"Lo que caracteriza a una educación aristocratizante o de élites es el propósito de formar con los pequeños núcleos privilegiados de la fortuna o de la raza los equipos para controlar el poder sobre una más ignorante o desasistida" (Luis Beltrán Prieto Figueroa)
Tomo prestado el título de este artículo de una columna del periódico “Ahora”, que circuló en Venezuela en la década de los ‘40 del siglo XX, diario desde el cual, el maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa escribía una columna titulada con dicho nombre.
Las circunstancias históricas en las que desarrolló Prieto su experiencia política educativa están enmarcadas en una Venezuela que culturalmente entró tardíamente al siglo XX, prácticamente con un atraso de cincuenta años. La descripción que hace Pedro Grases de esta situación es elocuente: "...en 1935 ningún instituto dedicado a la enseñanza disponía de edificación propia. El estado venezolano no se había preocupado por la dotación correspondiente a esta actividad básica. En el país sólo existían tres liceos que proporcionaban egresados para las dos únicas universidades: la Central en Caracas, con mil doscientos estudiantes y la de los Andes en Mérida, con doscientos setenta y seis inscritos". Ésta era la característica de Venezuela, un país petrolero sumido en el atraso producto de la prolongada y vergonzante dictadura del “gomezalato”, categoría usada por el historiador Federico Brito Figueroa que asumo para señalar este periodo oscuro de nuestra historia, contexto en el que desarrollaron las ideas pedagógicas y políticas del maestro Prieto.
Luis Beltrán Prieto Figueroa fue un maestro venezolano nacido en el territorio insular, específicamente en Margarita, la isla más grande de nuestro país que pertenece al estado de Nueva Esparta. Este brillante maestro se destacó no sólo en el terreno de las ideas pedagógicas, sino también en la convulsionada lucha política venezolana que se libró durante casi todo el siglo XX.
En el año 1940 Prieto escribió junto a Luis Padrino la obra La Escuela Nueva en Venezuela, en la que desarrolló la idea de una escuela que formara a los estudiantes para la libertad, basada en la concepción de un ideario colectivista. Prieto sostenía en esta obra que la escuela debía preparar a los ciudadanos para el autogobierno y para vivir en colectividad. Manifestaba sabiamente el maestro Prieto que: "…no hay vida plena sino dentro de la comunidad a la cual se vinculan nuestros intereses y nuestras aspiraciones" (M. Rodríguez).
Una de las preocupaciones constantes de Luis Beltrán Prieto Figueroa fue el problema de la educación, y el papel que debería jugar ésta en la superación del atraso económico, político y social que experimentaba el país en el siglo XX.
Uno de los aportes fundamentales de los tantos realizados por el maestro Prieto Figueroa al proceso educativo venezolano, fue la incorporación de la educación como un derecho inalienable de todos los venezolanos, por lo que luchó con vehemencia para dejarlo establecido en la Constitución de 1947.
Su tesis acerca del Estado Docente fue tomada del ideal bolivariano y robinsoniano sobre la educación, contenido en el Poder Moral planteado por su Excelencia El Libertador Simón Bolívar en el Congreso de Angostura. Fue rescatado en los años ‘40 y discutido en la constituyente del año 1947 y aprobado por la legislación de ese tiempo.
En esta propuesta bolivariana sobre el poder moral, se encuentra contenida la tesis del Estado Docente. Luis Beltrán Prieto Figueroa afirmó que la primicia de lo que posteriormente se conocería como el Estado Docente, se expone en la propuesta de Angostura del poder moral: "...en la Cámara de Educación de Bolívar, consagró una educación obligatoria y a cargo del Estado y bajo su control y orientación, la formación del ciudadano no era sólo un deber del Estado sino un derecho de la sociedad. En esta concepción está presente el germen del Estado Docente", idea que incorporó Prieto Figueroa a la Constitución de 1947 en su artículo número 53, en la que "…acogen garantías sociales que ninguna otra constitución del continente". Estos elementos fueron rescatados y ejecutados por la Revolución Bolivariana y la nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela aprobada mediante referéndum consultivo en el año 1999, para que dejara de ser "letra muerta" como generalmente eran los textos constitucionales, aprobados en los tiempos de la vieja Cuarta República.