Aporrea es una página a la que la mayoría de los que la seguimos asumimos como revolucionaria, su origen como respuesta a una demostración del poder mediático contrarrevolucionario, que en el 2002 y años subsiguientes, lograron poner en vilo las conquistas del gobierno, produciendo grandes y graves pérdidas a nuestra economía y el retardo de la políticas públicas que se venían impulsando, en el afán de revertir el desastre de 40 años de una mala gestión de la derecha, de la cual, quizá por ingenuidad, no se previó una reacción como la vivida con el intento de golpe de estado y el posterior paro petrolero criminal, que dejó al país en la más terrible situación económica y victima de una fractura social que se ha venido evidenciando cada vez con mayor fuerza.
Al menos es lo que se desprende de los orígenes de una página de tinte progresista, abierta a las críticas constructivas pero que lamentablemente ha devenido, por parte de algunos “colaboradores”, es la impresión que a veces se tiene al leer opiniones de gente que pareciera cuadrada contra el Proceso, y que con frecuencia luce peor que los más acérrimos columnistas anti gobierno, que más bien deberían emigrar a páginas como Noticiero digital, donde se sentirían muy cómodos y con seguridad, bien recibidos.
Cuando uno lee este tipo de opinadores queda con la sensación de estar leyendo a cualquier columnista de El Nazional, EL Universal, La patilla, entre otros que se especializan en pintar casi que a diario el gobierno como una dictadura ineficiente y a sus funcionarios como corruptos en una generalización inaceptable.
Sin negar que todo no es perfecto, uno no se explica cómo algunos de esos, que no son otra cosa que infiltrados, pues su discurso lo demuestra, se quedan sólo en la crítica destructiva y mal intencionada, sin presentar soluciones o propuestas correctivas que aporten, al menos algo positivo o que simplemente revelen la intención de contribuir a la perfectibilidad de un gobierno, que encima de no tener soluciones mágicas, se enfrenta a una terrible agresión nacional e internacional de múltiples frentes que intentan por todos los medios impedir la gobernabilidad y frenar los planes y proyectos de un equipo, que mientras para un sector de venezolanos, es un fiasco, para la mayoría sigue siendo una esperanza y para muchos pueblos del mundo un ejemplo a seguir.
Espero que mis detractores, que acostumbran enviarme correos insultantes cuando no están de acuerdo con mis opiniones, que parecieran abiertamente opositores y que en lugar de expresar con argumentos su desacuerdo, me envían frases ofensivas demostrando fallas evidentes en sus neuronas, no vengan ahora a salir en defensa de quienes vestidos de rojo para ser aceptados en una de las más emblemáticas páginas revolucionarias, aprovechan la amplitud de los administradores de esta web, y se cuelan para despotricar a mansalva contra la revolución casi que de peor modo que lo hacen los opinadores del escrofulismo.
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