Estoy desilusionado, pero no amargado ni apocado

Estos aporreadores me tienen loco, no se ponen de acuerdo y, en vez de
arrimar más sardinas a las brasas sin aguantar dos pedidas se van
corriendo y, la vaina más incomprensible es que, unos están con Maduro
y otros con Nicolás y, algunos con Cilia y, no se ponen de acuerdo y,
sin marcar distancia ni su territorio nos abandonan y, nos dejan
nostálgicos con, Adiós muchachos compañeros de mi vida...

Y, nosotros desorientados, desilusionados mas no arrechos seguimos con
Alí Primera, esperando antes que el perro nos eche la meada y, con
convicción de servicio gratuito hasta que el sol alumbre nos agarramos
de una esperanza que algún día los del gobierno nos leerán y, nos
tomarán en cuenta no como unos irresponsables, sino como colaboradores
de la causa que es nuestra causa como chavistas.

Entonces, como dice otro, yo no quiero más piedras en mi camino,
porque sigo con mi andar apoyando todo lo bueno hecho y por hacer y,
criticando todo lo malo que se ha hecho a ver si rectifican y, nos
ganamos bien el pan de cada día con sudor o sin él, pero lo que es
seguro de que la nave no me desembarco, aunque la oposición se burle
de nosotros como les encanta a ellos y, por más que Simonovis deje de
hacer huelga de hambre y dejen de jugarnos sucio, pero no me voy, éste
se queda, aunque el vecino tenga sus barbas en remojo no corto las
mías, por ahora no.

La cuestión es medio complicada y el pesimismo cunde ahora que dentro
de la oposición con sus colaboradores extranjeros allá en el Norte
juegan y acarician a más no poder el magnicidio como opción
desesperada al poder y, aunque traten de remendar su capote con
ridiculeces y con evasivas es que tenemos que darle en donde más le
duele y, no dejarlos que se salgan con las suyas. ¡Dale, dale duro a
ese tambor!

Además, para dónde puede irse éste si tiene su rumbo determinado y,
eso de que corres o te encaramas no va con nosotros si caminamos con
pasos firmes hacia el futuro, pero no metido en el autobús del otro
-eso jamás- ni que la cabra de sus deseos, le para morochos y como
ojos que no ve corazón que no siente me queda a la medida, no sé si a
ellos, pero...

Y, otra cosa es que como aquí no hay oposición que valga que se haga
sentir como tal es responsabilidad nuestra hacerla con todas la de las
leyes con arrogancia de críticos aporreadores entonces, a analizar y,
a debatir sin rabia con pausa saludable y, echarle tierra a lo que
haya y vuélvase más severo si quiere, pero no nos echen esa vaina de
irse de buenas a primeras si la lucha es luchando, no es así como dice
la consigna y, el gran maestro con todos sus defectos y errores no
desmayo en guiarnos y ése tiene que ser nuestro guía y líder
permanente.

Digamos con dignidad, yo soy Venezuela y, como venezolano a carta
cabal que soy: moriré con las botas puestas por ella, aunque fallezca
de un susto que me dé el gobierno, pero de aquí no me saca nadie ni
los gringos con cayapa ni los mayameros nacionales con su rabia y con
su odio y su ceguera política y aunque, nuestra revolución todavía
anda en pañales de inocencia y, de errores tras errores seguimos
adelante hasta que el cuerpo aguante y la ambición descanse.

¿Entonces, se queda en Aporrea? ¡Piénselo! Que la equivocación existe
y el rectificar también.



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Esteban Rojas


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