El trabajo periodístico que realizó la gente de Zurda Konducta y TV Pueblo, durante la marcha de los escuálidos en Caracas, con motivo de la conmoración del derrocamiento del dictador Marcos Pérez Jiménez, el pasado 23 de Enero, fue además de educativo, aleccionador. La gente que fue a marchar botaba por la boquita puras insolencias, su apariencia delicada y sus ropajes de alta costura, daban cuenta que se trataba de personas que viven en otra Venezuela, no en la de aquellos que hacen colas de siete a 24 horas, por leche, papel tualet o pañales desechables. Claro cada cual tiene la apariencia que quiere y puede, pero cómo es posible que ellos que se jactan de ser educados, pensantes, de ser auténticos venezolanos, hijos del más casto linaje, europeo, estadounidense o australiano, es decir que producto de su formación hogareña, académica y religiosa, nadie puede creer que sean vulgares, soeces, prosaicos o mediocres, de allí la "sorpresa" que cuando el camarada y colega periodista Ricardo González, los abordaban para preguntarles, por qué marchaban, respondían, "por las largas colas para comprar un paquete de harina PAN", sin embargo ninguno supo decir cuánto cuesta el empaque de un kilo. Ah pero si sabían maldecir y asegurar que "este Gobierno lo que tiene es mierda en la cabeza" y que "Nicolás espera que muera otro mandatario en medio Oriente para viajar y olvidarse de los venezolanos", incluso hubo unos marchistas que vestían igual, parecían uniformados: sombrero pelo e´guama, Levis 505 y botas Loblan, insisto cada cual luce como quiere, pero no les da pena ir a protestar con una pinta como si fuera para el míster gay o el miss Venezuela 2015, digo.
Lo mejor de todo fueron los dirigentes políticos que asistieron, entre ellos Ismael García, conocido en los predios escuálidos, como Salta Tanquera, quien sin ningún pudor le dijo al periodista: "Cojo culo", demostrando su tolerancia, inteligencia, vocabulario versátil y verbigracia al hablar ante los medios públicos. Se me olvidaban a los chamos que también fueron a la marcha, pienso que son jóvenes, porque una persona madura, adulta, inteligente y en su sano juicio, no se disfraza para ir a una protesta con una poceta de cartón sobre la cabeza, debido a que cuando el colega periodista les preguntó "qué significa tener una poceta en la cabeza", los tipos respondieron: "será que tenemos mierda en el cerebro". De todo ese escenario hubo una cosa que me dio pena ajena y risa: tres señoras como de 70 años de edad, que entre el sol, el calor, la humedad, el ruido de los parlantes, el humo de los carros y la ladilla de caminar por unos políticos presos que no son ni parte ni arte, tuvieron que guarecerse bajo una mata de mamón para que un pájaro negro las defecara. La marcha de los oposicionistas en celebración del 23 de Enero de 1959, fue el reflejo de una clase política, dividida, palurda, sin objetivos claros en una alternativa diferente a la revolucionaria. Tal vez hizo falta Laureano Márquez y su carta, si él "fuera Dios lo que le diría a Maduro", para que animara a los asistentes quienes intentaban reír pero no podía o tal vez no querían.