Robert Serra in memoriam; yergue como un cedro ya en la cumbre a pesar de su fenomenal prodigiosa vida corta

Lo veo como a un cedro infinito al mártir de la revolución Robert Serra a pesar de apenas su prodigiosa fenomenal vida física tan corta, pero densa, esforzada y revolucionaria; sí, él hizo más con accionar entre las masas en corto tiempo que lo que otros con un fusil al hombro pero aislados de ella, allá en las montañas.

No veo al joven baluarte revolucionario Robert Serra como derivación del caudal chavista sino más bien como afluente aunque haya emanado de las condiciones objetivas del chavismo; es que el joven nutrió al chavismo, no fue que se nutrió de éste para él crecer que es otra cosa, al menos así creo verlo; no es lo mismo en fuerza y en vitalidad un ramal del gran Orinoco, allá en su delta, que le quita fuerza al gran macho padre río para diluirse en el Océano Atlántico, que por ejemplo el afluir del Río Apure en el llano venezolano, que vigoriza al soberbio Orinoco de nuestras más acendradas querencias infantiles juveniles y seniles, inclusive éstas.

Valga el símil, es que a mi modo de ver, Chávez es un orinoco político, sus cabeceras lo nutrieron y lo seguirán nutriendo porque -palabras propias- “…ya Chávez no es Chávez sino un pueblo en proceso de liberación…”.

Desde su debut en esta locura nuestra que es la bestial lucha por liberar a Venezuela de las garras del imperialismo ese muchachito Robert Serra se dejó ver sin esguinces, al menos el pueblo trabajador así lo comenzamos a ver.

Era entre finales del año 2010 y comienzos del 2011 cuando, a instancia de algunos compañeros y compañeras patriotas, tuve que escribir una notica en la que destaqué su presencia en el escenario de la vida nacional, dije en esa ocasión -palabras más palabras menos- que el prodigioso jovencito en conjunción con el patriota Soto Rojas conformaba la dupla más simbólica de diputados de la Asamblea Nacional además de por las credenciales que ambos exhibían en lo ético y en lo moral, por uno y otro ser el más joven y el de mayor edad, respectivamente, en esa instancia legislativa.

“El Diputado Robert Serra prestigió con su presencia a una universidad privada y a la Asamblea Nacional también” -así titulé la reflexión que me fue publicada entonces en la red y en la cual manifesté por añadidura que dada su proverbial inteligencia, Serra prestigiaba, además, en general, al pueblo trabajador-.

Dije también menos por certeza y más por ironía que la MUD debía estar satisfecha de que un revolucionario, en tal caso Robert Serra, prestigiase con su presencia, a una covacha contrarrevolucionaria tal la Universidad Católica Andrés Bello -UCAB-, puesto que nuestro prestigioso muchacho había decidido meterse en la boca del lobo y demostrar su casta insigne.

Han transcurrido casi cuatro años desde entonces pero esa percepción de la que soy copartícipe, se acentuó en el pueblo pobre y trabajador y pude comprobarlo de primera mano puesto que antes de escribir esta notica, de ayer jueves a hoy viernes 10 de Octubre de 2014, cuando garabateo, di la cotorrita para saber lo que piensa nuestra gente y al respecto me permito extrapolar: a menos que tenga los sentidos enajenados, el pueblo acusa el rudo golpe recibido en la persona de Robert Serra y de María Herrera, su compañera de luchas.

La contrarrevolución lastimó al pueblo y a ese sentimiento herido hay que buscarle cauces que se mantengan y/o desemboquen en corrientes de paz, nada otra alternativa, hay que hacer grandes esfuerzos por la paz porque si aquí se prende la mecha si acaso se apaga será cuando San Juan agache el dedo y quienes piensen que ellos van a ver la violencia desde lejos en tal caso, están muy equivocados.

Para evitar ese caos, esa por el imperialismo llamada pelea de perros, sea decir, que aquí se maten venezolanos contra venezolanos, lo prudente, no otra cosa, es apelar a la justicia y que ésta responda aplicada con estricto rigor.

Dicho de otra manera, si no hay justicia habrá guerra fratricida.

Está bien que pensemos diferente, es lo más normal, ni siquiera morochos univitelinos piensan semejantes, contamos con un Estado de Derecho y de justicia que garantiza la coexistencia en paz; en consecuencia, que existan diferencias de criterios respecto al sistema político que nos hemos dado en buena lid no es para matarnos entre sí, nadie debe objetar el derecho a la libertad, la independencia y la soberanía a menos que, reitero, tenga los sentidos enajenados ante el peor postor, el imperialismo chupasangre que anda sediento de robar nuestro petróleo.

¿Qué haya desequilibrios? ¡Bien bueno! ¿Acaso, como correría un río si no hubiere desequilibrio? La cosa es cuando todo se desborda por falta de un debido cauce y en avalancha arrasa cuanto encuentra por el medio, de manera caótica.

El cauce que nos permitirá a los venezolanos superar la crisis diseñada y fomentada por el imperialismo agresor, con la anuencia de lamebotas, no es otro que el Estado de Derecho y de Justicia que está plasmado la mar de claro en “La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”.

El terrorismo no es la vía para hacerse del poder en Venezuela y quienes lo han intentado, tarde o temprano se engancharán en su propio anzuelo.

No me atrevo a vaticinar cuanto perdurará Robert Serra en la memoria de la juventud revolucionaria venezolana y latinoamericana pero sí puedo afirmar que nadie antes que él caló tan hondo con su ejemplar vida física, y su trascendencia dependerá de la verdad de esta afirmación, verdad de carne y hueso y de sentimientos profundos que sólo el pueblo puede saber calificar.

No obstante, desde mi modesta manera de ver Robert Serra yergue como un Cedro inmenso hacia una cumbre muy alta, al cuidado del pueblo que lo concibe.





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Guillermo Guzmán


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