Imposible hablar con gente que apuesta a la violencia. El caso de la oposición venezolana es cumbre; llega a las reuniones convocadas por el Gobierno revolucionario y antes de comenzar su exposición pone como condición para concretar un diálogo “honesto y sincero”, que se dejen libres a los presos y fugitivos por golpistas, ladrones y asesinos. Eso es chantaje. Y el presidente Nicolás Maduro ni ningún otro mandatario en el mundo, puede ceder a extorsiones de esa y ninguna naturaleza.
Eveling Trejo de Rosales en la Conferencia de Paz que se realizó en Maracaibo no se quedó atrás. Esta señora que actualmente ocupa el ayuntamiento municipal dijo que se declaraba en protesta por los alcaldes presos, queriendo decir que se libere, por ejemplo, al ex mandatario municipal de San Cristóbal, Daniel Ceballos, detenido por los actos terroristas en el estado Táchira que desencadenaron en homicidios y graves destrozos a la infraestructura del estado.
Llamemos las cosas por su nombre, ese tipo de condiciones para dialogar son una guarimba a las buenas intenciones de paz del Gobierno, una barricada a las conversaciones, una guaya cruzada en la vía de la tolerancia, aceite y “miguelitos” al deseo del pueblo que quiere tranquilidad y sosiego, ¿cómo exigir sentarse a una mesa para buscar salida a la actual crisis pidiendo la liberación de delincuentes? Qué sentido tendrían entonces los órganos de justicia y las penitenciarías, siendo así que abran las puertas a las cárceles y dejen en libertad a todos los reos, porque esos detenidos por terroristas, asesinos y golpistas no tienen más derecho que el resto de los reclusos que purgan condena en las prisiones del país. Esa paja de que se trata de presos políticos, no se la creen ni los mismos opositores que la pregonan en su intento de confundir y engañar.
Los antichavistas saben que la locura de tal petición es inconcebible, y en un supuesto negado que se admitiera llevaría a convertir a Venezuela en una especie de país forajido, delincuente ¡¿o eso es lo que quieren?! porque si a esos criminales se les permite volver a la calle como quiere la señora Trejo de Rosales y la oposición venezolana, hasta “El Mocho Edwin”, pran de la desaparecida Cárcel de Sabaneta, podría ser alcalde con sus luceros en el tren ejecutivo sin ningún problema.
¿Qué diferencias hay entre “El Mocho Edwin” que dirigía secuestros, sicariatos y robos desde Sabaneta, con esos bandoleros que financian francotiradores y guarimberos para que maten, incendien y destruyan el país? Creo que ninguno.
Los alcaldes de la oposición subestiman a la gente, ciertamente ellos no se han visto arrojando un fósforo a una barricada, pero tampoco mediando y sofocando la violencia que provocan los disturbios como debe ser y eso se llama omisión; dejar hacer, fungir de guarimberos de brazos caídos…Conspiran camuflados en su investidura contra la revolución. Esa es la verdad.
Reclaman además que ellos fueron electos por el pueblo y tienen el derecho de terminar su mandato como establece la ley, menos el presidente Maduro que aunque obtuvo la mayoría, según ellos, debe irse ¡ya!
¡Están papayitas pa’l diálogo pues!