Cómo reconocer al “burócrata” que sí trabaja. La burocracia ahora es, más bien, una calocracia

Hemos encomillado la voz burocracia porque ya no puede identificar a los actuales gobernantes de alto rango.

 

  Dejamos a un lado al personal de Justicia, desde sus honorables magistrados hasta los no menos honorables jueces de municipio, cuya eficiencia  debe medirse en relación a las nuevas, numerosas  y belicosas exigencias que la patria nos impone durante este delicado proceso de transición hacia un mundo mejor para todos, luego de zanjar todo ese perverso y contaminante legado que dejó la 4ta. República.

 

Pareciera que los daños y vicios que sembraron los altos burócratas de esa IV república, y que popularizaron hacia casi toda la ciudadanía nacional,  hubieran sido deliberadamente inoculados  como para que nadie pudiera sucederlos en el tiempo, o por lo menos, vérselas feas, como está ocurriendo: Sólo decimos “pareciera”, ojo con eso.

 

 Hasta la llegada del Presidente Chávez, los trenes ministeriales adecos y copeyanos, con salpicaduras de izquierdistas light, nos mostraron unos “caballeros” enflucezados, encorbataditos, bien maquilladitos, siempre con frescos cutis como acabaditos de levantarse. Fueron literalmente auténticos burócratas, o personal de oficina.

 

Hoy observamos que todos los ministros del actual Gabinete, sus gobernadores y otros funcionarios de elevado rango gubernamental  nos exhiben su  cutis cansado, abrillantado, sudoroso y con una vestimenta aseada, muy aseada, pero muy modesta también.

 

 Es el vestido, son los rostros, de quienes están trabajando incansablemente de día y de noche, más en las calles  que en sus casas, más en las calles que en sus empolvados escritorios, porque han comprendido y digerido que la patria que han jurado  respetar y hacer respetar tiene continuas e ilimitadas exigencias, que requieren un trabajo a tiempo completo y una dedicación casi exclusiva.    

 

Para “andar bien vestido”, como se pavoneaba la “alta” burocracia de la 4ta. República, como dandis, había que disponer de un ballet rosado, para cuando  necesitaban llegar a tiempo a la oficina, luego de los consuetudinarios trasnoches entre “palo y palo”.

 

De resultas. tenemos que reconfigurar el término burocracia porque ya ese no puede referirse a los gobernantes de la actual V República. Sugerimos: calocracia, de calo, calle, y cratos poder, en mala traducción popular.

17/04/2015 10:11:07 a.m.


[1] De buró, escritorio, y de cratos, poder, en traducción  etimológica popular.



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Manuel C. Martínez


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