Esta es la historia de la señora Rabieta de Barricada. Ella mantenía, junto a su esposo, un hogar bajo toda vigilancia. Nadie podía salirse del carril. O sea, corrían o se encaramaban. O eran visceralmente antichavistas, o lo eran. No había otra opción. Por supuesto, los hijos y los nietos se alineaban con la señora Rabieta, ya que era ella la que más influida en el núcleo familiar. Todo iba bien, hasta que llegaron las guarimbas, a partir del 12 de febrero, Día de la Juventud. La señora Rabieta, apoyaba a los guarimberos, le llevaba agua y hasta sanguchitos. Con el correr de los días los locos mercenarios arreciaron sus acciones vandálicas. Cerraron calles y avenidas. Colocaron barricadas. Así como guayas degolladoras. Empezaron a tumbar los semáforos y los árboles para barricadas, y a usar los francotiradores desde las azoteas de los edificios. Se desató la locura.
Cuando la señora Rabieta observó que el gobierno empezó a enfrentar al guarimbeo con determinación, su organismo se enfermó. Se le subió la tensión. Sudaba copiosamente. Se deprimía y empezó a hablar mal del gobierno de Maduro, a voz populi. Tenía pesadillas muy bravas, con Cilia Flores. Eso alarmó al resto del núcleo familiar. Fue así como el esposo le aconsejó que debería verse con psiquiatra de la familia, de manera urgente. A regañadientes aceptó. He aquí lo que pasó en su primera y última consulta con el profesional de la psiquiatría.
Psiquiatra: Haber, señora Rabieta, cuénteme su problema. Mi intención es ayudarla, pero para eso tiene que decirme, todo, toditoAdelante.
Señora Rabieta: Estoy mal, doctor. Muy mal. Lloro, como una bebecita. Me deprimo. Tengo pesadillas, y sobre todo, tengo rabia, mucha rabia. Por favor cúreme, porque me muero.
Psiquiatra: Señora Rabieta, por favor, no exagere. No le va a pasar nada malo. ¿Tiene alguna idea el por qué suceden estas cosas?
Señora Rabieta: Claro, doctor, la culpa de todo lo que me sucede lo tiene este gobierno. No soporto a ese pata en el suelo, autobusero de pá cotilla, que dice que es nuestro presidente, Dios me libre. Ese es el culpable de mi estado de salud. Si hubiese renunciado como se lo han pedido los muchachitos estudiantes, ya la paz estuviera con nosotros, los supermercados full alimentos, importados y nacionales. Hay, doctor, yo me muero por unos calamares traídos de Viet-Nan. Son una delicia. ¿Usted no los ha probado?
Psiquiatra: No Señora Rabieta, ¿le duele mucho la cabeza?
Señora Rabieta: Sí doc me duele muchísimo. Hay veces parece que se me va a reventar Esto es horroroso. Ahora y que van a racionarnos los alimentos, tipo Cuba, con una fulana tarjeta de yo no sé qué Seguro que eso fue el barbudo de Fidel que le aconsejó al bicho de aquí, que nos racionara la comida. Para que el resto se los envíen a los cubanos, tal como hacen con el petróleo. Hay, no doc fin del mundo.
Psiquiatra: Señora Rabieta, ¿usted come bien?
Señora Rabieta: Claro que sí, doc.. ¿Quién como nosotros va a pasar hambre? Eso es pá los tierruos que no tienen donde caerse muertos, menos para comprar alimentos, ni en Mercal, ni en Pdval, ni en los Abastos Bicentenarios. Nada que ver, doc Oh, my god, quien nos salva de ésta, (perdone mi inglés, doc pero tengo tiempo que no mayameo).
Psiquiatra: ¿usted ingiere mucha harina?
Señora Rabieta: Nada que ver. Yo no paso eso. ¿Harina, no, docni loca, guácala. Se refiere a esa harina blanca de maíz, destinada a hacer lo que llaman arepas o empanadas, ¿es así? Eso es para los margi, doc Para los tierruos, como el autobusero de Miraflores.
Psiquiatra: ¿Qué clase de música oye usted?
Señora Rabieta: Oigo a Mozart, Beethoven, a Bach, pero mi preferido es Mahler. Me encantadoc, es un sueño. Pero si le interesa, el joropo lo detesto. Esa música es para los margi
Psiquiatra: Y por último, cuál es su director preferido.
Señora Rabieta: Los grandes ya han desaparecido, casi todos. Pero en sus épocas me cautivó Herbert Von Karajan, Claudio Abbado, Zubin Mehta, y Leonard Bernstein, entre otros.
Psiquiatra: ¿Y Gustavo Dudamel?
Señora Rabieta: perdóneme, doc, pero me suena a jugador de futbol perdone mi ignorancia.
Psiquiatra: está bien señora Rabieta. Con eso es suficiente.
Señora Rabieta: Hay, gracias doc ¿Qué me va a mandar?
Psiquiatra: Mire, le voy a ser sincero usted no tiene nada. Por lo tanto no le voy a mandar ningún medicamento. Eso sí, siga estas recomendaciones, y verá como se cura, solita, y sin anestesia.
Señora Rabieta: Ande, doc dígame rapidito, me muero por saber lo que tengo que hacer.
Psiquiatra: en primer lugar, saque ese odio de su corazón. Si es posible vaya a la iglesia y confiésese con un cura. Rece tres padres nuestros, un Creo en Dios Padre, y encomiéndese al Señor. En segundo, lugar, váyase, con su familia, a la playa, ahora en la Semana Santa, y disfrute del sol y la brisa del mar. Déjese llevar por las olas, sin alejarse mucho de la orilla, no vaya a ser que se ahogue. Viva, intensamente esos momentos. Por favor, olvídese de Nicolás Maduro, de Cilia Flores y todo lo que tenga que ver con el gobierno. Confórmese con lo que es y con lo que tiene. Viva el presente. Olvide el pasado. Eso le hará bien. Y olvídese del futuro, pues este aún no ha llegado. En tercer, lugar haga relación profunda. Allí, en la profundidad de su alma, encontrará la Paz. Siga mis consejos, y vivirá feliz y por muchos años. Adiós, señora Rabieta, salúdeme al señor Barricada. Adiós esta consulta es gratis. Vaya con Dios.
¡Volveré!
Puerto Ordaz, 5 de abril de 2014