Hasta hoy desde que el Comandante Chávez insurgió, tuvimos 19 elecciones de las cuales apenas una no ganamos y, oh casualidad que en esa ocasión el jefe de campaña, escogido por "consenso", fue Ismael García.
"Comando Ayacucho", así denominamos entonces ese frente, ese equipo, y había que dar apertura a factores que rondaban el chavismo pero que poco antes se manifestaron guabinosos -por no decir una sonora grosería- ante la autodenominada "meritocracia".
El golpe petrolero de finales de 2002 y principio de 2003 nos había puesto contra las cuerdas, es mi apreciación, y Luis MIquilena tenía minados todos los espacios, lo que abona que Ismael García acceda al alto cargo, Comando Ayacucho, entre otras pifias no deliberadas pero que cometimos.
En verdad Ismael García no fue sino un trebejo al que Miquilena movió con tino sutil y no hay dudas de que metimos la pata, especialmente desde la Asamblea Nacional, que no supo leer la realidad de ese momento, pero ya, después de clavo pasao no valga santa lucía.
El traidor hace donde va lo que hizo donde estaba y por eso al señor García no lo quieren ni envuelto en papel de regalo.
El pueblo dice con sabiduría que el que no sirve para nada puede tener el valor de haber servido para algo, pero, en el caso que ocupa, ¿qué?
¡Sí tá barato dame do, el tal y, de ñapa, siquiera a Isea!