En buena medida, la guerra, batalla o campaña mediática que se escenifica a nivel global está dando sus resultados desde hace buen rato. Afincándose en la desinformación como premisa, y sin tener contemplación con nación alguna, pero con mayor incidencia y ferocidad con los países acosados por bajos niveles educativos, las consecuencias salen a relucir a cada rato.
La pobreza, en sus diversas manifestaciones, se ha convertido en el caldo de cultivo para que los poderosos que controlan medios de comunicación, el financiamiento empresarial y la relación económica sigan haciendo de la suyas con el control omnipotente y soberbio de gobiernos sometidos a tal relación.
Nuestro país, Venezuela, se ha convertido en blanco permanente de la campaña manipuladora y de guerras diversas, especialmente la económica, para hacer mella en la capacidad de lucha de nuestros compatriotas. Estos últimos 15 años se han convertido dura lucha en contra agentes internos y externos en su desenfrenado plan para sacar al chavismo del gobierno.
Golpes, saboteos y todo tipo de agresión, hasta ahora han sido frenados y derrotados por la estrategia del gobierno revolucionario que ha tenido como soporte fundamental la estrecha y exitosa alianza cívico-militar sembrada por el Presidente Chávez.
Si bien, los tiempos de Chávez fueron de antología en la agresión imperialista, este año que ahora cumple de juramentado el Presidente Nicolás Maduro merece nuestra especial atención en cuanto a la profundización de la escalada desestabilizadora y golpista, agrupada en la llamada MUD, que descaradamente ha contado con el irrestricto y descarado apoyo financiero e ideológico del gobierno de los Estados Unidos.
El gobierno norteamericano, que ha puesto especial empeño en derrotar la Revolución Bolivariana, seguramente ha comenzado a ver con preocupación la actuación de sus emisarios internos que insisten en vulgares y brutales estrategias. La pertinaz criminalidad que seguramente ellos apoyan y financian está acompañada de la campaña mediática, generando un clima de incertidumbre e insensibilidad que tiene como objetivo lograr el cansancio, la intranquilidad y el desespero de nuestro pueblo.
De esta manera, el imperio y sus acólitos internos, aspiran, sueñan y deliran por la reacción del pueblo venezolano en contra del proceso revolucionario. Para lograr tal objetivo insistirán con el apoyo del paramilitarismo, el cerco económico y la pretendida desmoralización. Ante tales ataques, nuestro pueblo ha dado claras muestras de entereza y lealtad en contra del pretendido sometimiento. Ante la guerra económica y mediática, el llamado es a seguir unidos al lado de nuestro Presidente. Recordemos que nuestros Libertadores emprendieron su exitosa y ejemplar cruzada con una férrea claridad en el objetivo independentista, sin miramientos a necesidades banales y en las peores condiciones logísticas.