Juicio al capitalismo y al socialismo tradicional: La democracia formal

Continuamos con el juicio tanto al capitalismo como al socialismo tradicional y con la intención de generar las bases para la discusión de un nuevo proyecto social que nos separe del cruel capitalismo y de ese socialismo tradicional con las contradicciones que ya estamos viendo. Ahora examinamos el segundo elemento planteado por Dieterich en su "Socialismo del siglo XXI" referente a la democracia formal.

Creo necesario, para no confundir a los lectores de cada artículo por separado, precisar qué es lo que denomino Socialismo Tradicional, dejando en el lector el juicio de si ésta es la corriente dominante dentro del pensamiento socialista. El socialismo tradicional se apoya en los siguientes principios:

  1. "El socialismo es el control por parte de la sociedad, organizada con todas sus partes integrantes, tanto de los medios de producción y comunicación como de las diferentes fuerzas de trabajo aplicadas en las mismas. El socialismo implica, por tanto, una planificación y una organización colectiva consciente de la vida social y económica." (Wiki)

  2. Desaparición progresiva de la propiedad privada de los medios de producción.

  3. Eliminación progresiva del mercado

  4. Criterio de que la clase hegemónica debe ser la proletaria

  5. Criterio de que la lucha de clases representa el gran motor de la historia.

  6. Criterio de que el proletariado debe tener consciencia de clase y de su papel en la historia.

  7. Criterio de que la hegemonía proletaria finalizará con el comunismo, siendo ésta la máxima utopía de modelo social.

 

Para empezar la discusión lanzo esta firme sentencia, existirá democracia cuando el pueblo sea el verdadero protagonista de la sociedad y que se constituya en el auténtico soberano, en el agente social determinante del devenir social. Desde esa perspectiva podemos afirmar que no ha existido en la historia un país que pueda denominarse democrático. Siempre hemos estado bajo el dominio hegemónico de los dueños de medios de producción (sociedad esclavista, feudal o capitalista) o bajo el dominio del Estado (totalitarismo, "dictadura del proletariado").

En las llamadas sociedades democráticas de las llamadas repúblicas se ha establecido la democracia formal o representativa que se basa en los siguientes principios:

  1. La soberanía reside en el pueblo.

  2. Como supuestamente "el pueblo no puede ejercer directamente dicha soberanía", la delega mediante elecciones libres en sus representantes ejecutivos y parlamentarios.

  3. Todos los poderes del Estado se derivan del poder soberano y por lo tanto son legítimos.

La realidad es que esos representantes del pueblo no son más que usurpadores de su soberanía. Más que usurpadores son traidores y ejecutores de un engaño permanente. Ellos cotidianamente se venden a los intereses de quienes mejor le pueden pagar y sucumben al dominio de la burguesía. La democracia formal es en mayor o menor medida fuente de corrupción y por lo tanto es un atentado moral contra la sociedad. Podemos pensar que la relación de dominación que se establece en esta sociedad es del tipo (Burguesía >> Estado >> Pueblo), donde el símbolo >> denota "domina a". Es bueno precisar que en este análisis se interpreta que la sociedad tiene tres componentes fundamentales: el pueblo (llamado por muchos sociedad civil), el Estado, y el sector económico que en el caso particular del capitalismo se denomina burguesía.

En el capitalismo, la democracia formal adquiere un carácter liberal y presenta las siguientes propiedades:

  • Una constitución, un Estado de derecho.

  • División de poderes.

  • El derecho a votar y ser votado.

  • Protección del derecho de propiedad privada.

  • Existencia de varios partidos políticos.

  • Libertad de expresión.

  • Libertad de prensa.

  • Libertad de asociación.

  • Vigencia de los derechos humanos.

Esta resaltado en negrita la propiedad que se considera fundamental de la democracia formal liberal. Es bien discutible el precisar en qué medida cada uno de estos aspectos se cumplen en cada contexto. Lo importante es destacar que con este paquete de criterios se vende la idea del modelo de democracia formal liberal. Sin embargo la misma no deja de ser una impostura que parte del principio de que no es posible que el pueblo ejerza de modo verdadero su poder, su soberanía. Muchos de los principios dentro de ese modelo están orientados a establecer un ambiente de conformidad en la población y a darle un marco de legalidad para la propiedad privada y el uso de la misma como instrumento de dominación y abuso. Sin embargo, quiero ser enfático en algo: prefiero cualquier forma de democracia a cualquier forma de dictadura.

Ahora bien, existe otra forma de capitalismo que se aparta un poco de ese modelo liberal y que, por no encontrar mejor traducción lo denominaremos "crapitalismo". El término original en inglés hace un juego de palabras entre la palabra "crony" que quiere decir compinche y "capitalism". No obstante más parece combinar la palabra "crap" que quiere decir mierda. Hablaremos aquí entonces de crapitalismo como capitalismo de compinches o capitalismo de mierda y que se caracteriza por:

  1. El Estado interviene en la economía estableciendo privilegios con algún subgrupo del sector económico (compinches).

  2. Esto impide que haya la mejor competencia y hace que surjan formas particulares de monopolios y oligopolios.

  3. Al pueblo se le despoja de recursos para la atención de las necesidades sociales.

  4. Hay un sector económico parásito de los recursos del pueblo.

  5. Hay un Estado muy poderoso y traidor.

Como puede apreciarse, las características político-económicas de Venezuela lo asocian mucho más al modelo crapitalista. Me refiero con esto no sólo a la llamada cuarta república, sino a todo el periodo histórico que se inicia con el gobierno de Gómez y llega hasta el presente. Con el proceso bolivariano han ocurrido muchas cosas, entre ellas un cambio de compinches, pero no la superación del modelo crapitalista. Podemos afirmar que en la sociedad capitalista las relaciones de dominación son del tipo (Estado >>Burguesía >> Pueblo) o (Burguesía Vs. Estado >> Pueblo). Lo cierto es que el pueblo sigue teniendo el rol de soberano pendejo.

En contraste al capitalismo o crapitalismo tenemos el proyecto social socialista que se propone superar el Estado formal. Para ello, una estrategia que se planteó fue el establecimiento de la "dictadura del proletariado". Ésta, como ya sabemos, representó otra forma de dictadura contra el proletariado donde resultó que una fracción del pueblo era dictadora (la vanguardia que asumió el control del Estado) la cual tenía como visión reprimir la ideología pequeño burguesa existente en cada quien. A partir de su práctica surgió el capitalismo de Estado, con más aberraciones que el capitalismo burgués y se estableció una clara dominación del tipo (Estado >> Economía >> Pueblo). El criterio que sustentaba el establecimiento de esta "dictadura del proletariado" era el de la necesidad de subvertir las hegemonías y hacer que la clase proletaria tuviese la hegemonía en la sociedad. Pero, ¿por qué hay que establecer clases hegemónicas? El argumento que históricamente se dio es que se hace imposible que la burguesía ceda voluntariamente su poder hegemónico, pero ¿y el proletariado sí lo haría?

La hegemonía proletaria representa un elemento esencial de la propuesta socialista tradicional. Sin embargo, hay que resaltar que esa hegemonía no es un fin sino un medio (errado en mi criterio) para alcanzar la anhelada sociedad sin injusticias sociales. Es más, esa hegemonía es un mito; es imposible que la clase proletaria asuma la condición hegemónica de la sociedad porque se pervierte en el poder al asumir la conducción del Estado y por las resistencias que se generan en el resto de clases sociales injustamente oprimidas. En esta subversión de hegemonía de clases, donde los oprimidos pasan a ser opresores y viceversa, la clase media seguirá siendo la del medio, antes oprimida y ahora también. Es como que esta clase media no fuese tan pueblo como el proletariado o como que la condición de pertenencia al pueblo se pudiese colocar en una escala según la clase social. No, todos somos igualmente pueblo, todos. En este contexto hay que darse cuenta de que la lucha de clases existe pero estorba. La verdadera hegemonía que hay que establecer es la del pueblo en su totalidad, no la de una clase dentro del mismo.

Dejando en el pasado a la dictadura del proletariado, se han planteado alternativas a la democracia formal o representativa. Así tenemos las versiones participativa, protagónica y total. La democracia total, la verdadera, supone que el pueblo toma directamente las decisiones y ejerza, como ya se dijo, su soberanía como agente social determinante del devenir social. La democracia participativa nos habla del establecimiento de mecanismos para que el pueblo pueda "influir" de mejor manera en la toma de decisiones. Dentro de estos instrumentos destaca el llamado "parlamentarismo de calle" que no es más que la consulta al pueblo de temas de debate. Estas consultas suelen ser un simple teatro en el cual no hay forma de saber en qué medida el pueblo realmente fue escuchado y en qué medida haya influido verdaderamente en las decisiones.

Por otro lado está la democracia protagónica. Esta es definitivamente una propuesta interesante que se planteó en el proceso revolucionario venezolano y que tuvo como componente estelar al llamado "Estado comunal". Sin embargo, no ha sido posible su implementación efectiva debido no sólo a los altos niveles de ineficiencia, burocratismo y corrupción que existen entre las instituciones del estado supuestamente dirigidas a implementarlo, sino al hecho de que la transferencia de poder es un mito. El Estado formal no cederá su poder así no más. La única posibilidad de alcanzar el Estado comunal y, más aún, la democracia total es por la vía de la imposición del pueblo. Tal como lo expresó Maquiavelo, el poder no se transfiere, "se arrebata".

Finalizamos esta sección haciéndonos esta pregunta: ¿Es la Democracia total posible? La respuesta es sí, pero el detalle lo tendremos en próximos artículos.



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Felipe Pachano Azuaje

Profesor de la Universidad de los Andes

 pachano@gmail.com

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