El nombre con el cual encabezamos el presente artículo cuyas iniciales son, guatede, podría ser el adecuado para identificar el conflicto confrontado en Venezuela en los actuales momentos.
Hay que hablar de guerra para diferenciar este enfrentamiento subversivo de otras expresiones violentas como la lucha armada revolucionaria, la guerrilla urbana o las unidades tácticas de combate que la izquierda utilizó como vía para combatir los gobiernos de Betancourt y Leoni en la década del 60.
La guerra en Venezuela, hasta el momento, está localizada en los sectores ricos de las grandes ciudades donde el capitalismo ha alcanzado su máxima opulencia en un desarrollo desigual con el resto de la sociedad nacional, por lo cual esta guatede adquiere un particular carácter clasista urbano que se ha reducido apenas a las acciones intermitentes en no más de cinco municipios lo cual no debilita su naturaleza de guatede. La gravedad de la guatede es que la misma tiene su epicentro en la Zona Metropolitana de Caracas respaldada por la clase media y alta mayoritaria en Chacao, Baruta y el Hatillo.
Hay que hacer hincapié en el carácter armado de esta guerra para diferenciarla de las guerras psicológica, económica, electoral, política o de ideas las cuales se combaten por medios pacíficos. Esta es una guerra urbana, armada y asimétrica no espontánea ni desorganizada, todo lo contrario, obedece a una estructura organizativa que sigue manuales militares subversivos bien estructurados. Por lo tanto existe un manejo estudiado de la ofensiva, el repliegue, el despliegue y de los objetivos tácticos los cuales forman parte de una planificación estratégica integral. Son obvias las conformaciones de un comando supremo de la guatede dentro del país con dependencia internacional, de un partido político de fachada y de un frente político de apoyo oposicionista desde la MUD hasta la alta jerarquía de la Iglesia católica.
Es una guerra terrorista por su condición de extrema derecha donde al igual que en el terrorismo de estado capitalista-imperialista se violan los derechos humanos trátese de regímenes democrático representativos o de dictaduras militares. Las acciones terroristas que hemos presenciado desde el 12/2/14 en Venezuela son suficientemente significativas, contundentes y definitorias para calificarlas de guatede sin subestimarla para enfrentarla de manera adecuada.
Es imperativo definir con precisión por donde se mueve la contrarrevolución para poder derrotarla. Si la contrarrevolución escogió la salida de la guerra no convencional hay que derrotarla con una guerra no convencional para lo cual sería un error fatal excluir el poder del pueblo. La unión cívico militar es clave para ganarle la guerra a la contrarrevolución sin esperar que ésta se extienda y consolide. No hay que darle beligerancia a la guatede para que logre uno de sus objetivos deseados, todo lo contrario, el terrorismo no se puede tratar como un adversario convencional pero peor es ignorarlo como si fuera un fantasma porque terminaría devorándonos si no sabemos enfrentarlo como es debido creyendo que estamos frente a manifestaciones públicas, protestas callejeras o inocentes guarimbas. Este problema hay que resolverlo porque si nos equivocamos aquí no habrá socialismo del siglo XXI en ninguna de sus versiones, variantes o interpretaciones socialdemócrata o marxista sino la instalación por cien años de un régimen fascista antidemocrático.
Para combatir la guatede hay que combinar todas las formas de lucha pero en este caso las principales son la legal basada en la Constitución y las Leyes de la República, y la estrictamente militar (Inteligencia, contrainteligencia y operativa) con la participación del pueblo sin descuidar las otras: social, económica, política, ideológica y la electoral cuando llegue el momento. El Presidente Maduro ha identificado bien el problema al levantar las banderas de la paz y la justicia con lo cual interpreta cabalmente el deseo de las mayorías populares pero eso no es suficiente para exterminar la guatede ahora le toca, ya llegó el momento, de asumir con toda responsabilidad su papel protagónico como Comandante en Jefe de la FANB. Si para algo puede servir el ejemplo, recuérdese que en la Segunda Guerra Mundial para derrotar al fascismo Teodoro Roosevelt, sin ser militar, condujo a los EEUU a la victoria, claro no hubiera podido hacerlo sin el papel glorioso cumplido por el Ejército Rojo de la URSS encabezado por José Stalin.