Cuántas vueltas le habría dado el Comandante Chávez a su cabeza, antes de designar a Maduro como candidato para proseguirlo a él al frente del timón de la revolución.
Estimo que dadas las circunstancias de entonces el Presidente decidió ir al grano del asunto pero seguramente soslayó dar explicaciones adicionales al respecto para no distraer la atención.
Sin embargo, él solía expresar su deseo de entregarle la banda presidencial a una mujer y a mi modo de ver esa mujer era la patriota Cilia.
Creo que el Comandante Chávez visualizó en ambos un binomio que podía conjugarse entre sí para cumplir la difícil tarea que él dejaba pero tenía que ser más que preciso y puntual, quirúrgico.
No descarto que más adelante se sepan otras aristas del asunto pero hasta el momento todo indica que el Comandante no se equivocó con Maduro y a la vez con Cilia.
Todo hombre y en especial el que tenga que asumir responsabilidades tan agobiantes como las de dirigir un Estado, necesita tener a su lado una mujer inteligente que sepa cuando darle a uno un discreto pellizco, un codazo por las costillas o un pisotón, cuando uno meta la pata; pero eso sí, debe obrar muy discretamente.
En contrario, un hombre que no tenga mujer no sirve para gobernante ya que a decir verdad todas las mujeres están cortadas por la misma tijera, es decir, que dan pellizcos, codazos y pisotones, sólo que algunas lo hacen de manera discreta mientras que otras lo hacen sin miramientos y he allí que está o no la buena pro.