¿Quién iba a decirlo? Los llamados colectivos, ¡Sí! Esos que tanto se identificaron con la “defensa” en “patria y muerte” por la revolución, ahora son acusados por el propio gobierno de “bandas armadas”, es decir, terminaron siendo delincuentes, incluso, buscados por homicidios. Pareciera que los llamados “camaradas” de los grupos “5 de Marzo”, “La Piedrita”, “Escudo de la Revolución”, “Tupamaro” o cualquier otro remoquete, ya no sirve para camuflarse como “bondadoso” ante la sociedad. En consecuencia, conforme sea el nombre del jefe caído o asesinado en un “enfrentamiento” contra las fuerzas policiales se lleva el honor del nombre de la banda; como por ejemplo, “Los Odreman”.
Por supuesto, sería muy complejo realizar un análisis sociológico de cada uno de los abnegados “revolucionarios”, quienes para nada, en este momento pueden ser mártires para un gobierno quien les concedió cualquier suma de poder, hasta convertirlos en monstruos sociales. Cuando se alertaba con fotografías y vídeos sobre la existencia de estos grupos, la respuesta era la afasia (sin palabras) o salía alguien a defender, cual lenguaraz lo indefendible. Para desgracia, de las propias filas rojas, probablemente, muchos de esos “colectivos” que seguramente fueron organizados para un trabajo de bienestar en las distintas comunidades, poco a poco fueron infiltrados, y no precisamente por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, siglas en inglés), sino por la máxima podredumbre “humana” (si cabe el término) quienes encontraron en las “filas colectivas”, el camino colectivo para esconderse de la ley y la justicia, y peor aún, amparados por razones de clientelismo político, bajo la sombra de los funcionarios más oscuros del gobierno, cuerpos policiales, y probablemente, hasta efectivos de la fuerza armada.
Igualmente, mientras la delincuencia se desbordaba sin control, no sólo en la capital de la República, sino en el resto del país, se diseñaban costosos e ineficientes programas para combatir el delito, los cuales desde sus inicios estaban condenados al fracaso, y no porque fueran ineficaces per se, sino que sus propios ejecutantes eran parte de los hechos delictivos. Como diríamos en criollito, “zamuro cuidando carne”, en virtud que parte de los ejecutantes de las políticas de “seguridad” eran los propios colectivos. Es más, hasta uno de los líderes de uno de esos colectivos, considerado por la sociedad como quizás entre los más violentos, de quien por cierto, sobran evidencias escritas y digitales, cuando por ejemplo, se refirió a la lucha que mantenían con otro colectivo por el control de una popular zona de Caracas, estuvo sentado en la fracasada “mesa de diálogo”, en los días posteriores al asesinato de Mónica Spear, y desde allí se dio el tupé de acusar a otra organización política (sobre quien no meto las manos en el fuego) de “violenta”. ¡Vaya cinismo! “Cachicamo, diciéndole a morrocoy conchúo”.
En tales individuos, si queremos hacer una analogía biológica, sicológica y social, sobre sus formas de comportamiento ante una sociedad en equilibrio ¿o desequilibrio para ellos? Lo que más se asemeja es el tipo de visión unilateral que tienen unos muchachos de un programa que llaman “zurda konducta”, zurda, porque intentan hasta en su propia torpeza romper con el esquema reflexivo de los que significa la “izquierda” como movimiento reflexivo, y de “konducta” (si con “K”, porque la conducta con “C” no es desviada de los principios y valores sociales) porque al carecer de la imagen sobre el funcionamiento de una realidad movida por derechos, pero también por obligaciones, sólo la irresponsabilidad, el malandraje y la impunidad se apoderó de los pensamientos, sentimientos y conciencia (si es que alguna vez la tuvieron) de semejantes “colectivos”, al punto que, desgraciadamente, ni el propio Estado a estas alturas tiene control sobre esos desadaptados, definidos por el presidente Chávez como de “ultraizquierda” y que hace tiempo, según sus propias palabras, debieron ser “neutralizados”. ¿Por qué si el presidente Chávez dio esa orden en su momento, no se cumplió? (ver: https://www.youtube.com/watch?v=-aJ0uT-3qyk)
Ayer los colectivos que fueron “amigos”, hoy son enemigos porque se convirtieron en colectivos de “zurda konducta”. Al resto de los ciudadanos que desean seguir trabajando honradamente en forma de colectivos, simplemente una sugerencia: sean colectivos de “izquierda conducta”. Lo demás es cuento chino. Cómo diría la letra de una famosa canción de “salsa”: Todo tiene su final (…) y vaya ¡qué final! Esperemos que en ese final, la sangre no llegue al río.