La respuesta se encuentra dentro de nuestra propia consciencia

Sé que a muchos lectores no les gusta las metáforas, porque cuando uso/usamos metáforas, poca gente lee los artículos, pero me parece que está es aplicable a nuestra actual situación en Venezuela.

Me imagino que todos se han dado cuenta que desde hace varios meses, digamos, a partir del verano del 2014, han habido y siguen habiendo un montón de opinadores, escritores, analistas, expertos, intelectuales, etc., que andan proponiendo todos tipos de posibles soluciones y recomendaciones para reducir o controlar o acabar con la situación del desabastecimientos, las colas, el dólar paralelo, etc., ¿verdad?

No hay nada malo en eso.

Pero … hay muy pocos que se atreven a enfrentar la verdad vedadera, es decir, a enfrentar la causa principal de las dificultades y las consecuencias que estamos viviendo en Venezuela, particularmente desde la muerte de nuestro querido Chávez.

Aquí estoy hablando de la corrupción, da la especulación, el acaparamiento, el desabastecimiento, el contrabando de alimentos y de productos de necesidad básica, de medicina, y de gasolina, etc.

Aunque todos los siguientes factores tienen alguna influencia en la situación, el problema fundamental no es estructural, no es institucional, no es organizativo, no es económico, ni político como tal, ni tiene que ver con alguna potencia extranjera, o con el narcotráfico, o con las mafias del contrabando de extracción, no.

Desde que Chávez murió, cada sector mencionado arriba está aprovechando la situación para enriquecerse o llegar a algún fin político, y ese hecho empeora la cosa para el ciudadano honesto y honorable (la mayoría).

Ahora, el problema fundamental se encuentra en la olla en la cual se cocina la comida, versus la receta como tal.

Me explico.

Tú puedes tener la mejor receta del mundo, con los ingredientes de mejor calidad que existan, y con una cocina de muy alta calidad con súper controles, y un chef experto preparando la comida, pero si el recipiente tiene un hueco, o varios huecos, la comida nunca saldrá buena.

Tendrás que siempre agregarle más y más agua, o aceite, y condimentos porque lo que se está cocinando sigue botándose.

Puedes tratar de cambiar los ingredientes para salvar la situación, o puedes tapar los huecos con el dedo, o con teipe, para que no se bote el líquido, pero al final te quemarás o la comida se quemará, y los ingredientes seguirán desapareciendo, echando a perder la receta, y finalmente, echando a perder la comida, la cual preparaste con toda la buena intención y con tanto amor.

Así lo hizo Chávez y su equipo, y así lo está haciendo nuestro presente ejecutivo, con toda la buena intención y con mucho amor.

Ahora, para hacer el paralelo, o la metáfora.

Los ingredientes son los sistemas internos del país, sociales, gubernamentales, religiosos, económicos, geográficos, legales, etc., algunos más sólidos, otros más líquidos, y algunos se pueden evaporar rápidamente bajo candela.

Cada ingrediente tiene su característica, y cada ingrediente reacciona y está relacionado de alguna manera con el resto de los ingredientes, eso es lo que le da el sabor particular a la receta.

El calor de la cocina es como el clima social mundial, o la condición histórica de nuestro mundo, en su totalidad, es decir, es la influencia externa actual e histórica que nos permite preparar nuestra propia receta, por ejemplo, hablamos del sistema bancario internacional, los acuerdos internacionales a través de la ONU, la WIPO, la WHO, etc., las guerras, los imperios, y las tendencias tecnológicas e históricas que nos afectan a diario, aun si no lo quisiéramos.

A veces la temperatura es perfecta, y otras veces, demasiado caliente, o no suficiente, para preparar nuestra propia receta.

El chef representa nuestro líder mayor, Chávez, y ahora Maduro, es decir, el chef mayor.

Ahora, falta la olla.

¿Qué es el contenedor, o la olla?

La olla es nuestra consciencia.

Si nuestra consciencia tiene huecos, no importa qué ingredientes se usa, porque poco a poco, y muy rápidamente, se irá lo más liquido al piso mientras que lo más sólido se quedará en la olla por un tiempo y se quemará, y en algún momento se encontrará la comida en la basura.

Tampoco importa la temperatura de la cocina, o el chef que cocina.

Puede ser el mejor chef del mundo (por ejemplo, Chávez), pero si el recipiente está defectuoso, si tiene huecos, es decir, si nuestra consciencia tiene huecos o está muy sucia por el descuido, nada saldrá bien, no importe cuales cambios se hagan en nuestro entorno.

Es decir, se pueden cambiar las leyes, o inventar nuevas leyes, se pueden crear o deshacer instituciones, o imponer o no imponer una dictadura, o alguna democracia o teocracia, se puede montar empresas de todos tipos, y cerrar las fronteras con muros inmensos, pero si nuestra consciencia no cambia, no servirá para nada todo el esfuerzo.

Nuestra consciencia es el recipiente de todo lo que nos entorna, todo lo que nos afecta, lo que sentimos, lo que vemos y lo que escuchamos, es el recipiente de toda nuestra experiencia presente e histórica, dentro del sistema interno venezolano, con influencias externas por todos lados, y es esta consciencia la responsable de transformar todo lo que procesamos en nuestro ser hacia acciones concretas, pensamientos concretos, y reacciones concretas, sea por el bien o por el mal.

Chávez lo repetía muchísimo, "la consciencia," casi cada vez que abría la boca, miles de veces.

¿Hemos escuchado?

La respuesta se encuentra dentro de nuestra propia consciencia.



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Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

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