La navidad en tiempos de guerra económica

Por agnóstico que alguien sea, reconoce en el adviento un mensaje de esperanza. Es el nacimiento de aquel hombre que en su corta vida, partió la historia del mundo en dos trozos, en un antes y un después; y es quizás estas rupturas lo que mejor caracteriza la obra de los grandes revolucionarios del mundo, los que dejan huella infinita, los que inexorablemente recuerdan en los textos, en los cuentos, en la política, en las oraciones, en la vida, en el ejemplo. Jesús, el niño representa la vida incipiente en la pureza, y la continuidad hasta la juventud en medio de las vicisitudes, sin que se cambie esa pureza que debe existir en los humanos. En esa lógica cristiana, no es la maldad la que debe transformarnos como humanos, es el amor, los principios y valores, la solidaridad, la fraternidad, y esa conectividad con el prójimo que nos aproxima al bien común. Con esas virtudes de ese niño y ese joven sacrificado por un Imperio que lo veía como su archienemigo, se puede construir el espíritu fuerte de un revolucionario.

Todas las fortalezas morales de un revolucionario, en estos difíciles tiempos de guerra económica, con sus componentes endógenos y exógenos, son la base de la resistencia y de las soluciones. No se trata en el lenguaje simbólico cristiano de colocar siempre la otra mejilla, se trata de sí, de acudir ha llamado de la conciencia para evitar que esa guerra prospere y triunfe en contra de todo un pueblo, porque sería el equivalente a la crucifixión de un proyecto de redención de los oprimidos, los abandonados, los excluidos, los pobres de Venezuela y de la América Latina, por extensión.

Durante los últimos 15 años, el pueblo venezolano ha visto truncadas sus festividades del adviento en varias ocasiones. No olvidemos eso pero tampoco lo utilicemos como excusa. Chávez, el Comandante Eterno, cristiano practicante, lo denunció en muchas oportunidades, y hasta hereje le dijeron. Jesús, el Cristo fue un revolucionario y es evocación en esta revolución hecha a la venezolana. Y creo recordar que cierta vez Chávez dijo que Cristo estaba con este proceso inédito, era uno de sus comandantes, e incluso la misión de misiones se le llegó a llamar Misión Cristo.

Hoy en medio de la guerra económica, las variables abastecimiento y la inflación parecieran indicar que el gran capital endógeno genera el principal malestar que impide una conmemoración del adviento en medio de alegría. El regalo de la oligarquía criolla para el pueblo es el secuestro de sus ingresos con precios especulativos. Todo parece indicar que estamos próximos a un malestar colectivo inducido desde la derecha en el cierre del año 2014, como lo han hecho muchas veces. El Pueblo se siente espoliado por el sector comercial, el Pueblo se siente burlado por el sector industrial. El Pueblo está tenso y algo confundido. El regalo del imperialismo en esta navidad es toda una mentira construida sobre la base de los derechos humanos, que ellos mismo no se creen, y a la cual le colocan aditamentos que amplíen la duda sobre actores fundamentales del proceso revolucionario venezolano. Este componente es parte del detonante que el imperialismo le coloca a la mecha del desabastecimiento y de la especulación inflacionaria.

¿Qué hacer? ¿Cómo evitar caer en la celada de la guerra económica endógena y exógena? ¿Cuál es el mensaje que subyace en la memoria histórica-política de Chávez sobre casos similares?

Todo parece indicar que la peor consejera en estos momentos de máximo en la guerra económica, es el sentido de la derrota y la falta de esperanza. Hay que reforzar el espíritu revolucionario, convocándolo urgente a continuar con un cambio del modelo económico individualista por otro principista basado en el bien común. Hay que repensar y redirigir políticas al consumismo excesivo que toca a todas las puertas sin excepción. Hay que darle en donde duele a la especulación y a la corrupción. Evitar ubicar a estos actores de la guerra endógena en las categorías dicotómica de los buenos y los malos, ambos son partes del pillaje. Además, sabemos que Chávez nunca puso la otra mejilla, aunque fue maltratado, vilipendiado, sacado a empellones a un secuestro que luego lo reivindicó. Al igual que a Chávez, en estos momentos difíciles, el Pueblo está preparado para no dejarse robar la Patria en las festividades navideñas, como otras veces se intentó.



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Miguel Mora Alviárez

Profesor Titular Jubilado de la UNESR, Asesor Agrícola, ex-asesor de la UBV. Durante más de 15 años estuvo encargado de la Cátedra de Geopolítica Alimentaria, en la UNESR.

 mmora170@yahoo.com

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