El presidente Chávez se ha referido en innumerables ocasiones a la inviabilidad del sistema capitalista, no sólo en su dimensión social, sino también en sus implicaciones ambientales, las cuales suponen un holocausto para la biodiversidad en un futuro peligrosamente próximo. El capitalismo está en última instancia reñido con la perspectiva de la supervivencia humana, y de la vida en general. Abordar de manera integral la cuestión ambiental pasa por estudiar sus implicaciones sociales, por entender la interdependencia entre lo social y lo ambiental.
El modelo socialista en el siglo XXI necesariamente debe redefinir nuestras relaciones sociales, en función de lograr una organización social fundada en valores como la solidaridad y la cooperación, y plantear nuestra relación como sociedad con el medio ambiente, del cual formamos parte, en términos que no sean destructivos. Se debe superar una concepción del progreso material humano contradictorio en su esencia con el sistema natural.
Un plan nacional para el reciclaje de desechos permitiría aliviar el impacto ambiental producido por la población sobre los ecosistemas, dar educación ambiental básica a la población general, y generar una actividad económica a partir de lo que actualmente es sólo un problema: la basura.
Consideramos que cabe plantear dicho plan bajo la figura de una Misión, dada su importancia estratégica, y su complementariedad con otras misiones para la educación popular y la economía social.
Esta Misión abordaría objetivos educativos a diversos niveles. En primer lugar buscaría crear una conciencia ambiental elemental a nivel todo de el pueblo venezolano, que la necesidad de preservar nuestro medio ambiente se erija como un valor social. Para efectos de la dimensión práctica inmediata de la Misión, el plan de reciclaje, sería necesario el conocimiento general de algunas cualidades básicas de los desechos que producimos, como cuándo estos son biodegradables y cuándo no los son. De ello se derivaría la capacidad de la población para clasificar su basura, e incluso para reciclarla parcialmente ella misma, por ejemplo, a traves del uso de composteros caseros, mediante los cuales los desechos orgánicos se pueden utilizar para producir abono. A otro nivel estaría la educación para el trabajo directo en el procesamiento de la basura, dirigido a quienes aspiren a conformar cooperativas con ese fin.
Al crear valor agregado a partir de la basura, el saldo económico del reciclaje presenta importantes potencialidades. Además de permitir el aprovechamiento de materias primas de una enorme importancia, como papel, vidrio, plástico, o metales, daría un impulso a una actividad económica indirecta, relacionada con el procesamiento de estas materias primas, con su comercialización y la de los productos acabados.
La construcción de plantas de procesamiento de los desechos tendría un impacto en el área de la construcción, y la operación de las plantas generaría empleos directos. La tecnología aplicada en las plantas puede y debe ser de factura venezolana. Esto puede contemplarse entre los objetivos de la Misión Ciencia. Se puede aprovechar el gas metano de los desechos para que el consumo de energía de estas plantas sea en cierta medida autogenerado.
Al extender la vida útil de los rellenos sanitarios, implica un ahorro a la nación.
Resultaría de gran utilidad articular acciones con las organizaciones ambientalistas nacionales, quienes han tenido en algunos casos una relación de crítica no propositiva con el gobierno, de modo de dar un salto cualitativo en esa relación, hacia una de colaboración en función de objetivos comunes.
Con programas progresistas de este corte, la Revolución Bolivariana estará realizando el compromiso de ponerse a la vanguardia de la América en la construcción de un modelo de desarrollo social armónico con el medio ambiente. Pues este es uno de los sentidos fundamentales en que el Socialismo del Siglo XXI está llamado a superar las prácticas del llamado Socialismo Real del siglo XX.
