Sr Presidente: Por favor, no subsidie los dólares para importaciones privadas, subsidie directamente los precios al consumidor

Hasta los años 50, en Venezuela veíamos sacos de azúcar de 10 kg hechos con telas de algodón, con liencillos, así llamadas tan despectivamente, al punto de que a los chamos de familias muy pobres les hacían camisas con esas telas recicladas, y estos chamos servían de hazmerreír a los chamos que inocentemente, o ya dando demostraciones de escualidez prematura, se burlaban del primero cuando observaban que en la espalda de su camisa se podía leer perfectamente una o dos sílabas de la marca comercial de la ensacadora del caso.



A la sota de la baraja española la llamábamos “saquito de azúcar”, así de popular se hizo el azúcar refinada que, precisamente, se hallaba subsidiada por el Estado, única forma de garantizar que su precio no sobrepasara para el consumidor final de Bs. 1,00. Además, todos los bodegueros estaban estrictamente obligados a vender esta mercancía, so pena de cancelarles ipso facto las licencias correspondientes y dejarle el cupo a gente menos hambreadora.



Esta anécdota tiene el respaldo de que yo, de niño, ensaqué en bolsitas de azúcar varias toneladas de este energético que el bodeguero debía trasegar del saco a las bolsitas de 1kg, cuyo precio = Bs. 1,00.



Esta actividad la hacía yo todos los domingos a eso de las 5 a.m. en el Mercado Popular de la Candelaria recién fundado y a cielo abierto en las calles Cantaura y Andrés Bello-el cerebro fugado cuando vio que la patria había que hacerla y en ello jugarse la pelleja-calles de esta mala suertuda Valencia, ciudad mantuanísima y escasa en gobernantes para todos sus habitantes, menos clasistas, alienados y serviles que los que hemos tenido hasta ahora.



Hecho ese imprudente exordio, aconsejamos al gobierno para que dejemos de ratificar nuestra tradición de facilitadores de carne para que el zamuro se la coma. ¿Por qué no venderle al importador dólares según la paridad que la burguesía misma nos viene imponiendo con su dólar paralelo, irregular o color castaño oscuro?



El importador-lo hemos visto-de todas maneras tiende a facturar sus importaciones a ese dólar de elevado precio en bolívares y apuesta a que por azar él no sea descubierto en su tramposería contable.



En lugar de subsidiar indirectamente al consumidor con dólares preferenciales vendidos a esos estimados y renombrados importadores, a estos se les autorizaría a que vendan al precio que más les convenga con respeto de la tasa máxima de ganancia permitida, precios que al consumidor final llegarían amputados por el monto del susidio con precios regulados y cuya diferencia el Estado se las reintegraría pos féstum al importador que ya no tendría que morir con los vendedores irregulares del mercado paralelo, sino que el Estado se los vendería a ese mismo precio y hasta más caro, si fuere el caso, para bienes suntuarios, por ejemplo.

La pendejera, como todo fenómeno universal, se perfecciona con su práctica, y eso es lo que hemos estado haciendo: nos hacemos mejores pendejos cada día.



Empecemos, pues, a truncar ese desarrollo de la pendejada con subsidios en bolívares y no con dólares baratones para los importadores.

13/01/2015 04:52:29 p.m.



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Manuel C. Martínez


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