Pildoritas 97 (año VII)

Estas son las cosas, entre otras, duras de digerir

1.-Me contó un amigo quien me rogó no comprometerlo que se enteró por un concesionario de Movilnet, que el gerente regional a quien le hace los pedidos, se reserva por cada concesionario un porcentaje de equipos por cada orden de entrega para comercializarlos él mismo y que si alguien se queja ante la gerencia nacional, es condenado a que no se le provea de nuevos equipos.

Por ejemplo a él en el último pedido de 50 equipos sólo le entregaron 40 pero le hicieron firmar por la totalidad, por otro lado este concesionario le confió, que como la gente hace cola desde muy temprano para adquirir un equipo, muchos aprovechan para especular y venden equipos fuera de la cola, por lo que la mayoría de los potentes compradores pierden su tiempo y ven frustrada su intención de adquirir un teléfono.-

¿Sabrá de esto la alta gerencia de esta empresa del Estado venezolano?, porque este caso no debe ser el único.

Y si a ello se suman los concesionarios inescrupulosos que han aparecido últimamente sorprendidos con las manos en la masa, ¿qué queda para los pobres consumidores?

2.- Esta ciudad, en la que no sólo la violencia es un azote casi todos los días, la basura es el principal protagonista, los apagones están a la orden del día, la invasión desde Colombia de todo bicho de uña, que vienen, unos a aprovecharse de las ventajas económicas que nuestros productos representan para ellos por la diferencia de cambio y otros a cometer todo tipo de delitos, lo que hace de San Cristóbal una de las ciudades más violentas del país, no nos basta con ello, sino que abundan bajo la complicidad de las autoridades los vendedores informales que ofertan a precios abultados, de manera descarada todo lo que no se consigue en los anaqueles de supermercados, abastos y bodegas, por ejemplo en el llamado mercado de los pequeños comerciantes, cerca del terminal de pasajeros, exactamente frente a la casilla policial, es decir en la narices de la autoridad se consigue de todo; leche de un litro a 37 bolívares; Champú del regulado a 36 es vendido hasta 200 bolívares, un rollo de papel higiénico, 40 bolívares, el aceite a 60 bolívares y así todo lo que usted necesite, no se diga de la leche en polvo, café, harina de maíz, de trigo etc.

Como últimamente en los puestos de control hacia la frontera la cosa se ha puesto dura, los bachaqueros han optado por vender los productos que adquieren en los supermercados, con lo que dejan limpios los anaqueles, aquí mismo en la ciudad, con ganancias exorbitantes, lo cual, aunque representa un poco menos de los que se ganarían vendiéndolos en Cúcuta, casi equiparan porque se ahorran el pasaje y el riesgo.

Ya los bachaqueros en su mayoría no son los que antes venían en masa desde Cúcuta, sino residentes de acá, muchos venezolanos, que madrugan o hasta pernoctan con toda la familia frente a los grandes expendios, para permanecer siempre surtidos.

De esto tienen que estar en conocimiento las autoridades pero, como en el caso que aquí cuento a mis lectores, se hacen de la vista gorda y lo grave es que lo que se rumora es que al final del día reciben su mascada para mantenerse indiferentes ante un delito que se comete frente a sus ojos.-

Es doloroso, tener que aceptar como revolucionarios y amantes del legado de el gigante que estas cosas estén aún sucediendo, en muchos casos con la complicidad de quienes tienen la obligación de evitar tales desmanes.-

Esto se ha denunciado pero nadie se explica por qué no pasa nada, no hay respuesta, por lo que cada quien puede hacerse libremente sus conjeturas que no son otras que las de tener que aceptar que las mafias son tan poderosas que han logrado, al menos neutralizar incluso a los funcionarios que están en la obligación de perseguir y castigar estos ilícitos.-


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Saúl Molina


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