Ayer estaba haciendo mi habitual cola de las 7 de la mañana, esta vez para comprar café, cuando veo que Antulio (mi vecino escuálido), se me acerca y me pregunta ¿Por qué tu nunca le respondes al Negro Chua? Yo me quede un poco como en el limbo, mirando hacia el infinito concentrado con los ojos entrecerrados y pensando la pregunta de mi vecino escuálido por unos cuantos segundos, hasta que le respondí ¿Quién coño es el Negro Chua?  

Antulio es uno de esos escuálidos que todos los días lee Aporrea para envenenarse desde bien temprano en la mañana y comenzar a responderle a los camaradas que hayan escrito los artículos más vehementes y comprometidos con la revolución.

¿Es que acaso tu no lees aporrea? el Negro Chua es un carajo que habla todo el tiempo de sí mismo, se refiere a él en tercera persona y siempre se jacta del compromiso que tiene con el pueblo, a veces lo hace con tanto ahínco que hasta le creo, me respondió Antulio. En ese momento le increpe con la ya tristemente célebre frase ¿y qué quieres tu que yo haga?  -Coño que le respondas algo porque ese señor debe estar tan solo, no ves que se escribe a sí mismo, se pregunta y se responde, se confunde y se aclara en el mismo párrafo y no es una vez, ya van varias veces- me dijo Antulio. Bueno déjame salir de esta cola y veo a ver si le puedo responder algo le dije para calmarlo un poco.

Al salir de esa cola ya eran casi las 11 am me dispuse a leer algunos artículos del Negro Chua, la verdad que me resulto un poco ególatra de su parte que escriba refiriéndose a el mismo en tercera persona particularmente al Goyo Mena no le gusta eso, pero es cuestión de gustos.

En la tarde, bajo un sol que derretía el asfalto, mientras hacíamos la cola para comprar azúcar le dije a Antulio, ya el Goyo Mena leyó algunos artículos del Negro Chua y sigue sin entender que quieres que le responda, en tal caso si tú crees que hay que responderle algo hazlo tú. Antulio se había llevado a la cola a su hijo que acababa de cumplir 18 años y estaba ansioso por “usar” el capta huella para “sacar” su respectiva ración de insumos regulados, en este caso de azúcar. El Goyo Mena no se puede dar esos lujos de llevar un familiar para comprar “de a dos” porque los familiares del Goyo están trabajando y no tienen tiempo para hacer 3 y 4 horas de cola todos los días.

Una vez adentro del Abasto Bicentenario, Antulio y su hijo Chabelo tomaron los productos que les correspondían y se dirigieron a la caja para pagar, estábamos todos muy apurados porque se había corrido la voz que había llegado leche en el mini mercado del barrio y esa cola siempre es de las más largas. Antulio le dice a Chabelo que saque su cédula para comenzar a “usarla” como un augurio de que Chabelo estará haciendo colas durante muchos años, su hijo saca el valioso documento y se lo entrega a la cajera, esta le dice -pon el dedo índice derecho en el capta huella- Chabelo hace caso a la indicación de la señorita y en seguida esta la dice -no, ud no puede comprar, ya hoy compró. Antulio se exaltó -¿cómo que ya compro? si acabamos de llegar, en la mañana no vinimos, estábamos en el otro supermercado comprando café es imposible-  la cajera le dijo que era un problema bastante recurrente hay una especie de roba huellas que han nacido a la sombra de la escases y ya se ha venido presentando este problema varias veces -yo no puedo hacer nada, hable con la supervisora- termino diciendo,  Antulio hablo con la supervisora y no hubo forma ni manera de que Chabelo pudiera “usar” su cédula por primera vez, “para la próxima será” sentencio terminantemente la supervisora, Antulio miro al Goyo Mena como pidiéndole una explicación de por qué el Goyo aun apoya a la revolución y el Goyo Mena volvió a repetirle ¿y qué quieres tu que yo haga?

jgmena2000@gmail.com

Por la ignorancia nos han dominado más que por la fuerza.

Simón Bolívar.