Si en un banco privado para realizar cualquier transacción invierto tiempo excesivo esperando detrás de otros, lo que comúnmente llamamos haciendo cola, para lograr mi objetivo la responsabilidad directa de ello es de quien administra o gerencia la empresa, al menos eso es lo que indica la lógica cartesiana; por supuesto, si la cola para la transacción debo hacerla en un banco administrado por el Estado es a éste a quien debo atribuirle la responsabilidad de ser más o menos eficiente a la hora de prestar el servicio a su cartera de clientes.
Si para adquirir productos alimenticios o de higiene personal que comercializan los supermercados de la red privada, llámese Central Madeirense, Excelsior Gama, Plan Suárez, etc. o incluso negocios particulares que no pertenecen a grandes redes, debo hacer colas y esperar en demasía para poder lograr el objetivo, la responsabilidad es exclusiva de quienes administran la empresa. Igual ocurre con los establecimientos que distribuyen alimentos pero que son administrados por el Estado, llámese PDVAL, Abastos Bicentenarios, etc. Así lo ha indicado la lógica cartesiana desde el memorable "cogito ergo sum".
Si para adquirir la batería de un vehículo en la empresa privada que las produce y además las comercializa debo hacer una cola descomunal, eso es responsabilidad directa y exclusiva de dicha empresa. Si quien estuviese produciendo y comercializando el producto, batería de vehículo, fuera el Estado, de cajón que el responsable de la cola, en este caso, entiéndase ineficiente en la comercialización sería el mentado "papaestado".
Los tres casos anteriores, que permiten apenas ejemplificar sobre un tema tan extenso como el de las colas para la adquisición de productos en la Venezuela de nuestros días, indican que ciertamente el modelo privado de distribución de productos o de prestación de servicios presenta serias deficiencias.
Los "analistas" de un lado y otro, expresan que el nudo crítico del asunto es el de la producción, sin duda que algo tendrá que ver, pero no siempre ocurre así, aunque todos parecemos convencidos ya de que aquí no se produce nada. Vale hacerse preguntas como ¿hay escasez de cervezas en el mercado?, aún desconocemos de las colas de borrachitos que la escasez de la mercancía les esté imponiendo la abstinencia obligada. Tampoco estamos enterados de escasez de cigarrillos que bien agradecerían los pulmones de esos fumadores compulsivos que la única manera de soportar las colas no sería otra que aspirando el humo de su cigarrillo encendido.
De un lado, se dice que el tema es el "fracaso del modelo", según la lógica a la que venimos apelando el que se ve desbordado y colapsado es el modelo capitalista de producción y distribución de mercancías y de prestación de servicios.
Del otro lado, se habla de la "guerra económica" que han montado los capitalistas y la cosa parece tener sentido, pero como algunos "cabezacalientes" dicen por ahí, ¿por qué al gobierno sigue financiando una guerra contra el pueblo?, ¿por qué le piden a los empresarios y capitalistas que hacen la guerra al pueblo que se alíen con el Gobierno?, ¿Por qué el gobierno no importa masivamente estos productos y le garantiza al pueblo el acceso oportuno a ellos?. Años atrás cuando se intentó aplicar éste mismo guión para derrocar al gobierno de Chávez esa fue la solución que dio resultados, el actual Presidente y la dirigencia revolucionaria lo sabe ¿por qué no se da la respuesta que tanto espera el pueblo y que permitirá conjurar el golpe que tanto denuncia el gobierno?.
Parece que muchas de las cosas que ocurren en nuestros días en el país salen del terreno lógico y que el "cogito ergo sum" al que veníamos acostumbrados a apelar ante dudas e incertidumbres está en desuso.
Han dicho analistas serios que buscan conducir al pueblo al desespero, sembrándole incertidumbre y ansiedad, parece que llevan un buen trecho andado, ¿alcanzarán la meta?.
Carlos Luna Arvelo