El capitán de corbeta Leamsy Salazar, un oficial más bien incógnito como suelen ser los guardaespaldas, ahora se gana privilegiados espacios en la prensa nacional e internacional que ni siquiera consiguió Frank Farmer (Kevin Costner) cuidando a Rachel Marron (Whitney Houston); y es que no hay manera de que lo suelten los medios de comunicación social, en especial esos que siempre han estado anotados en el golpe primero contra Hugo Chávez Frías y, actualmente, contra el Presidente Nicolás Maduro Moros.
El exmiembro de la Casa Militar, escolta de Chávez hasta que desapareció físicamente, y luego del presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, llegó a Washington como testigo protegido por la DEA, y tiene aceitado el ventilador contra altos dirigentes del chavismo a quienes relaciona con el tráfico de drogas.
Para sorpresa de "todo el mundo" en Venezuela, el jefe de seguridad de Chávez por casi diez años y su asistente personal, corrió a decirle a los gringos que Diosdado Cabello, José David Cabello, Tareck el Aissami, Rafael Ramírez, el ex embajador de Cuba en Caracas, Germán Sánchez Otero; y el general Hugo Carvajal, están vinculados al Cartel de Los Soles, nombre que le dan por la insignia que los generales venezolanos llevan en sus presillas de jerarquía.
Y eso graniza la sangre, la pone tipo frappe. La hiela no tanto por la gravedad de la denuncia, ya de los gringos conocemos este tipo de acciones y muchas más peores, sino porque si uno se dedica a reflexionar un poco al respecto, no puede dejar de preguntarse: ¿En manos de quién estaba la vida del Comandante Eterno? ¿Cuántas veces violarían la seguridad presidencial y nadie se enteró? ¿De que no podrían tener conocimiento los enemigos de Chávez que sabemos eran demasiados? ¿Tendría acceso al Gigante esas personas que siempre quisieron defenestrarlo, acabarlo, borrarlo de la faz de la tierra? ¿Cuánto tiempo llevaba infiltrado Leamsy Salazar? ¿Quién le calentaría las orejas? ¿Habrá otros guardaespaldas haciendo de dobles agentes? ¿Vendería mucha información a la DEA? ¿Cuánto valdría o le pagarían por un dato del máximo líder de la revolución venezolana?
Medito ahora acerca de los vasos de agua que Chávez tomaba en sus largas alocuciones, en el cafecito, la comida, el pañuelo con que se enjugaba el sudor de la cara, el jabón, la pasta dental, el perfume, la colonia, que sé yo, ¿quién supervisaba todo eso? ¡¿Leamsy Salazar?! ¡Qué va! ¿Qué no pudo haber ocurrido, amigos lectores y lectoras, con ese hombre al frente de la seguridad presidencial? Tan sólo pensarlo, da escalofrío.
Los que vieron la foto que publicó ABC, el diario de la especulación y la mentira, así como otros medios, sobre un evento donde está el capitán de corbeta detrás de Chávez, Cabello, Aristóbulo Istúriz, entre otros, mírenla de nuevo y se darán cuenta que da pavor. Se observa claramente su frialdad, el extravío de su mirada perversa. La expresión macabra de su rostro es diferente a la del resto de los asistentes. Compárenla y saquen sus propias conclusiones. No sé quién selecciona el personal de seguridad del Presidente… ese hombre produce cualquier cosa, menos confianza.
Imposible cavilar sobre esta situación y no revivir la tesis de que a Chávez le inocularon el cáncer para asesinarlo. Hipótesis que una buena mayoría de venezolanos da como un hecho, sin embargo, hay que ser responsable y decir que tal premisa aún no ha sido posible confirmar desde el punto de vista científico.