vivas y no se atreven a arrestarlo, permitiéndole su show de telenovela mundial”.
Para este anarquista la solidaridad internacional con el proceso revolucionario es una inútil entelequia que no tiene mayor valor; descubre el agua tibia y señala que “su salvación” es exclusivamente endógena. ¿Qué alcances tiene semejante aseveración sobre todo cuando gobiernos, movimientos sociales y partidos latinoamericanos y caribeñas y de todo el orbe le han expresado su apoyo al gobierno revolucionario venezolano?
Es más que obvio que la primera fuerza de la Revolución es la venezolana, allí está la respuesta de masas, de millones de trabajadores del campo y la ciudad de todas las ramas productivas, vecinos, intelectuales y artistas, soldados y oficiales marchando por las calles de Venezuela apoyando el proceso, al Presidente Maduro, luchando por la paz, contra la guerra y el golpe. Claro para Dieterich eso es inocuo, ese ascenso de masas no existe o no tiene mayor importancia. Por eso ladinamente señala: “Buscan su salvación en el exterior con grupos de solidaridad, cuando su salvación sólo puede ser endógena”.
No podía Dieterich dejar de referirse al tema de los acontecimientos del estado Táchira en donde vuelca todo su deliberado injerencismo e irrespeto no sólo por el Presidente –en su condición de Comandante en Jefe de la FANB– sino por los mandos militares a quienes ridiculiza e insta subliminalmente a desconocer el mando presidencial. Las tácticas militares empleadas en el estado andino por los militares, que por lo visto conoce en todos sus detalles (si es así, ¿quién le estará informando?), las reduce a unos sobrevuelos de aviones de guerra cuyo fin es amedrentar a los subversivos. En un orgasmo de superioridad se convierte, entonces, en estratega y le dice al alto mando lo que debe hacer: “falta un plan de contraataque”, él que no conoce todos los intríngulis de lo realmente está aconteciendo no sólo en San Cristóbal sino en el resto del estado Táchira. Según su afirmación el gobierno, por ineptitud, ha permitido que el fascismo y los paracos consoliden una cabeza de playa en San Cristóbal. Leamos.
“Denuncian a fascistas como el alcalde Daniel Ceballos en Táchira, pero permiten que éste establezca y consolide una cabeza de playa territorial de la contrarrevolución con los paramilitares colombianos en San Cristóbal. Mandan aviones de combate Sukhoi a sobrevolar Táchira para amedrentar a los subversivos y lo único que logran es demostrar su impotencia, falta de plan de contraataque y más comidilla para los que los medios burgueses sigan atacando a Maduro”.
Todo lo que hace o dice el Presidente Maduro es aborreciblemente criticable para el alemán. Qué Maduro exprese preocupación y angustia por el daño que hacen los derechistas del grupo vende patria de Voluntad Popular y su brazo paramilitar colombiano en San Cristóbal e incluso se pregunte qué hace o si deja de actuar, en un escenario unitario donde se busca la paz a toda costa, no es admisible en un Presidente. Viene, entonces, la clase de política básica y elemental a un mandatario que no sabe de política: “Es obligación constitucional del Presidente imponer el Estado de Derecho y detenerlo”, como si eso no se estuviera haciendo.
"Han destruido San Cristóbal, tienen 40 puntos de barricada", reconoció Nicolás Maduro durante la Conferencia Nacional de Paz convocada por él mismo. Dijo sentirse angustiado y pidió ayuda para acabar con la sublevación. "Meterse allí con el nivel de violencia y destrucción tiene grandes consecuencias y costos ¿Dejo de actuar? ¿Qué hago?...", preguntó.
Viene el mazazo final contra el Presidente. Afirma Heinz: “No hay mejor actuación y discurso público para acabar con la autoridad del Estado, que éste”. Ese bola es con piquete alrevés, apunta a Chávez que en momentos críticos le hablaba al pueblo con la misma sinceridad. Pero no, Maduro no puede hablar así, debe abrirle las puertas al país a la guerra civil que busca la CIA –en franca derrota política… y militar– a través de sus agentes. Debe arrasar con las fuerzas del ejército, destruir, matar, para nada debe aplicar la ‘paciencia estratégica’ que nos enseñó Chávez a partir de la experiencia de la Plaza Altamira el año 2002. Que en una acción de lucha de calle hayan caído presos 50 terroristas, 10 de ellos extranjeros, presumiblemente colombianos, a manos de la Guardia Nacional, no significa nada, tampoco que lleven comida e insumos a los habitantes de los barrios y urbanizaciones de San Cristóbal.
El denodado esfuerzo por la paz, contra la guerra civil que impulsa Nicolás Maduro, donde los que iniciaron esta subversión, Fedecámaras, la Polar y otros, se vean obligados a sentarse con un gobierno revolucionario a buscar esa paz, a criticar la violencia que tras bastidores alentaron y económicamente amamantaron, deslindarse de los grupos abiertamente fascistas, aislarlos y sus agentes políticos de la MUD porque se saben derrotados en su guerra económica, política y militar, nada significa para Dieterich, que en su extenso artículo no le dedica a este hecho un solo párrafo. ¿Casualidad?
A este bribón hay que desenmascararlo, su prosa venenosa hace daño en momentos delicados como los que vivimos. ¿Para quién escribe? 8 mil lectores es un universo amplio y presumo básicamente de militantes políticos, militares, intelectuales de izquierda que se confunden y, lo más triste, se desmoralizan e incluso hablan de la división del movimiento chavista ante el presunto giro derechista del gobierno revolucionario que está desarrollando una inédita estrategia político para salvar a Venezuela de la arremetida imperial. Este pillo con sus escritos, ataques e injerencia en los asuntos venezolanos forma parte, quiera o no, de la estrategia golpista.