Por supuesto que el “Voluntarismo” es una cualidad revolucionaria pilar del avance del proceso; este concepto debe prevalecer e incentivarse, acelerando el motor de la revolución y dando demostración de avance humano, individual social y revolucionario en el camino de “parir al Hombre Nuevo”. El aporte individual en trabajo y sacrificio, plenamente conciente y comprometido para “educar a las masas y conducirlas a la victoria”, sin aspirar en lo personal nada a cambio más que ver “parir la Patria”, debe ser acto rutinario de todo cuadro revolucionario.
La acción Voluntaria es fundamental para el avance revolucionario; el asunto ecológico – ambiental en nuestra revolución demanda mucho trabajo voluntario. Pero también requiere de otras modalidades de acción individual y colectiva.
Para empezar, “cuadro sin masa” es como, parafraseando a Silvio Rodríguez, “lucecitas montadas para escena”, una escena donde no aparecen o no están los intérpretes – actores – protagonistas “del acto”, un escenario meramente alumbrado con brillantes destellos pero sin vida. La revolución la hace el pueblo y solo el pueblo; a la humanidad la salva la humanidad y solo ella. Los súper héroes no existen; cuadros sin pueblo con ellos nada pueden hacer. La participación pues del pueblo, decidida y protagónica, eso sí, con “una buena conducción”, es la clave para salvar a la humanidad de la debacle ambiental y social. Esta es una de las razones de por qué el Congreso Fundacional del gran movimiento nacional de ambientalistas, acertadamente propuesto por nuestro Presidente Maduro, actualmente en desarrollo, es un escenario maravilloso para colectivizar de mejor manera la brega por un ambiente sano y posibilitador del desarrollo humano nacional y mundial.
En lo individual, requerimos del voluntario pero también requerimos de gentes avocadas por completo a luchar por nuestros ideales revolucionarios. Personas surgidas del seno de nuestro pueblo pero libres de las preocupaciones “mundanas” o comunes a todos, las cuales muchas se resumen en “dinero para llevar a la casa”.
La lucha sindical y de los trabajadores en general, incluso la lucha de nuestros campesinos, tienen resuelto este “conflicto” sobre los cuadros pues estos son integrantes “naturales” de estos colectivos por lo que tienen “su papa y la de su familia, aseguradas”. Están incluidos en las nóminas empresariales o los colectivos campesinos toman distintas medidas para “compensar” el inevitable descuido en el que el cuadro campesino deberá incurrir sobre su parcela productiva por atender asuntos que son de todos. Y así debe ocurrir con un grueso de nuestros cuadros “ambientalistas”, deben surgir del mismo seno de nuestros colectivos sociales.
Pero requerimos también de luchadores por el tema ambiental y de construcción ecosocialista dedicados a tiempo completo y dedicación exclusiva a estos temas y que no tienen por qué provenir del seno de los colectivos donde han de realizar su labor. Necesitamos de un cuadro “especial”, altamente conocedor de la dinámica ambiental, preparado para enfrentar los desequilibrios ambientales, para revertirlos; también para convertir en realidad proyectos ecosocialistas. Gentes o cuadros sin origen local, destacados por la revolución a todos los espacios socio – geográficos de la nación, para que apoyen y se incorporen a las luchas de los distintos colectivos sociales y especialmente en pro de sembrar una nueva conciencia ecologista entre nosotros. Gentes venidas de todas partes del país y del mundo para luchar junto a los colectivos; “Misioneros” sin tiempo para otra cosa que no sea su objetivo político: Mundo Sano y Hombre Nuevo. Personas muy valiosas a quienes pedimos renuncien a toda actividad personal productiva (y a veces hasta a la familia) para que se avoquen a conducir la lucha política (en este caso, ambiental) de nuestro pueblo. A semejante desprendido Ser, debemos de protegerlo, ayudarlo, apoyarlo, quitarle toda preocupación “mundana” para que pueda cumplir satisfactoriamente con su sublime tarea.
Y este debería ser uno de los principales temas de discusión debate y acuerdo dentro del actual congreso ambientalista en desarrollo: ¿es pertinente el “funcionariado político” para ayudar a atacar nuestros dramas socio - ambientales y a construir experiencias ecosocialistas? Porque hablo de eso: un Funcionario del Pueblo, no gubernamental, sino de la revolución; un cuadro, un guía, un compañero de lucha que hace de esto su vida completa. Un funcionario del MAYEV, perteneciente al pueblo y al servicio de este, del ambiente, de la revolución, del ecosocialismo, desde que amanece hasta más allá del anochecer.
Pero no solo cuadros “de base”. La estructura funcional de un gran movimiento nacional que se pretenda omnipresente permanentemente activo eficaz y vanguardista, requiere de camaradas a tiempo completo dedicadas y dedicados exclusivamente a hacer funcionar la estructura monumental. Enlaces, coordinadoras y coordinadores, supervisoras y supervisores, educadoras y educadores, evaluadoras y evaluadores, son ejercicios imprescindibles con carácter permanente muy exigentes y de mucha movilidad, dentro de una organización como la pretendida.
Este tema ciertamente es de mucho debate, pero debemos abordarlo ya; este es el momento, el congreso fundacional.
Sería imperdonable de mi parte no recordar la figura del “Funcionario del Partido” empleadas en la antigua URSS y aún en China y Cuba, si no me equivoco. En Venezuela, el partido comunista (PCV) empleó esta figura en tiempos difíciles. Y es un poco (o bastante) de eso; Funcionarios políticos, verdaderamente sociales, no gubernamentales, al servicio del gran movimiento ambientalista nacional (MAYEV) Funcionarios que no deben derivar en burócratas apoltronados; deben ser funcionarios “de campo” (dicho en mi jerga forestal) con objetivos políticos y metas de realización precisas e irrenunciables.
El perfil funcional a lo interno del MAYEV debe ser vitrina para mostrar un desenvolvimiento organizacional socialista. Por eso, su estructura debe ser lo más plana posible, sus decisiones tomadas colectivamente y su funcionariado debería ser electo democráticamente; escogidos de entre los mejores según sus capacidades y perfiles de los cargos que deben ocuparse y que deberán rotar y ser sustituidas y sustituidos con la mayor frecuencia posible, dándole cabida y posibilidad de crecimiento a nuevos cuadros.
¿Quién paga a estos funcionarios socio – ambientales? Esto es asunto también que debería estar tratando el congreso fundacional.
Ing. Inocencio Soto C.
0424 - 9152604