La derecha imperial internacional, encabezada por quienes definen y controlan los intereses del complejo militar industrial gringo, viene adelantando una feroz campaña contra Venezuela apelando al tema del irrespeto de los derechos humanos por parte del gobierno de Venezuela.
Razón tuvo el Comandante Chávez en empeñarse en que Venezuela debía salir de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), dado que ésta instancia no es más que una mampara imperial para atacar a gobiernos que no siguen las líneas imperiales.
A pesar de que en el país sólo una minoría de gente compra esa farsa, que han tramado desde afuera y que difunden por el mundo entero, la campaña continúa y sólo la firmeza de un pueblo que está dispuesto a defender su independencia, siguiendo la senda que Chávez trazó, con la conducción clara y decida de su dirigencia logrará a largo plazo derrotar definitivamente a los verdaderos enemigos de la paz.
El ala más fascista de la oposición, claramente monitoreados y financiados por los enemigos imperiales del pueblo venezolano, con el apoyo nada disimulado del resto de la dirigencia agrupada en la MUD, lleva 50 días en un plan de desestabilización continua que ya suma casi 40 personas muertas de manera directa.
Persisten en su empeño porque el odio antichavista, alimentado con fascismo puro, sumado al convencimiento de que cualquier medio justifica el fin de salir del gobierno de Maduro, que promete continuar con el legado de Chávez y con ello la transformación de Venezuela, sepultando el modelo de sociedad excluyente, antidemocrática, elitesca y servil al capitalismo que ellos representan.
El único proyecto que tiene claro la derecha venezolana es el de restaurar el pasado de la cuarta república que antes de 1999 acumulaba una descomunal deuda social con las grandes mayorías (con un 80% de pobreza para entonces), pero que a contrapelo ofrecía grandes beneficios a las minorías que controlaban la inmensa riqueza petrolera que está en nuestro subsuelo.
La dirigencia de la Revolución Bolivariana bajo la clara e indudable conducción de Nicolás Maduro Moros, debe empeñarse en entender que la continuidad del chavismo depende básicamente del apoyo irrestricto del pueblo al proyecto de Socialismo Bolivariano que Chávez nos legara, hasta el día de hoy queda claro que tanto la dirigencia como el pueblo están alineados en un mismo bloque, empeñados en continuar con el legado.