"Hay que reiterarlo: Barack Obama es el Presidente de EE UU y no el jefe de la oposición de Venezuela. De ahí que las medidas tomadas por su gobierno (…) no están guiadas por una eventual correlación política de fuerzas en el espectro venezolano. El gesto de enemistad, al declarar a Venezuela una amenaza para los EE UU, tampoco". Este planteamiento político de Fernando Mires es cónsono con las ideas liberales que despiertan suspicacia, puesto que si Obama no es el jefe de la oposición venezolana cómo es que toma medidas político administrativas sancionatorias contra funcionarios públicos que compete solo al gobierno venezolano y sus instituciones públicas en un contexto preelectoral que pretende influir --mediante el uso deliberado de instrumentos de psicosis política (políticas de miedo, del chantaje, de amenaza militar)—con su gesto cuasi-diplomático en el contexto histórico de una correlación política de fuerzas que pueda inclinar el voto en un pre escenario electoral.
Discernir los intereses políticos de Obama de acuerdo con Mires podemos decir que su espíritu de confrontación responde a la llamada sociedad (…) formada por personas que padecen de horrorosos miedos a morir. Por lo mismo, todo análisis político debe tratar con seres imprevisibles, paranoicos, histéricos, adictos, deseantes, megalómanos, sicóticos o simplemente neuróticos. Esa es, nos guste o no, "la madera carcomida" —expresión de Kant— sobre la cual han de carpinterear quienes intentan explicar las conductas ciudadanas". ¿Cuáles son los miedos de Obama, cuáles son sus paranoias, megalomanía o sencillamente el carácter psicótico?. La primera de todas es que el imperio tiene miedo a morir como sociedad que se resiste al desmoronamiento de la superioridad en una sociedad de histeria guerrerista, de reducción de su espacio de dominio imperial megalómano y en definitiva un llamada sociedad carcomida en sus ciudadanos adictos a la drogas.
Además, Obama tiene miedo a la revolución, al ejemplo del socialismo está marcado por la propaganda anticomunista, así que su conducta es previsible como político, que lo alimenta, de acuerdo con Mires "En términos psicoanalíticos, la materia de toda infraestructura humana está formada por ocultas pasiones. ¿Bajas pasiones? Exactamente. Pero no porque sean bajas sino porque están "abajo", aguardando el momento de aparecer en la superficie, disfrazadas de lógicos intereses y sublimes ideales. (Los derechos humanos, los derechos políticos, la nota es mía). En ese sentido, todas las pasiones políticas de Obama son "bajas". ¿Cuáles son esas bajas pasiones? El interés privado, la defensa de la propiedad privada por encima del interés social, las ideas racistas de dominación, (la superioridad racial) que estimulan al individuo pensado de acuerdo con las neuróticas "teorías liberales construidas sobre la base de supuestos individuos autónomos en condiciones de discernir claramente sobre sus intereses políticos", (imperialistas).
Esos interés políticos (bajas pasiones, la nota es mía) son propios de una sociedad (capitalista, la nota es mía) (…) constituida por seres racionales en condición de establecer relaciones comunicativas las que deberán conducir —nadie sabe cómo— a la articulación discursiva de un orden democrático". Esos seres autodenominados racionales padecen megalomanías, paranoias, por lo que se inclinan a tomar decisiones extraterritoriales, sus intereses políticos los lleva como dijo A. O. Hirschman, quien en su libro The Passions and the Interests pudo percibir como los intereses económicos racionales son, en muchos casos, simples pasiones revestidas (sublimadas, en lenguaje freudiano). Por lo mismo, aún convertidas en intereses, las pasiones no desaparecen. Suele suceder más bien lo contrario: los intereses racionales se convierten según Hirschman, en súbditos del imperio de las pasiones", claro está conforman las bajas pasiones de esclavizar los pueblos.
Asi; se nos ayudamos con Mires, para explicar las patologías políticas de las pasiones del imperialismo d elos EE.UU, de quienes se atreven amenazar al mundo, (megalomaníacos), quienes racionalizan sus pasiones en intereses (egoísmo, propiedad privada subliminadas), por eso indica Mires que "la política es un espacio proyectivo, no tanto de intereses, sino de pasiones mal disimuladas", y lo que proyecta el imperio de los EE.UU en su política son sus necesidades e intereses disimuladas en la política, apoderarse del petróleo, tal es la posición de Obama frente al gobierno de Maduro.
Este planteamiento liberal (…) de las teorías políticas han sido hechas para seres humanos "normales", es decir, para un "homo politicus" ideal" donde "La nueva estrategia apunta –lo ha reiterado Obama en diversos discursos– a la sustitución de las relaciones de dominación militar por relaciones de hegemonía política. Eso quiere decir que Obama, sin renunciar al uso de la fuerza, intenta restaurar el valor de la política en el espacio internacional". No hay duda de que Obama es súbdito de la pasiones imperiales, en la que trata de disimular la dominación militar (caso Cubano) por la hegemonía política (caso venezolano), tratando de recuperar el espacio de dominación en Latinoamérica disimulando mal sus pasiones colonialistas.
El homo politcus ideal (burgués) de Obama, pretende "El nuevo rol de EE UU precisa, sin embargo, de un estatuto simbólico. Por eso mismo Obama debe defender la nueva imagen que busca dar a su nación. Visto así, Obama no puede permitir que un mandatario, cualquiera que sea, insulte a su gobierno todos los días, menos aún si preside un país del que EE UU es su más seguro socio comercial; un país, además, con el que no tiene ningún problema económico, político o militar. ¿Ha llegado el momento de mostrar a Maduro que incluso la paciencia diplomática tiene límites? Así parece". Aquí; se esconde de nuevo el mensaje, Obama trata de limpiar su imagen de imperio, su lenguaje agresivo, busca una nueva imagen sin renunciar a su hegemonía política, apelando no a la diplomacia sino a un lenguaje "disfrazadado de lógicos intereses y sublimes ideales", (la defensa de los derechos humanos y la democracia, la nota es mía) como bien explica Mires, "En términos psicoanalíticos, la materia de toda infraestructura humana está formada por ocultas pasiones" en "su voluntad de acercamiento amistoso a los países latinoamericanos", (Cuba). Así; "la infraestructura humana" del imperio, (la burocracia imperialista) está formada por ocultas pasiones, el interés de dominar el mundo, así lo ha demostrado la experiencia histórica de la dominación militar y ahora de su hegemonía oculta en sus discursos político.
(…) Ahí reside el trasfondo patológico de muchas representaciones políticas (de Fernando Mires, la nota es mía) Por ese motivo algunos analistas de la política sostenemos que, aunque parezca paradoja, el análisis de lo político no se agota en lo político. Hay que recurrir a otras fuentes. Entre ellas, a las psicoanalíticas". Sencillamente es así, los deseos de hacer política por medio de la guerra, de torcer la voluntad a las naciones demuestran que las medidas adoptadas por Obama responden a una sociedad formada "por personas que padecen de horrorosos miedos…", además racionaliza, sublimizan y justifican la mentira tales con las ideas: "Visto así, Obama no puede permitir que un mandatario, cualquiera que sea, insulte a su gobierno todos los días,….", "…mostrar a Maduro que incluso la paciencia diplomática tiene límites…" "…Obama, sin renunciar al uso de la fuerza, intenta restaurar el valor de la política…", "Obama, a diferencias de Bush, es probablemente uno de los presidentes norteamericanos que ha ganado más legitimidad en la arena internacional", entre otras ideas "racionalizadas" en defensa del imperio, en fin este caballero amerita un psicoanálisis político de sus ideales liberales que justifica.
Sigamos analizando las ideas patológicas políticas de Mires, sucede que siendo súbdito de las pasiones del imperio, "el uso de la fuerza", considera que "Probablemente el gobierno de Obama anhela que las relaciones entre Venezuela y los EE UU sean las más normales posibles. Con mayor razón en tiempos marcados por conflictos al lado de los cuales el que existe (si es que existe) con Venezuela es solo una migaja. Que esa normalidad también conviene en la práctica al gobierno Maduro, pero no a su falso discurso "antiimperialista", es un factor con el cual seguramente contaba la administración norteamericana". Nos dice Mires que la confrontaciones de Venezuela-EE.UU. donde amenaza Obama a Venezuela es simple "migaja" política, niega el conflicto de las relaciones entre los dos país, oculta la realidad, ve el conflicto como normalidad, y en todo caso conveniente, esa normalidad conflictiva conveniente, las migajas conflictivas, subestimando la amenaza, minusvalorando al conflicto pero sobrestimando el discurso antimperialista como "falso", ¿de qué manera entonces restaura la política los EE.UU?. En verdad Mires la racionalidad de Mires políticamente se pierde, lo envuelve la neurosis del imperio.
En el caso del conflicto Venezuela-EE.UU, considera que "la política es una zona de conflicto. Allí los unos se enfrentan con los otros a través del uso de la palabra escrita u oral. En cierto modo, más que en los consultorios, (ojala fuera así, pero el desplazamiento de tropas en Colombia, Perú, en el Caribe lo desdice) la palabra debatida puede cumplir en la política una función liberadora, pero siempre y cuando ésta no se convierta en un medio de agresión. Esa es la razón por la cual tanto las prácticas políticas como las clínicas requieren de cierta supervisión. Dicha función suele estar encargada en la política a la gobernancia. La tarea principal de una gobernancia, por lo tanto, no es incentivar, tampoco anular o disminuir el conflicto, pero sí, supervisarlo". ¿Quién supervisa a los EE.UU para que sus palabras discursivas no se conviertan agresión militar contra Venezuela si fuera el caso, quien supervisa su gobernanza?
Desestima Mires el conflicto, apela al debate político, pero considera falsa la agresión de los EE.UU., entonces como Obama pretende restaurar la política cuando pretende reprimir otras sociedades (sanciones) por lo que no podemos definir como política liberadora, la política de Obama, sino como medio de agresión, de manera que la patología no es simplemente un fenómeno individual sino también un fenómeno colectivo, encarnado en un sistema político que reprime el derecho a la voluntad independiente de las naciones como así lo prueban Mires: "Habría que ser muy ingenuo, por ejemplo, para no darse cuenta de que la política de Obama frente a Caracas tiene que ver con Moscú mucho más de lo que a primera vista parece. Frente a Rusia hay ya una Guerra Fría no declarada por la OTAN. Pese a eso, Obama no busca aliados en América Latina. Lo que sí quiere, y desde su óptica tiene toda la razón, es no tener más enemigos". De aquí podemos desprender que Obama sostiene frente a Caracas "una guerra fría no declarada" (con el apoyo tácito de la OTAN), sería ingenuo negarlo, por tanto el decreto de Obama es un gesto enemistoso, el brazo militar de la oposición venezolana.
Mires se confiesa evidentemente, el animal político racional de Obama no es tal, el individuo normal no es quien se dice ser Obama, éste no busca aliados (amigos) en América Latina, sino minimizar los enemigos que se ha ganado con su política de fuerza, de agresión, su imagen de democracia retórica, discursiva, su democracia solo es simbólica, no es real, declara un nueva espiral armamentista con "la nueva guerra fría", la nueva manera de hacer política, no busca anular el conflicto, por el contrario incentivarlo, restaurar el valor imperial de la política, la hegemonía imperialista, por lo que se concluye con Mires que "No es errado pensar entonces que la declaración de enemistad al gobierno de Maduro es un punto encuadrado en un marco estratégico destinado a configurar la futura política de los EE UU con respecto a toda América Latina", esa política es la del chantaje, la de torcer el brazo, bien la expresa Mires: "A través de ella Obama intenta dejar claro que los EE UU están dispuesto a colaborar con todos los gobiernos de la región, cualquiera sea su orientación ideológica, siempre y cuando estos no lleven a cabo acciones de hostilidad en su contra". Cuáles son esas acciones que crean hostilidad o amenaza a los intereses vitales de los EE.UU., declaración de independencia, política de soberanías, democracia participativa como expresión del poder popular, autonomía política, autodeterminación económica, y sobre todo políticas anti hegemónica, antimperialistas, antirepresivo, contraria a la agresión imperial. Con esto concluimos, la normalidad de Mires contradice a un Mires patológico en sus representaciones políticas ideales, la paradoja que crea es que "el análisis de su discurso político no se agota en lo político, requiere de un análisis psicoanalítico", sobre todo cuando declara que "El gesto de enemistad, al declarar a Venezuela una amenaza para los EE UU, tampoco" lo agota, Mires requiere un psiquiatra para analizar las migajas de su discurso político súbdito del imperio.
Fuente:
1.- Fernando Mires, Patologías de la política; Prodavinci, 23 de marzo, 2015
2.- Fernando Mires , ¿Del Dakazo al Obamazo?, Prodavinci, 30 de marzo, 2015