No sé exactamente por dónde empezar, pero hace tiempo que estoy pensando en esto. No lo he pensado en detalle, pero posiblemente los lectores pudiesen extrapolar esta idea y encontrar cómo aplicarla a nuestra sociedad venezolana de manera eficaz y eficiente para que todos vivamos felices parrandeando y en paz, disfrutando de las playas y la naturaleza, sin amargura, sin rencor, sin xenofobia, racismo, paranoia o rabia.
La idea surge de tres observaciones.
LOS SAUDITAS
Viví durante alrededor de 6 años en Arabia Saudita, un país que me gustó muchísimo, con todas sus idiosincrasias y costumbres religiosas y culturales milenarias.
Cuando uno llegaba a Arabia Saudita, el chiste amoroso era, “Bienvenido a Arabia Saudita, por favor retroceda su reloj 500 años,” ya que muchas de las costumbres de la sociedad Saudita se basaban en las costumbres Beduinas de esa época. Esencialmente, casi el 100% de la población originaria de Arabia Saudita, incluso las familias reales, eran en aquel tiempo cuando yo estuve allí, Beduinos, a los cuales le tengo muchísima admiración y respeto.
Son generalmente personas muy honorables y valientes.
De todas maneras, de manera general se pudiera decir que hasta el comienzo de los años 1960 la gran mayoría de los Beduinos en toda la península de Arabia todavía vivía en carpas y/o en ciudades de carpas. Eran esencialmente Indígenas nómadas, sin educación formal, y sobrevivían como siempre lo habían hecho con la leche de camello, queso y yogurt de cabra y ovejas, y ropa hecha de su lana.
Las mujeres, típicamente con su cuerpo completamente cubiehttps://aporrea.org/publicalo/metearticulo7.php?id=206217rto excepto por las manos y los pies, y su cara cubierta, caminaban detrás de los hombres para ser protegidas de cualquier peligro que se encuentre en el desierto, y los hombres desde una joven edad, caminando adelante, orgullosamente armados con su cuchillo típico, el jambia, o sables, o rifles sencillos.
Cuando yo viví allí los conceptos europeos del trabajo, el tiempo, la hora, el dinero, etc., todavía no eran aceptados por la gran mayoría de los Sauditas, es decir, preferían vivir así como siempre lo habían hecho, sin apuro, sin tener ningún jefe que les diga qué y cómo hacerlo, disfrutando de la naturaleza y las playas, libres de los conceptos ajenos de la relación empleado/empleador, la producción, la eficiencia occidental, etc.
Eso me gustaba mucho, y nosotros los extranjeros que pudimos adaptarnos a esa cultura milenaria siempre nos burlábamos de los extranjeros recién arribados y apostábamos sobre cuánto tiempo iban a durar antes de volverse locos o salir huyendo desesperadamente del país. Yo diría que de 10 extranjeros, solamente uno se adaptaba, y se enamoraba del país.
Yo me enamoré de los Sauditas.
Les cuento esto porque cuando los europeos y los gringos descubrieron el petróleo en Arabia, los líderes de la sociedad Beduina Saudita (la familia Saud entre otras) decidieron con sus tribus de básicamente seguir viviendo como siempre lo habían hecho, es decir, no se iban a transformar en ingleses o gringos, y que con el dinero del petróleo iban a abastecer la población de los bienes que quisieran, y que el trabajo de exploración, producción, fabricación, agricultura, etc., iba a hacerse por extranjeros, entre ellos ingleses, alemanes, estadounidenses, belgas, franceses, y canadienses para los trabajos de ingeniería, electricidad, agricultura, pesca, y otras técnicas especializadas, y por filipinos, indios, y bengalís para los trabajos de construcción, albañilería, carpintería, seguridad, limpieza, etc.
También decidieron ahorrar dinero, invirtiéndolo en bancos y empresas financieras extranjeras, propiedades e inmuebles a través del mundo, hoteles, etc., para generar más dinero para sus tribus. En el año 1990 si bien me recuerdo el gobierno Saudita daba a cada Saudita 20,000 $ por año como regalía del petróleo, pero lo interesante era que la mayoría de las familias Sauditas consistían de un gran número de familiares, normalmente los padres, de 10 a 15 niños, abuelos, tías, primos, y una decena de nietos o sobrinos. Una familia podía fácilmente ser formada de 20 personas, entonces imagínense, 20 X 20,000$ = 400,000$ anual, o casi medio millón de dólares cada año!
Así vivían, como ricos, sin trabajar, y creo que por lo menos la mitad de la población en aquel tiempo seguía viviendo en sus carpas, disfrutando de la libertad y la naturaleza, sin jefe, pero además de tener como siempre camellos, chivos, y ovejas, también tenían carros 4x4 nuevecitos. Veíamos las carpas con los camellos y los carros desde los aviones que volábamos.
Ver: Fotos
LOS CREE (pronunciado Cri)
Trabajé durante casi 4 años con la banda Indígena Cree de James Bay East (Eeyou Istchee), en el norte de Canadá, en la región de los osos polares, el caribú, los salmones del árctico, y el permafrost (suelo siempre congelado), donde a causa del frio extremo, hasta 50 bajo cero, los arboles casi no crecen. La banda consistía de 9 tribus, con un total en aquel tiempo de alrededor de 12,000 personas en 9 pueblos que compartían idiomas e intereses parecidos y familiares en común, todo sobre un territorio de alrededor de 450,000 km2, o equivalente a alrededor de la mitad del territorio de Venezuela (920,000 km2).
Ver: Territorio
Me enamoré de los Cree.
Los Cree son muy parecidos a los Sauditas, son muy valientes y honorables, y por las mismas razones que los Sauditas, no se entienden bien con el hombre blanco. No creen en su sistema de trabajo, no creen en sus métodos de producción, o la relación jefe/empleado, o el sistema de tiempo, etc.
A los Cree les gusta la naturaleza y la libertad, les gusta vivir como siempre han vivido, sin tiempo, con sus costumbres y creencias milenarias.
Cuando el hombre blanco descubrió en los años 1970 que el territorio Cree tenía un enorme potencial para generar electricidad (el más grande proyecto del mundo en aquel tiempo), los Cree se organizaron para hacer algo parecido a lo que hicieron los Sauditas. Crearon un banco del pueblo llamado The Cree Compensation Board para dividir las regalías a las tribus, y bajo eso crearon una empresa financiera madre llamada CREECO para supervisar 4 empresas pertenecientes a los Cree, pero operadas por los blancos.
Es decir, los Cree no iban a cambiar su modo de vida, libres y sin jefes, sin trabajo forzado, para transformarse en hombres blancos avaros y codiciosos, explotadores, amantes del dinero y de la superficialidad. La gran mayoría siguió viviendo como antes, con sus perros y trineos, pero ahora con motos de nieve también.
Ver: Fotos
RESOLVER PROBLEMAS
A partir de una muy joven edad fui reconocido por tener una cierta capacidad para resolver problemas.
En general podía resolver casi cualquier tipo de problema que no tuviera algo que ver directamente con el comportamiento del ser humano, pero a lo largo, también fui capaz, pero no al 100% de resolver ese tipo de problema. Fui contratado por profesores, investigadores, y por grandes y pequeñas empresas durante muchos años para hacer este tipo de trabajo.
La cosa más importante que aprendí en cuanto a resolver problemas es:
Lo más importante no es la solución, sino de resolver cómo resolver el problema. Cuando se encuentra la manera de resolver el problema, encontrar la solución se convierte simplemente un ejercicio mecánico que lleva sin ninguna duda a la resolución.
Por ejemplo --- y esto pudiera parecer simplista pero así ocurren las cosas --- si uno quiere arreglar una tubería de agua rota, uno llama a un plomero, no a un electricista, ¿verdad? La respuesta no es tan sencilla. Si la tubería de agua tiene su origen en una bomba de agua eléctrica, el problema pudiera ser la bomba, o la electricidad, y no la tubería como tal, es decir, sin pensar más allá de lo inmediato, uno llama al plomero, quien arregla la tubería, cobra una fortuna, pero la tubería se rompe otra vez después de unos pocos días.
Da rabia, ¿verdad?
Entonces, antes de decidir cómo resolver el problema, hay que tratar de determinar cuál es el problema, y enseguida, al saber cuál es o cual pudiera ser el problema, es mucho más fácil decidir cómo resolver el problema. Se pudiera llamar al plomero, o al electricista, o a los dos, o se pudiera llamar a un electricista que instala bombas eléctricas, o tal vez llamar a su tío quien tuvo el mismo problema, y así no pagar la mano de obra.
El problema se resuelve casi automáticamente cuando se sabe cuál es el problema, y cómo se puede resolver el problema. Es más, normalmente este tipo de pensar lleva la ventaja que también cuesta menos dinero resolver el problema.
El problema es que a menudo no tomamos el tiempo necesario para hacer este proceso, estamos demasiados apurados para resolver el problema en vez de resolver cómo resolverlo. Se demora un poco más de tiempo, pero al final normalmente el resultado es satisfactorio.
De la misma manera, a veces creo que estamos demasiados apurados para resolver el problema de Venezuela, sin tomar el tiempo necesario.
EL PROBLEMA DE VENEZUELA
Entonces, si de alguna manera se pudiera utilizar una combinación de las tres observaciones arriba, los Sauditas, los Cree, y la resolución de problemas, y aplicar esto directamente al problema de Venezuela, creo que se pudiera, entre todos, entre muchas mentes, llegar a resolver el problema Venezuela.
¿Pero cuál es el problema de Venezuela?
Creo que la mayoría de la gente diría 1) la economía, o 2) este gobierno, o 3) el modelo socialista.
Pero tal vez que ni uno ni el otro sea el verdadero problema de Venezuela.
Así como en el ejemplo de la tubería de agua y la bomba y la electricidad, las tres cosas parecen ser dependientes, y no separadas.
Por ejemplo, en el caso de la tubería, la bomba y el agua, la verdadera resolución del problema pudiera ser (después de hacer la reparación) de poner en marcha un programa de mantenimiento y financiamiento mensual que evitará por siempre que falle la tubería, la bomba, o la electricidad, así asegurando el buen funcionamiento del sistema entero.
Bueno, el caso del problema de Venezuela pudiera ser muy parecido.
Hemos visto cómo los Sauditas y los Cree encontraron la manera de resolver el problema de manera muy eficaz, pero creo que pudieron hacerlo porque la gran mayoría de las personas dentro de sus sociedades pensaban igual, actuaban igual, creían en las mismas cosas, y tienen las mismas costumbres, en otras palabras, eran pueblos unidos en el momento que las decisiones fueron tomadas.
El caso Venezuela es muy diferente, pero parecido también.
La diferencia es que existe dentro de la sociedad venezolana dos bandas (o tribus) muy diferentes, dos bandas que piensan, actúan, y creen en cosas completamente diferentes, opositores y chavistas, y eso hace muy difícil encontrar cómo resolver el problema, no importe cuál sea el problema.
Pero, también existen algunas corrientes, o costumbres, o deseos y visiones en común entre las dos bandas, algo como costumbres milenarias (o centenarias).
La gran mayoría de las personas de las dos tribus les gusta las cosas fáciles, el dinero fácil, las cosas (el consumismo), los productos importados de marca, el buen vivir, las fiestas y parrandas, las piñatas, los días feriados, las ferias regionales y de los Santos, las celebraciones de cumpleaños y de los 15 años, las playas, la naturaleza, las parrillas, y la cerveza bien fría.
También les gusta trabajar lo mínimo, no contar el tiempo, no sacrificarse a menos que sea absolutamente necesario, les gusta comer mucho cuando pueden, echar broma lo más posible, y viajar luciéndose de ricachón cuando puedan.
Si uno analiza esto en más detalle, es muy probable que el venezolano y la venezolana somos en general muchísimo más parecidos a los Sauditas y a los Cree que pudiéramos creer, es decir, de verdad en el fin fondo del asunto queremos lucirnos a los gringos y queremos tener lo que ellos tienen, como los 4x4 y las motos de nieve, pero no queremos ser como ellos, no queremos trabajar como ellos, ni actuar como ellos.
No queremos creer en lo que ellos creen, por ejemplo en las guerras y la subyugación de los más débiles. No queremos ser crueles, ni prepotentes, ni descorazonados, o inhumanos, o racistas.
Preferimos quedarnos viviendo como siempre lo hemos hecho, sin apuro, parrandeando al máximo, gozando de la vida y de la naturaleza, de las playas, de la comida, sin tener a nadie que nos diga qué o como hacerlo, o cuando. De verdad queremos ser libres, sin yugo. Queremos que las cosas sean como siempre, fácil.
¿No será así el asunto?
Yo me enamoré de Venezuela como me enamoré de Arabia Saudita y de Eeyou Istchee.
¿No será entonces este el verdadero problema de Venezuela?
oscarheck111@yahoo.com