El reto que el gobierno evade

Por Toby Valderrama y Antonio Aponte

El Socialismo agoniza y con él se extingue la esperanza de la vida en el planeta. La especie humana, tal como lo alertó Fidel, está en peligro de desaparecer.

Hace milenios erramos el camino. Quizá el pecado original de la humanidad fue la propiedad nosocial de los medios de producción, cuando el hombre dejó de ser hermano del hombre y se convirtió en lobo de sus hermanos. Quizá el pecado original de la humanidad fue someter la espiritualidad a los intereses de lo material, cortarle las alas del vuelo alto y convertirlo en un ser "con los pies y el corazón en la tierra", viendo al suelo, siempre al servicio de los monstruos que surgieron de las entrañas del egoísmo. Quizá el pecado original fue asesinar la poesía, convertirla en una vieja inútil, inofensiva para lo indómito. Lo que haya sido nos trajo aquí a la orillas de la extinción. Es necesario corregir el rumbo o perecer.

Miles de años han pasado desde que el hombre erró el camino, poco tiempo si consideramos la edad de las estrellas o de los mares; en poco tiempo el hombre destruye lo que costó milenios formarse: tala un bosque por conseguir un poco de billetes que le darán el poder de comprar lo que también surgió de destruir naturaleza… nada importa, sólo consumir y acumular.

Ahora las señales son claras, el fuego que viene del fondo de la tierra y los mares que se agitan y caen del cielo indican el fin de la peste humana. La vida desaparece cada día y el hombre inventó que es bueno vivir aislado de la vida, sin insectos, sin animales, sin vegetales que se extinguen, y que sólo quedan en las fotografías y en los nombres sarcásticos de los pueblos, edificios y urbanizaciones: El Bosque, Apamate, El Tigre, La Cigarra.

La esperanza es el Socialismo, volver a cuando el hombre era, verdaderamente, un ser social, cuando vivía cada uno aportando según su capacidad y cada uno recibiendo según su necesidad; a los días cuando la propiedad era social y el hombre realizaba su individualidad en armonía con la necesidad social, no en contra de ella.

La humanidad ha fallado en la construcción del Socialismo, los intentos heroicos han terminado, con pocas excepciones, en fracaso. La agonía del Socialismo parece haber comenzado en sus mismos orígenes, de su mismo seno ha brotado el monstruo que las consume. La restauración de la fraternidad ha sucumbido frente al egoísmo milenario, la hermandad no ha sido eficiente en la política, no ha podido derrotar al egoísmo, se la ha tragado la crueldad.

El humanismo perece frente al interés material, son pocos los hombres en el poder que no claudican a los intereses personales, a las apetencias que surgen desde los acantilados del individualismo, del egoísmo. La marca de Caín ha sido el signo de la política. El hombre ha fallado en desprenderse de la peste del egoísmo.

Algunos dirán que el egoísmo es condición natural del humano, que éste es egoísta por naturaleza; esos nos condenan, quizá sin percibirlo, a la extinción. Son pesimistas, olvidan que el humano puede construir su futuro. El Socialismo es posible, hay esperanzas tanto como hay peligros.

Chávez entendió su papel histórico y lo gritó en las cumbres que asistió, su verbo sembró esperanza en la humanidad que oyó ideas que venían desde las orillas del mar de galilea, desde los campos de batalla de Carabobo, de las noches solitarias de Jamaica y de Cartagena.

Chávez, el último de los majaderos de la historia, no está derrotado: su vida no puede terminar en manos de la entrega, debe haber alguien, un heredero que retome, guíe, el camino de la culminación de la obra que él dejó por hacer. La última página de la historia de Chávez no puede ser esto, todo no puede terminar en manos de la restauración. En el nombre de Chávez, debemos construir el Socialismo, salvar a la humanidad, no podemos conformarnos con menos.

La Revolución chavista es el último intento por revertir el camino hacia la extinción de la vida. Ese es su reto, debe ser su meta, no podemos conformarnos con un gobierno socialdemócrata, con la patraña de estimular un "capitalismo honesto", nuestra consigna debe ser hoy más que nunca Socialismo o Barbarie, Socialismo o extinción, Patria Socialista o Muerte, que es luchar por la vida.

elaradoyelmar.blogspot.com



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Toby Valderrama


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