El 7 de julio había cumplido 28 años de haber nacido en Caracas la joven revolucionaria María Hogdalis Herrera Sequera, asesinada brutalmente junto con su camarada de lucha Robert Serra el 1º de octubre de este 2014 en la residencia de La Pastora. Crimen brutal, artero, de una saña y crueldad desproporcionada, injustificada por un conjunto de monstruosos sicópatas, mercenarios, traidores sobre cuyas cabezas debe caer todo el peso implacable de la ley venezolana y aplicarles las máximas penas que para crímenes horrendos establecen las leyes, el Código Penal, la ley contra el terrorismo porque ese abominable crimen fue un acto de terrorismo del paramilitarismo uribista colombiano, típico de la siniestra agencia terrorista de inteligencia CIA norteamericana, del crimen organizado del fascismo venezolano.
¿Cómo describe el traidor y mercenario Edwin Torres, quién fungía de Jefe de Escoltas del diputado Robert Serra, el crimen sobre la bella joven María Herra? Leamos su declaración.
"En lo que llegamos a la casa del diputado, yo mismo abro la puerta con la llave de la moto, violentando la cerradura y entra "Colombia" más detrás de mí. Después de eso, de que él pasa y neutraliza a María, entran todos los demás…"
(…)
"Después de que él baja, bajó "Tintín" atrás y todos con las armas en la mano. Bajo yo de último y veo que "Colombia" luego estaba encima de María, no vi que estuviera haciéndole nada pero veo que estaba encima de María También".
En esa breve, cínica y lombrosiana confesión está dicho todo, el líder del grupo, el sicario paramilitar apodado "El Colombia" entró detrás de Torres y "neutraliza" a María. ¿Cómo reaccionó María cuando vio entrar a Torres, o tuvo tiempo de reaccionar? Porque de inmediato entra en acción "El Colombia" y la "neutraliza", ¿la apuntó con un arma ¿de fuego?, la golpea con las manos o con el arma hasta tumbarla, ponerle un tirro sobre la boca para que no gritara y la amarra? Torres dice que cuando bajaron, ya asesinado Robert, "El Colombia" estaba montado sobre María que estaba tirada en el suelo. ¿Ya la habían asesinado? ¿Montado de pie sobre la joven o como si la estuviese violando o asegurándose que estaba muerta? ¿Por qué "El Colombia" se cebó sobre la muchacha con tanta saña, por qué ese irracional odio hacia aquella joven que ni conocía, por qué Torres no la defendió o fue quién lo alentó "para que no quedaran testigos" porque ella lo conocía muy bien?
Fue una acción criminal breve, de muy pocos minutos, allí está esa brutal confesión de Torres que, si no hubiesen las cámaras de video secretas que tenía instaladas Robert Serra y que con seguridad grabaron todas las etapas del crimen, que se auto inculpa, señala claramente a "El Colombia" como el gran asesino de los dos valientes jóvenes, como dirían los juristas: "a confesión de parte relevo de pruebas".
Un detalle en la confesión de Torres, dice que bajan "todos con las armas en la mano". ¿A qué armas se refiere, era de fuego que ellos llevaron para la acción, los punzones con que los mataron o robaron armas que podía tener guardadas en diputado para su defensa y se las robaron? ¿Esas fueron las que le entregaron o se llevó "El Colombia" después del crimen?
"El Colombia", Leiver Padilla Mendoza, huye a su país de origen, Colombia. Atrás dejó a su familia y todos, presuntamente, están involucrados en el complot criminal y apresados muchos de ellos según reveló el presidente Maduro. La policía colombiana lo apresa cuando está huyendo y se va de viaje y lo encierran en la cárcel de Cómbita, Boyacá, por estar requerido por Venezuela por el asesinato de Robert Serra a través de la Interpol y de inmediato el uribismo se aboca a la defensa de su importante cuadro paramilitar. El primer movimiento del uribismo lo realizan a través del embajador de Colombia en Venezuela, Luis Eladio Pérez –por cierto cuando fue secuestrado por las Farc, quién intercedió por él para su liberación fue el presidente Hugo Chávez y la gran revolucionaria colombiana Piedad Córdova– en una inadmisible injerencia en los asuntos internos de Venezuela se lanza a hacerle una sospechosa defensa pública a "El Colombia", exculpándolo de todo como si el fuera juez y casi le faltó un grado para beatificarlo. Igualmente negó la participación del paramilitarismo en el crimen de Serra, golpeando así al expresidente Ernesto Samper, secretario general de Unasur, quién señaló de manera categórica que el paramilitarismo colombiano estaba detrás del crimen de Serra y su asistente. Le salía una expulsión ipso facto del país como persona non grata, pero vino su cancillera, lo regañó públicamente y siguió en su cargo probablemente conspirando contra el país que lo salvó del cautiverio –¿y la gratitud Embajador?– porque, como dijimos en artículo anterior, la peluda y artera mano del uribismo lanzó ese globo de ensayo y Pérez se apresuró a ponerlo en práctica.
Después Leiver Padilla, desde la cárcel donde está recluido en Colombia, da declaraciones públicas –cosa extraña, un preso, acusado de asesinato, declarando a la prensa y dichas declaraciones rebotadas por la prensa burguesa criolla–. Las declaraciones las habría ofrecido a la emisora colombiana W Radio, que en su portal web reseñó que Padilla negó ser jefe de un grupo paramilitar. "No soy jefe de paramilitares, ni he pagado 250 mil dólares, como dice Nicolás Maduro, y soy venezolano. No entiendo con qué intención me están acusando", pero admitió haber recibido las armas con las que se realizó el crimen. ¿Si recibió las armas del crimen cómo es que se entera de éste por la prensa al día siguiente?
El gobierno y el Estado venezolano se abocaron a enviar los recaudos de la solicitud de extradición, pero si el paracouribismo movió su ficha que es el embajador colombiano en Venezuela, ¿qué no estarán haciendo dentro del poder judicial colombiano donde seguramente tiene fichas o en la cárcel para que no lo extraditen e incluso fugarlo? Ya hay antecedentes de esas luchas internas en Colombia para que no se extradite un criminal, el caso del narcotraficante Walid Makled que el narcotráfico colombiano hizo lo imposible para que no fuese extraditado a Venezuela, fue una larga jornada porque se hiciera justicia.
La familia de Robert y María, sus amigos y camaradas, los movimientos sociales ya tomaron la calle para exigirle al gobierno colombiano que extradite al paramilitar señalado como el asesino de los dos jóvenes. Esas movilizaciones apenas comienzan, según declararon sus organizadores, hasta que "El Colombia" no sea extraditado a Venezuela. Esos crímenes no van a quedar impunes.