"La historia sigue los caminos quedan", eso no lo dijo ningún filósofo, eso lo expresó un sujeto que caminaba todos los caminos de Venezuela vendiendo platos, pocillos, cucharillas, tenedores y que a veces no ganaba un coño monetariamente porque fiaba y no le pagaban; fue mi padre. Era honesto y humorista, pero…era de apellido Pérez y eso hoy me da risa, porque yo no lo soy, es decir me salvé. Él nunca consideró que para ser hijo había que irlo a declarar en una jefatura. Fue el único Pérez de los aquí nombro que no cayó en el choreo.
En 1958 militares con el pueblo formaron la algarabía y derribaron a un Pérez, que igual era Jiménez. Los adultos dijeron que ese Pérez era un dictador y un echador de broma de la cuadra maldijo, porque según él, "ese dictador nos había quitado de encima esa plaga llamada AD, que luego regresó y embarró de atropellos, trampas, cuanto hay paeso y adulterio la sociedad gobernante donde antes se vivía del cacao".
Un lector del llamado Libro Sagrado adujo que el mismo Dios, maldijo a los Pérez, pues en una oportunidad anotóó en ese libro que todos "perecerán", Los Pérez en el gobierno son una calamidad. Parecen estar influenciados por la misma ansia de birlase el dinero que no les pertenece. Recordamos a un carajo cuya cabeza no la habría puesto ningún paleontólogo como muestra de una cultura superior en ningún siglo menos en un museo. Se llamó Carlos A Pérez, ¡coño otro Pérez! Pues él se la daba de cómico. Hacía mímica, ponía al hablar la boca como un yoyo y no desaprovechaba un charquito en su andar para saltarlo para que ahí mismo salieran los eternos jala bola de la comunicación a decir que "podía representarnos en las Olimpíadas en salto largo".
Este Pérez al que muchos obvian sus días como ministro del Interior, cuando torturaba personalmente a quien tenía la mala leche de ir preso a la Digepol, un día dijo cuando era presidente de Venezuela: "Voy a agarrar estos riales vea para dárselos a Cecilia para que se vaya a viajar a la Costa Ajul" y rompió otras piñatas del Erario Nacional para complacer a su Cecilia y luego le preguntaba: "Cecilia ¿cuánto tiene el pote" Y ella desde su mansión en el Marqués protegida por sesenta Disip, contestaba: "Le falta, le falta" y él seguía agarrando lo que no era suyo para complacer a su pícara molinera y un día, un maravilloso día, fue despojado de la presidencia por CHORO y conminado a vivir en el ostracismo.
Hoy leemos que en Guatemala el pueblo, presionando como es, marchando, gritando, arrechándose, se plantó frente a los diputados de esa nación y les exigió que le quitaran "la capa que protegía a Otto Pérez", para que fuera juzgado como un ciudadano cualquiera. Este Pérez tiene un historial bastante cretino, pero el pueblo, el noble pueblo a veces en su inocencia vota por cretinos y lo hizo Presidente de esa nación. Al igual que a los otros Pérez Presidente sus socios del robo le tenían un seudónimo: "Número uno". A los Pérez, que fueron presidente de Venezuela a los que me refiero en la columna, los apodaban: "El cochinito" y el Gocho"
Francamente a los Pérez honestos les debe dar escozor que estos sujetos se caguen tan vilmente en el apellido que orgullosamente lució Pérez Galdós Escritor canario, Pérez Prado maravilloso músico de origen cubano inventor del mambo, Pérez Bonalde, poeta, escritor venezolano, Pérez de Cuellar, pacifista argentino de la convivencia y Pérez Realidad, mi padre, quien una vez llorando dirigiéndose a mi expresó: "Hijo quisiera ser sordomudo" y al requerirle por qué; contestó: "Para no escuchar lo que dice el hombre ignorante, para no repetir lo que expresa el hombre intelectual".