Supongamos, solo supongamos, que vamos rumbo al Capitalismo

Supongamos que vamos rumbo al capitalismo, que la corriente derechista consiguió su propósito y el gobierno se mueve rápidamente a consolidar esa meta. Las señales que autorizan la sospecha son claras, no entremos en mayores detalles, basta presenciar que cada día los capitalistas están más contentos, las agencias internacionales aplauden, las compañías extranjeras regresan, los voceros se mezclan, ya se habla adentro, sin ninguna vergüenza, de la necesidad del capitalismo, se defiende al monstruo más adentro del gobierno que en la misma oligarquía.

Si lo anterior es verdad, sólo si lo anterior es verdad, el país se enfrentará a nuevos problemas. El capitalismo viene junto con sus males, es ilusión de pequeñoburgués recién empoderado pretender vender el alma al capitalismo y que no haya retribución en miseria. Veamos.

Regresar el país a antes del 4 de Febrero es volver al momento cuando ya se había agotado el pacto burgués llamado punto fijo, que era sostenido por la democracia burguesa y los partidos socialdemócratas que aún conservaban algún prestigio, alguna ascendencia sobre el masa depauperada.

Derrotada la resistencia armada de la Revolución, asesinados sus líderes, comprados otros, confundidos los más, parecía que el pacto tendría larga vida, mil años pronosticaban algunos optimistas. No fue así, el pacto se agotó porque el esquema populista de reparto de la renta estalló, no alcanzaba para satisfacer la gula de los países desarrollados, la avaricia de la oligarquía criolla y, simultáneamente, mantener un nivel de miseria que hiciera viable el sistema. La miseria rompió el dique de la manipulación burguesa y vino el 27 de Febrero que mostró la necesidad de reprogramar la dominación. En ese momento, ya lo sabemos, se cuela Chávez y comienza el ciclo de la esperanza socialista.

En ese nuevo ciclo, ya lo dijo con claridad Chávez, el dilema es Socialismo o barbarie, es decir, o avanzamos hacia el Socialismo, o el capitalismo restaurado toma la forma fascista para borrar del sentimiento popular las enseñanzas cimarronas de la Revolución Chavista. No hay lugar para un nuevo pacto de punto fijo, la transición al capitalismo lleva, necesariamente, un periodo de alta represión. Ilusos los que piensan que pueden retroceder al capitalismo y a su forma de gobierno de pacto burgués en sana paz, están construyendo su propio patíbulo.

Es necesario volver a Chávez, sólo Chávez puede resolver esta situación. Pero no volver a un Chávez petrificado, hecho estatua y recuerdo estéril, es necesario volver al Chávez que siempre avanzaba; frente al látigo de la contrarrevolución, un paso adelante; frente a cada agresión, profundizar la Revolución.

Es vital volver al Socialismo, al verdadero, no al meramente retórico, convocar al pueblo chavista, decirle la verdad: “vendrán tiempos difíciles, vendrán agresiones, pero un pueblo moralizado, unido en torno a una causa justa, los superará y podrá construir un nuevo mundo, ejemplo para la humanidad”.

La vanguardia, indispensable para dirigir la batalla, no está desligada de la causa, de las ideas que la impulsan. Si se abraza a la gran causa socialista, será una gran y verdadera vanguardia, si se abraza a la causa capitalista, en el mejor de los casos será una buena imitadora y distracción del despojo. Si su práctica es capitalista y su discurso socialista será una vanguardia socialdemócrata más.

Es así, la vanguardia lo es porque tiene una causa grande y conexión con el pueblo. Bolívar sin la Independencia no sería sino el mejor alcalde de San Mateo. Chávez sin el Socialismo no sería gigante, sino un presidente más, o un oficial retirado cazando espectros por las sabanas de Barinas.


¡Viva Chávez!

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Toby Valderrama


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