Concibo los Derechos Humanos como la utopía por la dignidad colectiva. Utopía, porque se trata de un proceso social de construcciones, sobre la base de la aspiración natural del humano a la igualdad.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que en diciembre cumple quince años, propone un Estado Social de Derecho y de Justicia, cuyo eje transversal son precisamente los Derechos Humanos. Tal es la razón de ser de la Revolución Bolivariana.
El esfuerzo fundamental del Estado estos quince años, ha sido tratar de incorporar al disfrute de los derechos al 80% de la población que antes estuvo excluida, para quienes no había vivienda, salud, alimentación, ni derecho a la justicia y la vida como lo demuestra el inventario de represión clasista contra los pobres y los luchadores sociales desde 1958 hasta 1998. Verbigracia el Caracazo, y las masacres de Cantaura, Yumare y El Amparo.
Al reclamo espontáneo de la sociedad civil de entonces, la respuesta fue la metralla masiva, ya que para la visión fascista, aquellos del 27-F no eran sociedad civil, eran chusma.
Es clave de la estrategia fascista crear confusión, y nada como el lenguaje para lograrlo. A la sedición la llaman protestas de jóvenes, a los terroristas les dicen estudiantes pacíficos. Así como durante el Golpe de 2002 manipularon con los Círculos Bolivarianos, hoy lo hacen con los supuestos Colectivos Violentos; mientras, el 90% de las personas fallecidas este mes de rebelión perturbada, son atribuibles a la acción opositora. Por el otro 10% ya están imputados agentes de orden público. Todas, muertes innecesarias y tristes.
Ninguno de estos asesinatos ha sido causado por algún Colectivo Chavista, pero en la mente alienada del antichavismo, no hay espacio para la verdad.
Otra vez, Venezuela está siendo objeto de una conspiración foránea para derrocar el orden constitucional y establecer un gobierno servil al imperialismo. El juego de videos terrorista es sólo una carnada para la intervención. La manipulación mediática transnacional, es un escenario de guerra psicológica con implicaciones criminales.
He aquí el meollo de la desestabilización en marcha. La oposición Malinche habla de violaciones masivas a los derechos humanos, para colocar al Estado en la mira de la justicia penal internacional, y al país en las garras de una intervención militar extranjera. Este es el objetivo principal del guión trazado por la CIA.
Paradójicamente, quienes de manera xenófoba atacan la colaboración cubana con la salud del pueblo, obedecen lineamientos de la mafia cubano-mayamera que los financia y dirige, junto al paraco mayor, Álvaro Uribe. Patriotismo que conmueve.
Es falso el mito opositor que Venezuela está dividida en dos mitades: los violentos son una minoría pírrica, los bolivarianos somos mayoría electoral demostrada en 18 consultas democráticas, y los pacifistas somos casi el 100%.
No nos dejemos arrastrar al abismo por los mercenarios del dólar.