El libre-cambio no puede regir para el dólar petrolero ni para los metales preciosos

 El cacareado default ha pasado como inflación.

Curiosamente, las llamadas Reservas Internacionales del país sólo aluden al respaldo de los posibles compromisos internacionales, pero se ha silenciado "ruidosamente" las necesarias reservas del circulante nacional de los bolívares.

La idea es sencilla, los metales preciosos y el dólar petrolero han fungido como dinero y pueden seguir haciéndolo. Una cosa es su circulación nacional y su exportación a cambio de bienes varios, y otra, la libertad para que cualquier particular los represe según sus intereses particulares.

En el origen de los bancos centrales nacionales se halló la coexistencia de varios bancos privados autorizados para la emisión de billetes y acuñación de monedas. Con la adopción y creación del Banco Central fueron concentradas esas facultades bajo la supervisión única del Estado. Esto significa que ha sido una tremenda contradicción la tenencia de un Banco Central que cuantifique, regule y dé cuenta del circulante nacional en concordancia con las necesidades dinerarias o dinámica de la economía nacional, y su libre compra por los particulares, más allá de sus necesidades debidamente comprobables por sus gestiones comerciales.

¿Por qué se ha tomado la medida del Control de Cambio?, bueno, porque los particulares tienen la tendencia a acumular su riqueza en esos metales, en esa divisa, al margen de las necesidades circulatorias, con el perjuicio que para la economía del país ha tenido esa conducta antinacional.

Ese uso abusivo de la empresa privada sobre el dólar petrolero ha incidido en la devaluación correspondiente del bolívar, pero la empresa privada le atribuye al gobierno de turno esa pérdida de poder adquisitivo, como que si fuera el Estado el que supuestamente tiene una maquinita de hacer dinero inorgánico, cuando la realidad es que son los empresarios privados de alto y mediano giro quienes han atesorado esos dólares que ahora le faltan a la economía nacional, le faltan a las reservas del BCV para que se respete la paridad cambiaria oficial.

Imaginemos que a una empresa privada[1], que ya tenga en caja todo el monto de la nómina de su plantilla laboral de una quincena, le roben dicha nómina, ¿cómo queda la empresa?, ¿cómo cumple con sus obligaciones laborales? Normalmente, debe solicitar un crédito de emergencia ante sus bancos de confianza. Esto es precisamente lo que le ha ocurrido a nuestro país cuando las finanzas nacionales han bajado el nivel de cobertura nacional, además de los dólares que se requieran para las importaciones anuales. El Estado se ha endeudado para mantener la paridad cambiaria vigente, habida cuenta de que esa divisa marca el respaldo de todo el circulante nacional, so pena de causar incertidumbre en el poder adquisitivo de nuestra moneda con la correspondiente aparición de brotes inflacionarios.

Precisamente, la Teoría económica burguesa financiera se ha encargado de montar semejante estrategia financiera, ha vendido la idea de un librecambio que jamás ha debido regir para la divisa que nos ocupa, y asimismo ha manejado y restringido las reservas monetarias de dólares, a lo sumo, a al monto de los compromisos con el exterior en materia de comercio exterior.

El gran default que siempre ha caracterizado al Fisco nacional deprimido con las fugas de divisas ha tenido que ver con la pérdida del poder adquisitivo del bolívar y que lo venimos sufriendo con las interminables inflaciones crónicas o periódicas.

02/08/2015 07:47:20 p.m.


 

[1] Este ejemplo de robo de la nómina de una empresa privada es perfectamente asimilable a lo que actualmente hacen las personas delincuentes con los billetes de Bs.F. 100 que están exportando hacia Colombia, y con ello causan un déficit del correspondiente circulante nacional. Digamos, que, por un aparte, nos devalúan el billete con la fuga de divisa, y merman su disponibilidad al sacarlo fuera del país con fines inconfesables. Por supuesto, cada billete exportado contribuiría a atenuar la pérdida de su poder adquisitivo nacional, pero el Estado suele suplirlo, para lo cual debe aportar los dólares correspondientes a su respaldo. y su perverso efecto sigue vigente.



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Manuel C. Martínez


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