Si alguien motivado por una inspiración otea hacia el firmamento en una noche despejada,distinguirá miríadas de estrella coruscando en nuestra enorme esfera celeste, similar a hermosos cocuyos titilantes. Entre los miles y miles de astros sobresale una estrella visible a simple vista y algo brillante, es la llamada estrella Polar. Dicho, lucero muy próximo al eje de rotación, se halla en el camino que va corriendo hacia el polo, de allí su nombre. La estrella Polar nos indica el norte y está situada a menos de un grado del norte verdadero y según los astrónomos, se ubica en la cola de la constelación de la Osa Menor.
No he podido averiguar si los osos polares derivan su clase (oso) por localizarse en el Ártico y si toman su nombre de la constelación donde la estrella polar señala el norte, es decir en la Osa Menor. Lo de Polar, no cabe duda, procede de los casquetes o de la gran masa de hielo que cubre inmensidades de terrenos helados en la zona boreal, es decir del Polo Norte. Este constituye el hábitat natural de estos blancos, hermosos y colosales carnívoros, vale decir: los osos polares.
Por anterior colijo que Polar es el nombre que representa a una estrella que brilla con luz propia y el oso polar, es el símbolo de la blancura de la nieve polar perenne exenta de agentes nocivos. Penosamente, el efecto invernadero consecuencia del calentamiento global y causante del derretimiento de los glaciales, está poniendo en peligro la existencia de estos fastuosos animales, además de la acumulación de sustancias contaminantes en el hielo.
Existe una empresa venezolana que se adueñó de un nombre y de un emblema: Polar para identificar una marca y para representarla utiliza el logotipo de un oso, el cual presumo que es el habitante de la zona Ártica. Revisando la historia de esta empresa deduzco que este distintivo cervecero no encarna ni el brillo del astro de la constelación de la Osa Menor ni tampoco la blancura en los negocios que simboliza la albura del oso polar.
La historia de la cerveza en Venezuela está signada por la lucha inexorable entre las empresas por el control de los monopolios. En un principio (1941) fue la querella entre la cerveza Caracas, dominada por los Vollmer, quienes en su interés por monopolizar este ramo se apoderaron de la Cervecería Zulia. Sólo sobrevivió en esta pendencia la Cervecería Regional de Maracaibo.
La primera actividad comercial de la familia Mendoza (la de la Polar) fue el negocio de los jabones de panela, en un principio el jabón "La Torre" y el jabón "Las llaves", hasta que la Procter and Gamble de EEUU y la Unilever de Inglaterra produjeron un cambio en el uso de detergentes con la aparición del jabón en polvo. Esto sucedió después de la Segunda Guerra Mundial. A pesar de todo el jabón "Las llaves" no sucumbió del todo y todavía este negocio se mantiene, controlado por las empresas Polar.
En un principio la cerveza constituía un artículo de ostentación, esta bebida junto con el brandy eran las favoritas de los ricachones, es decir, eran consideradas los néctares preferidos de los venezolanos de la clase pudiente. Era indispensable introducir la espumante en las clases populares, de tal manera que hasta en las bodegas y pulperías de los barrios se lograra vender el producto en el cual se estaban iniciando la fábrica de la familia Mendoza. Para implantar el vicio en la clase de menores recursos, la familia Mendoza dotó a los expendedores, principalmente en los bares, los avisos que anunciaban el producto (el logotipo del oso), además, en muchos abastos donde se expedía cerveza. Al lado del nombre del negocio brillaba el de la cerveza Polar.
Uno de los problemas de aquellos tiempos fue la refrigeración y como a la gente le gustaba la birra fría, la empresa Polar le entregó a los dueños de los bares, a los de las bodegas y a los de los negocios donde se vendía cerveza Polar un crédito para comprar un congelador, el cual sería cancelado con la venta del producto. Esta estrategia comercial tenía dos ventajas: los comercios y bares se convirtieron en propagandistas de la Polar, así mismo los Mendoza recuperaban sus créditos. De esta manera, mediante los cambios de la estructura del mercado y de una agresiva guerra comercial, la Polar, una pequeña fábrica de cerveza nacida en 1941 se convirtió en una empresa próspera. La industria del vicio estaba en su mejor momento.
Pero la industria del vicio no se conformó con la cerveza Polar, me refiero a la antigua media jarra y la polarcita. En los momentos actuales Mendoza ofrece una verdadera gama de espumantes: las antes referidas, la polar ice, la light, la solera verde, la solera azul y otras, con algo muy particular: para efectos de promocionar y posicionar en el mercado sus nuevas espumantes de mala calidad, la Polar obliga a los restaurantes, licorerías y hasta en la ventas en los barrios, que por cada caja de cerveza de mayor consumo deben comprarse tres o más cajas de la nueva marca de cerveza y de calidad inferior; por lo general, todas del mismo precio. De seguro, que el costo de producción de las marcas de menor contenido alcohólico es mucho menor. Un negocio redondo pero de dudosa escrupulosidad.
La industria del vicio no paró con la cerveza, la familia Mendoza también produce malta, con algo muy particular y peligroso para los infantes: la malta tiene el mismo nombre, la misma botella y el mismo logotipo de la cerveza Polar. Como un negocio a futuro la "malta Polar" la promocionan como una bebida para niños y jóvenes. Una manera subliminal de iniciarlos en el vicio de la cerveza.
La Polar no se conforma con inducir a los jóvenes al vicio de la cerveza, se siente orgullosa de distribuir pepsicola, sevenup, agua saborizada, bebidas energéticas, jugos pasteurizados y diversas gaseosas con alto contenido de azúcar, colorantes y sustancias químicas cancerígenas que contribuyen a la obesidad de jóvenes y adultos y de enfermedades que se exteriorizarán cuando lleguen a la edad adulta.
Pasado el tiempo, con la globalización y las estrategias del mercado con fines monopólicos, la empresa Polar además de la industria jabonera, la industria del vicio y la de las gaseosas perniciosas para la salud incursionó en la "industria de alimentos". Destaco las comillas dado que lo que vende la familia Mendoza no son alimentos sino verdaderos comistrajos. A manera de ejemplo:
La margarina mavesa por su alto contenido de grasa trans fue prohibidas en EEUU, sin embargo, la familia Mendoza la vende sin remordimiento; la mayonesa, elaborada con sustancias con alto contenido de colesterol y preservativos químico, contribuye a la obesidad y la arterioesclerosis; el migurt, un yogurt de larga duración está sometido a un proceso de radiación, con las consecuencias cancerígena que de estos procedimientos se derivan; los quesos untables son elaborados con restos de productos de incierta calidad; los productos achocolatados, al igual que la mayoría de los envueltos en sobres para elaborar bebidas refrescantes, son fabricados con abundante azúcar, con químicos, con saborizantes artificiales y colorantes que favorecen el aumento de peso de los niños y daños al organismo; el arroz lo clasifican en diferentes renglones como arroz parbolizado, arroz saborizado que no sabe ni ajo, ni a cebolla ni a pimentón sino a sabores artificiales, arroz vaporizado…con el único interés de aumentar los precios para golpear el bolsillo del consumidor, además de las sustancias químicas que eliminan los valores nutricionales del cereal…Como se lee estimado lector, los productos de la Polar distan mucho de ser alimentos.
Si a lo anterior le agregamos la asociación estratégica de la Polar con la Pepsico, empresa encargada de distribuir una cantidad de comistrajos envueltos en papel de aluminio de esplendentes decorados, como son los doritos, tostitos, cheese tris, los fritolay, pepitos, las bebidas con sabor a té…entre tantos productos nocivos, estamos en presencia de una industria depredadora. Quienes consumen tales productos, en el futuro, padecerán enfermedades, entre las cuales podemos destacar la diabetes, la tensión alta, obesidad y los derivados de estos males.
Como se ve estamos en presencia de una industria que yo no la asocio con el resplandor de la estrella Polar, dado que no brilla con luz propia, ni tampoco con la blancura del oso, sino más bien la identifico con el monopolio, con la industria del vicio, con el acaparamiento, con la especulación, con la chulería de dólares, con el golpismo, con el maltrato de sus empleados, con la mentira, con la publicidad pervertida, con la indolencia ante las consecuencias de la venta de bazofias, entre los tantos daños que esta industria le causa a Venezuela. La familia Mendoza tendrá mucho dinero, sin embargo, pesa sobre su conciencia, si es que la tienen, los graves trastornos de salud que sus empresas, meramente mercantilistas le están ocasionando a millones de venezolanos.