Marcel Granier unas “Gotas de Dignidad, para que tenga bolas y sepa que la naturaleza le puso una tripa frontal que lo hace masculino, un líquido que le destruya la Cédula de Identidad venezolana, un espejo para que se vea el rostro y llore al ver en él el reflejo de un VENDE PATRIA, de un energúmeno, de un gusano que se arrastra a los pies de una potencia extranjera para pedir invasiones a la tierra que lo vio nacer y que por lo tanto, como es natural, los gringos destrozarían sin importarles niños, ancianas, mujeres y adolescentes. Y no es que yo la tenga cogida con este mini hombre, simplemente que la venezolanidad me arropa con su manto. Porque yo nací aquí y este casi millón de metros cuadrados lo voy a defender aunque algunos me griten las peores ofensas, hasta la muerte, ¡carajo! Marcel Granier no es la noche que me hace perder los pasos en la oscuridad.
Es un tipejo, al cual todos los hijos de Bolívar debemos censurar por Judas. Marcel no tiene un talento inmenso, pero posee un océano de maldad, de mala fe, de odio, de frustración, de enanismo, de antipatriotismo. No podemos tener al enemigo dentro de la casa y permanecer sin mover un ápice para la defensa. Marcel es un ser que se quedó atrapado en el tiempo. Todavía se recuerda la vez que ante una cantidad de personas, en un lujoso restaurante del este, almorzando con Lusinchi y la amante de éste, Blanca Ibáñez, se puso de pie y en una muestra de sumisión sin parangón, de jalabolismo en su octava potencia, dijo casi llorando de la emoción sumisa; “Presidente, ¿qué tal si le mando hacer miles de estampita con su rostro para que el pueblo lo recuerde siempre” Lusinchi y su amante se quedaron tiesos. Más tarde, al llegar a Palacio, según mi fuente, le dijo a unos de sus asesores: “Coño, nunca había sentido tal estado de sumisión en una persona”. Ahora pregúntense venezolanos: ¿Es este personaje creíble, ejemplar, honesto consigo mismo? Molesta en cantidad su acción.
Pero me gusta a la vez, porque así siempre tendré a un gran protagonista de la debilidad, para escribir de la blandenguería, de la falta de hombría (no machismo) de un carajo al que su padre, tal vez cuando nació, grito: “¡Un varón, un varón!, pero que sin duda se equivocó de bola bola, porque un VARON no se entrega, no envidia, no se deja manejar, y aunque tenga que sobrevivir y buscar el dinero, no es capaz de traicionar a la patria que le dio todo, que le dio su sol, su brisa, su mar, su campo, su amplia geografía. A este traidor, GOLPISTA, el pueblo en su mayoría, no el pueblo sádico que goza con sus idioteces, debe censurar y obviar per secula y una muestra de ello ES ELIMINAR DE SUS OJOS A RATACETV. Esta es la libertad de expresión que tú dices censurada, Marcel, porque es en libertad cuando el pueblo debe defenderse y no en dictadura, como tú anhelabas cuando diste el golpe de Estado de la mano con Carmona Estanga y un grupo de micro seres.
Esta es la libertad de expresión que necesita el pueblo, para que todos sepan donde están y que hacen los pedigüeños, los miserables, los cipayos, los vende patria como tú. Olvídate que esto de estar nombrándote te servirá de propaganda, iluso de cartón. Eres un enemigo de mi tierra y más allá de lo que podamos tener los seres humanos que en este lugar habitamos, por diferencias políticas, esta VENEZUELA no merece que tú, pedazo de energúmeno y el combo que te rodea, la Papo, Ibéyise, Miguel E Otero, Federico Ravell, Gustavo Cisneros, la Bicha Ñaña, Globorencor, los escuálidos de plaza Altamira, les estén pidiendo al imperio gringo que nos someta al bombardeo y la muerte