Desde que en Venezuela el voto femenino se hizo una realidad en 1945, gracias a la lucha emprendida por mujeres de la talla de Carmen Clemente Travieso, Ana Senior, Argelia Laya y Olga Luzardo, entre otras, las venezolanas no han cejado en la pelea por reivindicar sus derechos ciudadanos, sociales y humanos.
En la Constitución de 1947, Venezuela estableció el sufragio femenino; había sido aprobado el 5 de mayo 1945 por ley, pero no constitucionalmente. Fue en 1947 cuando, por primera vez, la mujer venezolana ejerce el voto con todas las garantías.
Hoy, cuando de manera cotidiana las venezolanas hacemos uso de nuestro derecho de participación política y electoral, hay quienes desconocen toda la batalla que esto ha representado históricamente; no sólo en Venezuela sino en el resto del mundo.
El primer país en aprobar el sufragio para la mujer fue Nueva Zelanda en 1893. Transcurrieron 52 años de ese hecho para que en Venezuela lográramos ese derecho; no obstante, cuando estudiamos otros países de la región, observamos que también se confrontó un duro combate para lograr la participación plena y sin restricciones en los procesos electorales. No sólo el derecho al voto (sufragio activo), sino el de ser postulada (sufragio pasivo).
Hace dos días asistimos a un interesante y nutrido Foro denominado "Participación histórica de la mujer en los procesos electorales", cuya ponente central fue la rectora del Consejo Nacional Electoral Tania D’Amelio. El evento, organizado por la Presidenta del Consejo Legislativo Bolivariano del estado Carabobo, Diputada Flor María García, fue una hermosa oportunidad para recordar en vuelo rasante esa historia.
En este Foro tuvimos la ocasión de recrear no sólo la conquista del voto femenino, sino también cómo ha sido la incorporación de la mujer en posiciones claves del país y en cómo, a pesar de representar el 51,01% en el Registro Electoral, aún no logramos una participación efectiva en los cargos de elección.
Partimos de 1989, cuando por primera vez se eligen gobernadores y alcaldes. Fíjense que uso lo masculino y es que la ley del 14 de abril de 1989 se denominaba "Ley sobre Elección y Remoción de Gobernadores de Estado". En ese año se postulan 3 candidatas a gobernadora (3,20% del total) no resultando electa ninguna. En 1992, se presentan 7 (5,50% del total) tampoco se adjudicó ningún cargo. En 1995 se presentan 5 (2,30% del total) y en esa ocasión tampoco hubo suerte.
Las cosas cambian en 1999 cuando se postulan 16 mujeres (13.91% del total) y resulta electa con el 70% de los votos y el apoyo del Movimiento V República y el Polo Patriótico una gobernadora: Irene Sáez Conde, más conocida por haber sido reina de belleza que por su gestión política, la cual por cierto no cumplió, porque a los meses de haber sido electa abandona el cargo de Gobernadora del estado Nueva Esparta.
En el 2000 se postularon 15 mujeres (7,80% del total) resultando electas 2 gobernadoras: Antonia Muñoz y Yelitza Santaella. En el 2004 se postulan 12 (7,80% del total) resultando re-electas Muñoz y Santaella. En el 2008 se presentan a la contienda 25 mujeres (14.30% del total) resultando ganadoras 2: Stella Lugo y Lizeta Hernández. Finalmente, en 2012, se postulan 17 candidatas a gobernadora, resultando electas 4: Stella Lugo y Lizeta Hernández (re-electas) y Yelitza Santaella (quien ya había sido gobernadora por otro estado del país) y Erika Farías. Estas 4 últimas adjudicaciones representan sólo el 16,70% del total nacional.
Como se puede observar aún es mucho el camino que nos falta por recorrer. Este 6 de diciembre tendremos una excelente oportunidad para mejorar estos porcentajes, no por capricho femenino sino porque estoy convencida de lo que, en palabras de Hugo Chávez, es una verdad: "El día que las mujeres compartan con igual peso que los hombres la conducción de nuestros pueblos, el mundo empezará a enderezarse".