En que sustenta la crisis económica de un país, cuál es la conceptualización de crisis económica, que variables y/o indicadores nos pueden señalar en un momento determinado un estado de crisis, estas interrogantes vienen al caso, debido a los ataques que desde la oposición se realizan de manera alegre además, es bueno decirlo hay quienes supuestamente están del lado de la revolución y manifiestan igualmente la presencia de la crisis económica.
Sobre esto último, podría decir que en la mayoría de casos es excesivo anhelo de escribir que subyace en si mismo en un error de comunicar por comunicar y escribir desoyendo a veces de mala fe la interpretación a su conveniencia para no perder el hilo de lo que tratan de criticar y en ello, se les va la sindéresis política, en cuanto su apreciación no corresponde a la verdad.
Sobre las preguntas en cuestión, podemos decir que la crisis económica más severa que puede tener un país, obedece a descalabros sustanciales en sus ingresos o a un gasto por encima de esos ingresos, amén, generadores de déficit o deudas incontroladas que pueden poner en jaque los recursos necesarios para funcionar cualquier administración. En razón de ello, podemos asegurar que en Venezuela (verbigracia), no hay presupuesto desbalanceado donde los ingresos estuviesen por debajo de los egresos, por el contrario, casi dos tercios del presupuesto nacional se destina a la inversión social, que no quede duda de esto, la administración pública funciona racional y progresivamente, de tal manera que, por ejemplo, dejar de pagar sueldos y salarios sería una mala señal, en Venezuela afortunadamente eso no pasa.
Es de señalar que hasta principios del año 2013, la inflación en el país venía en proceso de desaceleración continua, es a partir de los eventos de ese año que comienza un ataque despiadado contra la economía del país, provocando lo que conocemos como guerra económica, esto no es casual y se origina desde el punto de vista político a partir de la enfermedad y posterior siembra del comandante supremo. Es precisamente ese año que la derecha subestimando el poder del pueblo, creyó definitivo el derrumbe de la revolución bolivariana, el triunfo heroico del mes de abril que apuntaló la victoria del presidente Maduro, lo consideraron como el principio del fin y en razón de ello, comienza desde el 14 de abril una arremetida que hasta los momentos demuestra el desprecio por el pueblo, desconociendo resultados y hoy proponiendo a los venezolanos y venezolanas la salida del presidente constitucional.
Indudablemente en el contexto de una guerra de cuarta generación de amplia cobertura mediática nacional e internacional que hasta el presente muestra irracionalidad manifiesta y a título de enfermedad social se abocan a fines que podemos calificar de terroristas en contra del pueblo, instituciones y patrimonio de las ciudades donde han aparecido estos grupos anárquicos de aparente falta de direccionalidad y con apoyo material y financiero nacional e internacional.
En particular en cuanto a la guerra económica, es cierto, ha generado malestar e inconveniencias en la arremetida contra la alimentación, produciendo escasez, acaparamiento y un alza indiscriminada de precios, más el contrabando a escala considerable hacia países vecinos. Desde el punto de vista de la teoría económica clásica, podemos decir que es inconcebible un incremento de precios, es decir una inflación de un año a otro con las características de la producida en el año 2013. La inducción provocada dentro de ese mismo plan de desestabilización previno todos estos elementos distorsionadores de la economía, pero más allá de todo ello, la economía nunca ha dejado muestras de crisis profunda de carácter estructural, por tal motivo en Venezuela no se puede hablar de crisis económica como se conoce en el mundo, el país muy a los pesares no ha dejado de comer, los ingresos de la población están entre los mas altos de América Latina, los programas sociales incluyendo las misiones y en particular la Misión Vivienda han seguido su curso, de tal manera que la economía atacada flagrantemente la funcionado así como las Instituciones.
Lo otro que mencionaremos es el asunto del Control de Cambios, en donde la autocrítica contribuyó al examen de lo que estaba pasando con la asignación de las divisas, cuyo descontrol originó la fuga de buen monto de recursos a partir de mecanismos y subterfugios en la asignación y calificación de los beneficiarios personas naturales y jurídicas, hoy día se implementan nuevos mecanismos para agilizar y a su vez controlar durante y a posteriori el correcto uso de las divisas asignadas.
En fin podemos concluir que en Venezuela lo que existe es una distorsión inducida de la economía venezolana, en ningún momento podemos calificarlo de crisis económica, por el contrario, el llamado a la racionalidad en el gasto incidirá afirmativamente en el éxito contra la guerra económica y un esfuerzo gigantesco para activar el aparato productivo con el concurso de los empresarios de buena voluntad que amen a su patria, la participación activa del poder popular productivo y el afianzamiento de las empresas productivas en manos del Estado y por supuesto continuar la actividad fiscalizadora para reducir la especulación, la escasez y el acaparamiento.