-¿Tienes por allí algo de sardina?
La pregunta la hice a un joven vendedor de pescado en una muy improvisada, por decir lo menos, pescadería. Suponía la respuesta, pues habiendo nacido en la costa oriental y siendo el pescado la fuente principal de mi alimentación, sé bien que en esta época del año la sardina escasea. Es una cosa tan normal como que en el día el sol resplandece. Pero como mi compañera, quien también sabe eso, como sabe que aun así algo puede conseguirse si buscamos con empeño, amaneció con ganar de comer sardinas frescas, pregunté por si acaso. ¿Quién sabe?
-“No, no hay”, respondió el joven pescadero como con vehemencia y de inmediato, sin respirar, agregó con rabia y como si hablase para una multitud:
-“Toda la sardina la acaparó Diosdado Cabello para su empresa”.
¿Para su empresa? Pregunté al joven fingiendo asombro y mostrando interés para que dijese el resto. Razón por la que repregunté:
-¿Cuál es esa empresa?
Como quien tiene los documentos en las manos nombró la empresa, la misma que años atrás, en el “Quinto Día”, justamente de Carlos Croes, otro dado a fantasear y montar historia inverosímiles como aquella del “Milagro o Revolución Agraria de Lusinchi”, mencionó Domingo Alberto Rangel para decir, cosas de la vida, que la había comprado el actual presidente de la Asamblea Nacional.
Sonreído, porque mi edad me ha enseñado a afrontar esos problemas de acuerdo a quién tenga por delante, y en este caso se trataba de un hombre joven y humilde, que no hace sino repetir lo que le han dicho, precisamente para que lo repita, porque una mentira repetida mil veces toma algún rango de verdad, le pregunté y argumenté:
-¿Tienes los documentos en las manos que prueban eso? Porque dicho así, tu argumento es tan débil como la causa de la escasez de la sardina, que uno simplemente por costeño y bastante viejo, sabe que en esta época del año es normal ese fenómeno. ¿Puedes probar eso que dices? ¿No te parece que es tan fantasioso como si dijese a quienes aquí están que tienes la sardina acaparada?
Por supuesto, el muchacho sólo estaba repitiendo un cuento viejo y salido de los mentideros de la derecha. Por lo que se limitó a responder esta vez como con humildad y algo de parsimonia:
-“Bueno, eso es lo que dice mucha gente.”
Por ese difamar a Diosdado sin que nadie presente prueba alguna, publiqué el 06 de febrero del 2013, en Aporrea un artículo que titulé “¡Por fin!” Supe de los secretos de Diosdado”, http://www.aporrea.org/actualidad/a158876.html, en el cual señalaba que la acrisolada lealtad del monaguense al presidente Chávez y su legado lo hacía blanco del odio de la derecha y oligarquía.
Domingo Alberto Rangel, con todo el respeto y admiración que siempre me mereció, tenía una cierta debilidad a dejarse llevar por pequeñas historias fabuladas que le contara alguien con tal que le sirviesen para argumentar en determinadas circunstancias. Quien le haya leído suficientemente sabe de su tendencia a fabular al analizar políticamente o escribir algún ensayo histórico. En él se fundían, no sin belleza y muy buena fe, el analista político, histórico y el narrador literario que solía soltarse y hacer de las suyas. Para quienes estén interesados, quiero recordar aquel “político” febril, fantasioso y exquisito escritor que fue “el bachiller Raimundo González”, en su columna semanal en aquel periódico “legal” de la izquierda ilegal y clandestina de la década del sesenta, llamado “El Venezolano”.
Quizás alguien, de esos abundan, le contó a Domingo, esa febril historia, de las tantas que la derecha ahora pone a correr para dañar a Diosdado, y aquél que ya aparecía como opuesto a Chávez, aunque no partidario de la derecha, tomó aquello como verdad. Eso no nos asombra, pues vivimos “en carne propia” algunas experiencias que nos inducen a eso. De lo que si es cierto es que nadie que esa y otras cosas dicen de Diosdado, ha mostrado prueba alguna.
Si eso hacían antes por la lealtad que Diosdado mostraba ante “el comandante Chávez” como a él gusta llamarle, ahora siendo presidente de la Asamblea Nacional, segundo en la dirección del Psuv y moderador del programa “Con el Mazo Dando”, donde suele hacer denuncias y mostrar en qué andan figuras de la oposición, denunciar los intentos de golpe y toda trama conspirativa, el odio aumenta en cuantiosos decibeles.
Pero no han avanzado mucho. Esto de las sardinas y el pescadero que sirve de antena repetidora, es el mismo cuento de unos cuantos años atrás, quizás no menos de dieciséis. Parecieran anclados en el pasado y por eso lo que mandan a través de sus redes y contactos es el mismo viejo cuento del cual no exhiben ni una prueba.
De los tantos errores que comete la derecha, como ese de no encontrar un clavo del cual agarrarse, un pequeño y modesto programa para unirse, desechar aquellas prácticas como la guarimba y la desestabilización permanente que la aísla del resto de la población, está este de usar como argumento política viejos embustes que si de algo sirven, sólo es para fomentar el odio. Y el odio, no sólo es muy mal consejero, sino también una brújula que no atiende al norte magnético, sino hacia donde la rabia de quien la porte la incline.
Las sardinas no abundan cuando Diosdado lo diga y menos toman el rumbo que éste le trace; eso obedece a otros motivos; pero la derecha es así, caprichosa y “odiante”.