Por Toby Valderrama y Antonio Aponte
Mucho se ha escrito sobre el salto de talanquera del diputado ricardo sánchez, mucho tendríamos nosotros qué decir, por ejemplo, que aquello no fue un salto de talanquera, sino la comprobación visual de que ya no hay talanquera, se extinguió en la ambigüedad del gobierno. Podríamos estar hablando horas, pero mejor estudiemos, no al diputado ricardo sino a los asistentes al acto en el Teresa, a la cúpula política de la Revolución, no sólo del PSUV, también del Gran Polo.
Un hecho a estudiar es cómo estando allí tanto dirigente, tanto "come candela" no hubo una protesta, un grito de alguien que señalara al diputado y preguntara en voz alta qué hace ese hombrecito aquí, al lado de los revolucionarios, qué hace allí el suplente de maría corina, la misma que se retrató con bush; qué hace allí en momentos cuando el Presidente denuncia los planes del pentágono para atacar Venezuela. ¿Se retractó? ¿Cuando? ¿Cómo? ¿Quién le explicó a los dirigentes allí reunidos? ¿Cuáles son los antecedentes que apoyan la conversión?
Dejemos al diputado solo con su conciencia, y estudiemos el comportamiento de la cúpula allí reunida. Los dirigentes son, sin duda, una excelente representación de la Revolución en estos momentos electorales decisivos, ellos portan el mensaje que debe emocionar a la masa en las elecciones, rescatar el entusiasmo disminuido, presentar al electorado una alternativa a la derecha, deben insuflar la convicción de que en ellos se puede confiar, que defenderán a la Revolución en cualquier circunstancia, contra enemigos internos, y que tendrán la valentía de alertar de los errores de la Revolución.
La presencia de este diputado fue un tobo de agua fría sobre el ánimo de la masa chavista. Si una encuestadora seria pulsara la opinión, nos sorprendería el nivel de rechazo a esta decisión infeliz. Los escritos en contra son sólo una pequeña muestra.
Los candidatos deberían comenzar su campaña preguntando a sus electores la opinión sobre esa presencia, explicando las razones de ese acto. Se llevarían un susto, pero sin dudas la sinceridad amortiguaría el daño.
Ahora bien, ¿cómo explicar que nadie dijo nada, ni una mala cara, que nadie salvó la honra de la Revolución? Todos callaron, otorgaron. Mal augurio, la disciplina boba está conviertiéndose en sumisión inconsciente, la iniciativa está siendo castrada, la creatividad aplastada. La irreverencia, trocada en aprobación automática.
Es preocupante que eso pase en una Revolución, y en momentos es que es más necesaria que nunca la espiritualidad que emociona, que diferencia a los Revolucionarios del rebaño burgués.
La masa chavista se confunde con estos actos, pierde la confianza en sus dirigentes, que roncan pero no muerden. Un día nos hablan del peligro gringo, de que el pentágono nos ataca, y ese mismo día en la tarde se reúnen con shannon y dicen que las conversaciones van bien, pero en privado. Un día atacan a la burguesía y en la tarde le entregan la Faja, un día un diputado opositor es un monstruo y otro día se sienta en un acto sagrado del chavismo, la presentación de sus dirigentes.
Hace falta, hizo falta, el espíritu del 4 de febrero, cuando la honra de la Patria estuvo por encima de cualquier consideración mezquina, cuando se corrieron riesgos por respaldar sus creencias, cuando el bien común fue lo principal...