Maduro les metió la mocha también a buhoneros ladrones

Maduro anda como “El Rayo Mauricio Rosales”, esa tan buena que cantaba nada más y nada menos que Tony Aguilar.

Hace poco tiempo hubo acá a cielo abierto, un evento solidario magnífico, y en el que se vendió de todo a precios asequibles para nuestros trabajadores tan esforzados.

Por ejemplo, se vendió la leche a 30 bolívares, un precio del carajo, más que razonable para los pobres; pero, hasta ahí, porque entonces la misma gente beneficiada por la acción del gobierno popular, o mejor decir, cierto grupito de nuestra propia gente, se estableció apenas a una cuadra de distancia del tal procedimiento solidario y dispuso revender esa misma leche a 200 Bs.

Buhoneros ladrones es lo que son esos nuestros propios compañeros, y eso hay que pararlo, no se trata de agredirlos, tal como ya el Superintendente de justos precios lo señaló, al igual que el Presidente Maduro, pero hay que evitar esa fratricida especulación que a la corta y a la larga termina por ir en contra del mismo compañero buhonero y ahí gravita un hecho cultural que es el quid de la cuestión.

Ese compañero ladrón no es el enemigo verdadero sino el falso enemigo del que FEDECAMARAS, este sí el verdadero ladrón, se vale impunemente para llevarnos a una pelea intestina y así desviar la confrontación de clase entre la burguesía y el trabajador.

Por ende, se precisa de una toma de conciencia de la clase trabajadora para enfrentar unida al enemigo verdadero, la burguesía chupasangre. Y por otra parte, es esencial poner de relieve en toda cuanta ocasión se presente, que el tema de fondo es nuestra riqueza petrolera y que una vez, caso extremo, perdida ésta, adiós Rosa Linda.

Con el decreto presidencial que prohíbe la venta de alimentos y medicinas a precio de malandraje en la acera de la esquina por parte de tontos útiles no se resuelve de plano el problema pero es un paso previo indispensable para atacar esa sangría.

Ese decreto debe estar acompañado de una efectiva campaña aclarativa del pro y del contra; estoy persuadido de que Maduro hizo lo correcto, le metió la mocha al asunto. Hay un principio inequívoco de la mecánica: “Lo que se gana en fuerza se pierde en velocidad y viceversa”.

Si tu le metes la primera, y mejor, la mocha, a un carro, ganas fuerza, tanto así que puedes subir el cerro más empinado habido y por haber; en cambio, si vas en carretera plana lo que necesitas no es tanta fuerza sino velocidad y por eso le metes la cuarta o la quinta ya que así puedes ir esmachetao.

Maduro es tremendo conductor, sabe de tiempos y de otras circunstancias de relieve, cuando meter la mocha y cuando pisar la chancleta -¿o no?- y lo ha hecho.

Hay que entrarle con fuerza a esa nefasta coyuntura de la guerra económica para evitar que se transforme en estructural; ya habrá, a posteriori, ocasión de apelar a la velocidad.

El buen conductor debe saber con suficiente precisión cuando privilegiar la fuerza en vez de la velocidad y viceversa.

Yo lamento decir que mi propio compañero de clase sea un ladrón pero si no lo digo me hago cómplice. Estoy seguro que más temprano que tarde él va estar más consciente de su propia clase y, en consecuencia, abocarse a remar en conjunción con el pueblo, no en su contra.



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Guillermo Guzmán


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