La guerra civil que busca la Iglesia

La orden que le han dado a los regentes de la Iglesia católica, en víspera
de las elecciones de diciembre es: ladrar, confundir, crear caos y morder
(despedazar). Uno puede ver los signos de estas órdenes en el encartado
“Iglesia. Urbi y Orbe” (guarnecido por dos propagandas del Banco
Occidental de Descuento) que cada quince días aparece en “El Nacional”.
Los trabajos del domingo 26 de marzo son declaradamente politiqueros y con
una acción plenamente fascista contra el gobierno de Chávez. El primero de
estos artículos lo presenta el obispo Baltazar Porras con el título de
“DIOS !fuera de la escuela!”; otro es de Luis Ugalde con el nombre de
“¿Esterilización laicista de la educación?”; después informaciones que
hablan de “Gran oferta de alimentos con aumento de desnutrición en niños”,
“Desnutrición implacable en Venezuela”, y en contraposición a esta
“horrible realidad” se coloca a la Iglesia en un trabajo social “fabuloso”
a favor de los pobres con el título de “Comedores Madre Teresa de Calcuta
le resuelven la papa a 30 mil personas. El desamparado tiene quien lo
ayude”.

La guerra civil española la inició la Iglesia cuando el gobierno de Manuel
Azaña trató de reducir su gran monopolio en diversas actividades
económicas, sobre todo en el aspecto que tenía que ver con la educación.
Cuando la República acabó con la instrucción religiosa obligatoria y
anunció que sería laica, la Iglesia cual la SIP, puso el grito en el cielo
y declaró la guerra frontal al gobierno, diciéndole al mundo que en España
se estaba atacando sin piedad la libertad religiosa. Entonces el cardenal
Pedro Segura (arzobispo de Toledo) en campaña criminalmente bélica y
terrorista (exactamente como hoy está en el Manual de la CIA), apeló a las
mujeres de España para que organizaran una cruzada de oraciones y
sacrificios para defender a la Iglesia de los ataques contra sus derechos.
De ahí provino el gran incendio y esa tragedia horrorosa que aún enluta y
estremece a España y a Europa toda. Esos valores cargados de odio y de
retinto desprecio por las leyes es en parte lo que se inocula en los
centros educativos católicos más recalcitrantes: Es de ellos de donde
salen esos viles apátridas que hoy están formando un frente de la Derecha
más oscura en Venezuela: Oswaldo Álvarez Paz, Rafael Alfonzo Rocío
Guijarro, de Cedice-Libertad; los tecnócratas que dirigieron el paro
petrolero, los de Alianza Popular; el Comando Nacional de la Resistencia
de Oscar Pérez; el grupo del cardenal Rosalio Castillo Lara con su
Patricia Poleo; Marcel Granier; el Bloque Democrático; Alejandro Peña
Esclusa y Partido Laboral Venezolano; Aníbal Romero, Emeterio Gómez,
Rafael Poleo, Rafael Arráiz Lucca, Armando Durán…

Esta cúpula eclesiástica dirigida por los golpistas de Baltazar Porras y
Luis Ugalde, tiene sus raíces, insisto, en la negra y púrpura (sangrienta)
Falange española. Ya se ve por dónde van los tiros: doblegar al gobierno
para que coloque a los colegios católicos como los máximos e intocables
centros del saber nacional. Todos sabemos los inmensos y pavorosos
negocios especulativos que tienen estos colegios, además de los gruesos
subsidios que reciben del Estado. Sin duda que quieren seguir dominando al
Estado como lo venían haciendo desde hace dos siglos en Venezuela.
Quieren que se instale un Barraganato en Miraflores como los que
regentaban Blanca Ibáñez y Cecilia Matos, para entonces en nombre de los
sagrados mandamientos de Cristo, chantajear a las meretrices de los
presidentes, y para luego “salvarlas de sus grandísimos pecados” sacarles
enormes sumas de dinero. Por supuesto que el neoliberal Luis Ugalde se
niega rotundamente a que la Iglesia sea una institución como cualquier
otra en una sociedad libre y pluralista. Decía Gambetta que la Iglesia
católica era la única que se arroga el privilegio de estar situada por
encima de la ley, que la viola sin ningún remordimiento, dando al mundo el
espectáculo doloroso de un Estado tutelado y con su consentimiento. Por
eso los de la CEV se lanzó ciega y soberbia a tratar de derrocar a Chávez
y pretender hasta nombrar a su sucesor.

La Iglesia se llena la boca diciendo que el gobierno adoctrina a los
jóvenes con sus proyectos revolucionarios, cuando lo que hace es rescatar
los valores soberanos y fundamentales de la patria de Bolívar. Y la
Iglesia impone sus propios programas y contenidos catequísticos a unos
profesores que en ocasiones paga el propio Estado con los enormes
subsidios que les entrega. Victor Hugo llegó a catalogar a la
Iglesia-Institución como el partido clerical que "Impide a la ciencia y al
genio ir más allá del misal y quiere enclaustrar el pensamiento en el
dogma. Todos los pasos que ha hecho la inteligencia de Europa los ha hecho
a su pesar. Su historia está escrita en el reverso de la historia del
progreso humano. Se ha opuesto a todo... ¿Queréis ser los maestros de la
enseñanza? No hay un poeta, un escritor, un filósofo, un pensador que
acepten. Y todo lo que ha sido escrito, descubierto, soñado, deducido,
ilusionado, enajenado, inventado por los genios, el tesoro de la
civilización, la herencia común de las inteligencias lo rechazan...". Esta
es la gran verdad.


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

 jsantroz@gmail.com      @jsantroz

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