Revirtamos los hábitos de consumo inducidos ante la arremetida criminal de comerciantes debidamente permisados por las Alcaldías [1]

Que en su mayoría son de la izquierda, curiosamente[2

Curiosamente, ante la desenfrenada ola de especulación comercial y fabril, con registros de industria y comercio municipales, ese paquete de belicosidad económica, las Alcaldías se lo han endilgado al Poder Central.

Seguimos viendo y coprotagonizando los viajes vespertinos y primonocturnales que los pobres de cada parroquia realizan a la bodeguita de la esquina, misma que opera a puertas cerradas porque en paralelo, a la intemperie con polvo en verano, y agua y barro en invierno, sus clientes le sirven de escudos protectores contra algún cliente resentido por su especulación.

Esos mismos pobres no pudieron ahorrar como recuerdo histórico para sus nietos y biznietos ni siquiera Bs. 0,05 (una chivita = "1 centavo" de bolívar, moneda de níquel así mal llamada sin que a nadie el importara la corrección de esa impropiedad monetaria).

Los pobres, quienes siguen siendo la mayoría de nuestra población, unos menos pobres que otros, siempre compraron al detalleo, al punto, por ejemplo, de hacer un mercadito vespertino con 1 centavo gomero[3].

Bien, ante la arremetida comercial de la numerosa población especuladora, permisada oficialmente por las Alcaldías del país-alcaldías de la derecha, en minoría numérica, y las Alcandías del gobierno, en mayoría abrumadora, al pueblo pareciera quedarle como opción salvadora cambiar súbitamente sus malos hábitos de ese consumismo propio de quienes hoy llamamos escuálidos, pantalleros por excelencia, ante su despilfarro como consumidores. Decimos que se trata de un mal hábito escuálido porque los más humildes y pobres de Venezuela los ha acompañado su insolvencia atávica, apenas empezada recientemente a superar.

Esta es la opción: En vez de comprar por litros, hagámoslo por ¼l, menos por galones ni cuñetes; en lugar de kilogramos, decagramos o hectogramos; el lugar de sacos, una o 2 unidades menores; en fin, que en vez de decir "Ta barato, dame dos o tres", digamos: Está muy caro, dame 100 g, dame un cuartico, dame un cambur, dame 50 gs, de queso, 1/2 torta de cazabe, dame un sobrecito de café para el amanezco, o sea, compremos a base de minipedidos por esos bajos montos, con lo cual estaremos forzosamente reduciéndoles a los especuladores su número anual de rotaciones de su capital.

¡Ahora que empezamos a dejar de ser pobres, apretémonos el cinturón si queremos seguir dejando de serlo!

26/06/2015 03:27:02 p.m.


[1] Hablamos de especuladores permisados por las Alcaldías de la "derecha que son minoría, y por las de la izquierda que son abrumadoramente mayoritarias.

[2] A los comerciantes pequeños, medianos y grandotes los licencian o autorizan los Alcaldes y Alcaldesas del gobierno, pero su vigilancia la han endilgado al gobierno central.

[3] De los tiempos del Presidente nacional Juan Vicente Gómez, pionero en materia de entreguismo petrolero. Con 1 centavo se podía comprar ¼ de café, otro de papelón, otro de caramelitos y recibir de vuelta el cuarto restante. Los cuartos, por cierto, eran de mayor diámetro que el centavo del cual eran submúltiplos.



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Manuel C. Martínez


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