En la entrevista que le hizo José Vicente Rangel a Oscar Schemel, director de la encuestadora Hinterlaces, el pasado domingo; el tipo dijo varias cosas que me sorprendió, no por ser mal o bien intencionadas, sino porque asumo que su investigación está basado en algún método científico. Según Schemel, el gobierno -en especial Maduro- no sabe comunicarse con el poder popular, esto ha generado una suerte de inconformidad en el venezolano que afecta el proceso bolivariano y chavista. No voy a contradecir al amigo Óscar, debido a que él tiene en sus manos la constancia de lo que afirma -insisto- debido a las investigaciones que ha realizado, sin embargo refuto el hecho que tanto Nicolás Maduro, como todo su tren de gobierno, al igual que mi comandante eterno: Hugo Chávez, son y fueron víctimas de la peor de todas las voces acusadoras: la opinión pública, aspecto que Schemel no aborda. En el imaginario nacional se ha enquistado, gracias al plan radio bemba, frases y palabras como: "Masburro es repetitivo", "el tipo no sabe hablar", "confunde la D con la C y la P", en fin, pero nadie repara en el hecho que su condición de obrero, humilde y hombre de pueblo es lo que realmente molesta a quienes no respaldan el proyecto bolivariano, así como a los aprovechavistas y no su forma de explicarse. La política comunicacional del Estado venezolano es la mejor, aun cuando pudiéramos revisar la programación de Tves y Vive TV, por nombrar dos medios, sin embargo la línea editorial de gubernamental está ajustada a la promoción y divulgación de los alcances que en material social aplica el ejecutivo, pero volviendo a Schemel, su crítica está basada, en que el grueso de los que se benefician de los programas sociales revolucionarios, no defienden al gobierno, tampoco apoyan la posibilidad de una gestión de derecha y por otro lado, pregonan y capitalizan los errores de la administración bolivariana; cómo se entiende ese arroz con mango. Dios Schemel. El "gurú" de las encuestas dijo igualmente, que Maduro tiene 40% de aceptación, producto de su vinculación política con Chávez -lo que es una ventaja electoral- y que le hace falta fuerza en el discurso, ¿cómo es entonces que ha logrado dispersar al oposicionismo y penetrar el concierto internacional? Si Maduro no sabe comunicarse, su ministra de información y comunicación anda perdida, al tiempo que la línea editorial de los medios del Estado es pésima, ¿Por qué esa necedad de hacerle seguimiento y control a la información oficial? En verdad que el discurso político de Maduro, aun cuando el director de Hinterlaces asegura que es flojo, ha llegado a los colectivos, a las comunidades, al poder popular, pero como todo, el que repite cual lorito los errores de dicción de Nicolás y de paso compra en Mercal, Pdval, utiliza el Saime, se favorece de las misiones y grandes misiones, y dice ser chavista, debería revisarse y preguntarse si le está haciendo el juego a la oposición, o si es bolivariano de los dientes para fuera, incluso debería hacer un ejercicio de reflexión y analizar, si es otro u otra de las personas que después que salió al exterior con los dólares del Gobierno, no entendió que el chavismo es una filosofía de vida, que no se puede comparar con un paquete de harina Pan, un litro de Mazeite o un kilo de jabón Ariel. ¡Ah! Schemel reiteró también que la oposición no tiene líder definido y mucho menos mensaje, acá vuelvo a refutarlo, pues el oposicionismo si tiene líderes, líderes en la maldad, en lo antipatriota y líderes en la oscuridad, como también tienen mensaje, pero de odio, de rabia, de arrechera y mensajes de repugnancia a todo que huela a chavismo.
